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Entre Dominick Cruz y Anderson Silva: Venciendo el Ring Rust

Dominick Cruz también domina el ring rust, pero hay diferentes factores a considerar de la ausencia prolongada.
Foto por Buda Mendes/ Zuffa LCC

Quiero contarles que rompí una promesa. Había jurado no volver a competir, después de romperme la mano en 2014 y la rodilla en 2015; ambas con cirugía, rehabilitación y casi un año fuera de juego. No quería que me pasara de nuevo. Hasta que me di cuenta de que cumplir esa promesa significaba quedarme fuera de juego de por vida, así que perdido por perdido, me anoté en un torneo. Estoy ansiosa y entusiasmada, pero a medida que se acerca la fecha, una duda va creciendo en mi cabeza: ¿No estaré oxidada? ¿Existe el ring rust o es sólo un mito?

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Si vamos a abordar este tema, tenemos que empezar por dar loas a Dominick Cruz, el amo indiscutido de los regresos con gloria. Repasemos su historia: uno de los strikers más ágiles de cualquier categoría, descolló en WEC y fue el primer campeón gallo de UFC. En apariencia imbatible, y sólo cayo una vez ante Urijah Faber pero vengó su derrota. Cruz no encontró obstáculos en ningún rival como en su propio cuerpo. En 2011 se rompió una mano, en mayo de 2012 una rodilla, se operó pero rechazó un trasplante y en diciembre estaba otra vez en el quirófano. Iba a volver en febrero de 2014, pero se lesionó la ingle y tuvo que parar de nuevo. En total fueron tres años seguidos que pasó inactivo, antes de enfrentar a Takeya Mizugaki, y todos se preguntaban si sería capaz de volver con el ritmo de antes. ¿Podría repetir las viejas hazañas, o estaría lento, ablandado, oxidado… o simplemente menos evolucionado que el resto? Después de todo, mientras él se recuperaba, los demás atletas continuaban entrenando, mejorando, compitiendo, y todos sabemos lo rápido que muta este deporte, cómo sube el nivel cada año.

Pero Cruz noqueó en el primer minuto y les cerró la boca a todos. Ganó la chance de recuperar su titulo (que nadie le había quitado peleando), pero al poco tiempo se rompió la otra rodilla. Hoy no hablaremos de su mala suerte, de si se sobre entrena, si es especialmente frágil o le han hecho un trabajo de magia negra. Nos basta decir que por segunda vez les cerró la boca a los "supersticiosos del óxido" venciendo a T.J. Dillashaw y volviendo a ponerse el cinto. Entonces: ¿Se probó que el ring rust es sólo un mito? "Traté de explicarles que eso del óxido no existe, cuantas veces lo dije?" declaró Cruz. "Sólo te oxidas si no entrenas lo suficiente. Ring rust no es otra cosa que debilidad mental".

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Foto: Brandon Magnus/Zuffa LLC

De acuerdo, "Dominator", no te discuto. Pero déjame que consulte con un profesional. Para el licenciado Gustavo Ruiz, psicólogo especialista en deportes de combate—que atiende a talentos argentinos como la judoca Paula Pareto—el "ring rast" no es un mito, sino una realidad. Y a la hora de volver a pelear, el factor mental no es menor. "Primero deberíamos analizar cuál fue el motivo por el cual el peleador deja la actividad", explica. "No es lo mismo si es por decisión propia, por una sanción, por lesión, o problemas personales. Volver de cada motivo es diferente desde lo psicológico. También hay que entender que la personalidad (temperamento, carácter capacidades, conocimiento de sí mismo) de cada peeleador marca su tendencia. No somos todos iguales y cada uno maneja las variables psicológicas (compromiso, motivación, concentración, confianza, autocontrol, presión) a su manera".

Siguiendo ese pensamiento, entendemos que no es lo mismo el regreso para Cruz, que vuelve más fuerte después de cada lesión, que para Anderson Silva, cuya historia es bien distinta. Fue uno de los más grandes de todos los tiempos, llevaba siete años invicto, y dando demostraciones de superioridad rayanas a lo sobrenatural, cuando encontró la horma de su zapato en Chris Weidman; fue noqueado dos veces seguidas, con una tibia partida como saldo. Pasó un año fuera de juego y al volver dio el primer doping positivo de su carrera. ¿Por qué habrá pasado esto? ¿Fue producto del temor al ring rust? ¿Habrá sido el miedo a volver y no ser el mismo—ese iluminado capaz de esquivar balas—lo que lo impulsó a tomar malas decisiones? De ser así, ¿cómo se preparará para lo que le espera el 27 de febrero ante Michael Bisping, después de otro año completo afuera?

El Licenciado Ruiz reconoce a grandes rasgos dos modos distintos de encarar el regreso. Por un lado están los atletas que interpreten su receso como "algo que se ha vaciado y vuelve a llenarse"; es decir, quienes dejan el pasado atrás y sienten que ingresan a una nueva etapa. Estos tendrán más posibilidades de ganarle a la ansiedad y salir victoriosos. En el segundo grupo estarían aquellos que no puedan dar vuelta la página y pretendan unir directamente el regreso con todo aquello que fueron e hicieron en el pasado. Éstos serían mucho más proclives a la ansiedad y como consecuencia, a las malas decisiones y pobres resultados.

Sin dudas Cruz es un ejemplo del primer caso. ¿Será Silva uno del segundo? "Pensamientos positivos, sumar la experiencia adquirida, confiar en la preparación y sentirse listos para escribir una nueva historia" son, según Ruiz, las claves para un regreso exitoso. No pretender ser el de antes, sino renovarse, reconstruirse. Volver a empezar. Eso intentaremos.