Novia de mi amante
Cuando me despedí de él tenía como veinte llamadas de mi novio italiano. Pensé en quitar la SIM y meter el móvil dentro de la licuadora, pero preferí contestarle ante su cansina actitud. Había venido a visitarme así, de repente, a modo de sorpresa. Supongo que olvidé decirle que no me gustan las sorpresas, pero las cosas cambiaron cuando le vi con un ramo de rosas plantado en mi portal, muy cursi, lo sé, pero su persistencia le funcionó.Parecíamos dos tortolitos el día de su despedida. Los dos llorando desconsoladamente, besándonos como si no hubiera mañana y prometiéndonos la luna y las estrellas. Mientras tanto Caín seguía picando piedra y, ante la ausencia de mi pareja, solíamos hacer planes juntos.Ante la ausencia de mi pareja, solíamos hacer planes juntos. Íbamos al cine cada sábado por la tarde, salíamos entre semana a tomar algo e incluso me quedaba noches a dormir en su casa. Entonces me di cuenta que mi amante era mi verdadero novio
Despedida
Me arrastraron hacia una habitación donde pasó lo que, obviamente, tenía que pasar. No me arrepiento de lo que hice
Reincidente
Colocada hasta las cejas envié un Whatsapp a mi novio para que no sufriera. "Me quedo a dormir en casa de María, que vive muy cerca del trabajo y así me puedo quedar hasta más tarde". Aquello me resultó bastante insólito… quién creería, viviendo a diez minutos andando del curro, no pudiera caminar cinco minutos más para dormir cómodamente en mi colchón.De aquel hombre nunca más se supo. Mis excursiones en casa de María se volvieron más que habituales. Primero eran entre semana y más tarde incluso fines de semana enteros. Mi novio era muy confiado. Creo que aunque me hubiese visto con otro no hubiese sospechado nada. Además yo nunca salía con el mismo chico, me gustaba repetir una vez y otra el ritual del cortejo, sentirme deseada y buscar algo de riesgo para aliñar mi aburrida vida.En una de estas comidas informales donde puedes traer a los respectivos lo descubrió todo. Se le ocurrió preguntarle a María por nuestras escapadas nocturnas y nuestras anécdotas que inventaba al llegar a casa al día siguiente.María no era ni mucho menos mi mejor amiga, había coincidido un par de días con ella de fiesta, era bastante maja, pero sabía que no iba a mentir por mí y le dijo que no sabía de qué estaba hablando. Al día siguiente el que había vivido conmigo durante más de cinco años cogió sus cosas y se fue a vivir con sus padres. Creo que tuvo tal trauma que aún sigue viviendo con ellos.Nunca salía con el mismo chico, me gustaba repetir una vez y otra el ritual del cortejo, sentirme deseada y buscar algo de riesgo para aliñar mi aburrida vida
Mi novia fue nuestro verdugo
El sexo con Esther era brutal. Quedábamos con ella muy a menudo y la relación en la cama cada vez se hizo más desigual. De pronto me encontré quedando con ella a escondidas de Sara y la fui conociendo poco a poco. La situación se volvió bastante insostenible. Sara sospechaba algo. Mis jornadas laborales se volvieron extremadamente largas y Esther nunca podía quedar.Al llegar a casa tenía remordimientos. No podía vivir con aquel secreto. Un día decidí explicarle la verdad. Aquella noche me quedó claro que al día siguiente tendría que buscarme otro piso.Llamé a Esther mil veces para decirle que se lo había contado, que podríamos tener por fin una relación sin escondernos pero Esther me plantó. No estaba interesada en tener ningún tipo de contacto conmigo fuera del sexo esporádico. Me quedé sin novia, sin amante y sin lugar a donde ir de un día para otro.Me dijo que le gustaría experimentar con alguien más en la cama y si yo quería que ese alguien fuera otra mujer ella estaría encantada
Un clavo saca otro clavo
Todo me daba igual. Quería hibernar eternamente y no salir nunca más de mi madriguera. Evité aquella boda como pude y me fui de retiro espiritual a Indonesia. Suena muy típico ante este tipo de situaciones, pero eso es lo que me pasó. Cogí una mochila, mis cuatro abalorios y me fui a la aventura.Allí conocí a Michael, un surfero madurito que seguía viviendo como si tuviese viente años. Sí, también es súper típico, lo sé. Decía ser "habitante del mar".Al principio pensé que los porros le habían perforado el cerebro, pero luego reconocí que era el tipo de tío que te gustaría encontrar al otro lado de tu cama pasados los setenta. Me cautivó, pero yo técnicamente no había cortado con mi novio. Manteníamos el contacto cada día. Él me suplicaba que le perdonara y yo no tenía claro absolutamente nada. Mientras tanto con Michael follé de la manera más salvaje que pude. Fue mi terapia personal para evadirme de todo y volver a empezar.Llegué a casa y con mi llegada borré de mi memoria todo lo que había pasado en Indonesia. Decidí reconciliarme con mi pareja y continué con él como si nada. Dicen que un clavo quita a otro. A mí al menos me funcionó.Él me suplicaba que le perdonara y yo no tenía claro absolutamente nada. Mientras tanto con el otro follé de la manera más salvaje que pude