Ryan Tanehill, el 'Iron Man' que esperan en Miami

Jay Fiedler, Ray Lucas, Brian Griese, A.J. Feely, Gus Frerotte, Daunte Culpepper, Joey Harrington, Cleo Lemon, Trent Green, John Beck, Chad Pennington, Chad Henne y Matt Moore. Esos 13 nombres componen la triste lista de quarterbacks titulares por más de un partido desde el 2001, cuando debutó un tal Tom Brady en los New England Patriots y los Dolphins fueron dejando a sus días de gloria cada vez más lejos con una marca de 103-120 en la temporada regular y 0-2 en los playoffs .

El número 14 apareció en el 2012 y no ha sido reemplazado por nadie hasta ahora. ¿Su nombre? Ryan Tannehill. ¿Su misión? Ser el sucesor de uno de los mejores mariscales de campo de la historia de la NFL como Dan Marino, retirado en 1999, y ganar el Super Bowl que Miami no obtiene desde 1973.

Sin embargo, a diferencia de sus 13 antecesores, él ha sido otorgado la responsabilidad del destino de la franquicia con una extensión de contrato que nadie más en la era Post-Marino había podido obtener por seis años y 95 millones de dólares.

Tannehill se ve bajo la lupa de una afición que se hartó de la mediocridad y ha sido testigo de una campaña con una marca de 7-9 y dos consecutivas de 8-8 con él al mando de la ofensiva y como Jugador Más Valioso del equipo en el 2014, un galardón que se sintió incompleto sin la postemporada como recompensa.

Es fácil pedir y reclamar, pero también es fácil olvidar la historia de un jugador que se sobrepuso a la adversidad y que pasó de ser un receptor sin futuro profesional a convertirse en uno de los 10 mejores quarterbacks de la NFL.

A?'OS DE DUDAS

Tannehill se crió en Texas, un estado donde el fútbol americano es pasión y prácticamente religión, pero durante la preparatoria él no era el típico estudiante obsesionado con ganar millones en la NFL. El joven Ryan era un mariscal de campo prometedor pero también se destacaba jugando al básquetbol y en atletismo mientras que su materia preferida era biología y pensaba en ser cirujano.

Sin embargo, todo comenzó a cambiar en agosto del 2007, cuando fue becado a la Universidad de Texas A&M como parte de un equipo de fútbol americano que en realidad, mucha fe no le tenía en un principio.

Transcurría su segundo año en la universidad y Tannehill estaba lejos de jugar, mucho menos de ser titular, en un conjunto que contaba con Stephen McGee y Jerrod Johnson delante suyo. Tannehill disputaría apenas tres juegos como quarterback, ninguno de ellos desde el arranque, completando apenas cinco de 12 pases entre el 2007 y 2009.

McGee jugó un solo partido como titular en la NFL, eventualmente partió a Canadá y no juega profesionalmente desde el 2014.Johnson no fue seleccionado en el Draft del 2011 y nunca ha pisado la cancha.

Sin embargo, nadie sabía lo que deparaba el futuro en ese entonces, pero lo que su entrenador Mike Sherman si sabía era que Tannehill era un jugador versátil. Así que lo convirtió en un receptor espectacular.

La gran mayoría de jugadores de 20 años con aspiraciones de ser quarterback lo hubiesen tomado como un insulto. Tannehill eligió descargar su frustración en la cancha demostrando sus agallas, avasallando a las defensas rivales mientras acumulaba 844 yardas en la temporada y se quedaba a apenas 11 de quebrar el récord de todos los tiempos de la universidad.

Su capacidad como receptor era incuestionable, pero su cuenta pendiente era ser el mariscal de campo titular de la universidad y nadie lo detendría hasta llegar a ese objetivo, como un tigre cuya vista nunca deja de estar firme en su objetivo.

EL SALTO DE CALIDAD

Su oportunidad finalmente llegó el 30 de octubre del 2010, cuando las limitaciones de Johnson finalmente fueron tan obvias para Sherman que le había llegado el turno de brillar a Tannehill como titular. Era una oportunidad que le llegaba en el momento justo, pero que si la desperdiciaba otra no iba a venir, y si eso sucedía ahora lo conoceríamos como Dr. Tannehill.

Los Aggies contaban con una marca de 4-3 y no iban a ningún lado hasta que Tannehill tomó las riendas del equipo. Todos conocen la euforia que provocó Johnny Manziel en esa misma universidad años más tarde, pero Manziel quizás nunca hubiese llegado si no hubiese sido por los cimientos establecidos por Tannehill.

Tannehill no era como Manziel, y probablemente nunca lo será. Él no es el tipo de persona que provoca o te motiva con un discurso digno de Mel Gibson en ¨Corazón Valiente¨, pero si demostró que cuenta con nervios de acero al quebrar el récord de la escuela para yardas en un partido con 449 en su debut como titular contra Texaa Tech. acompañándolas con 36 de sus 50 pases completados, cuatro touchdowns, apenas una intercepción y una ovación de pie de parte del público local testigo de la victoria de su equipo por 45-27. Era como si ese momento sublime lo hubiese estado esperando durante toda su vida.

Una semana después, Tannehill se volvió a poner a los Aggies al hombro derrotando al poderoso Oklahoma por primera vez desde el 2002, lo que también significó su primer victoria por un rival que formaba parte del Top 25 desde el 2007.

Aquel fue el comienzo de una carrera de película. Tannehill jamás volvería a perder su puesto como quarterback titular indiscutido en Texas A&M y sus días como receptor (o potencial cirujano) ya eran oficialmente cosa del pasado.

Había llegado el momento de dar el salto a la NFL.

Tanehill estuvo en el mismo DRAFT que Andrew Luck y Robert Griffin III. Al final, el de Miami se ha consolidado muy bien en la NFL. Footo: Facebook Miami Dolphins

SOL, PLAYA Y FÚTBOL AMERICANO

El Draft del 2012 arrancó como todos esperaban: Andrew Luck como primera selección de los Indianápolis Colts y Robert Griffin III segundo a los Washington Redskins. Ellos dos eran lo ¨seguro¨, Tannehill una vez más era una apuesta, un proyecto.

Sin embargo, el destino le deparaba una placentera sorpresa, ya que Mike Sherman, su ex entrenador en Texas A&M, ahora era coordinador ofensivo de los Miami Dolphins y en Miami depositaron su fe en él como el "quarterback del futuro" con la octava selección del Draft.

Esta vez no había dudas ni rivales que lo superen en la pelea por la supremacía. De un día para el otro, Tannehill se había convertido en la cara de una franquicia prestigiosa y de toda una ciudad. No hay presión, ¿no?

Por cierto, él se enfrentará tanto a Luck como a RGIII esta temporada, aunque está mucho más consolidado en Miami que un Griffin cuestionado en Washington tres años después.

Su debut en la NFL no fue tan….mágico como el colegial. Una derrota por 30-10 ante los Houston Texans y varios pases bajos que eran bloqueados por J.J. Watt (su primer pesadilla) daban la pauta de que quedaba mucho por aprender, y que esas lecciones llegarían a los golpes.

"@RealMarlinsFan: Ryan Tannehill …..Fumble Sack Pick Repeat right https://t.co/wu8n8K1Jil" lmao Dolphins season in a nutshell vine
— James Tyron (@James_Bondman) October 27, 2013

Sin embargo, una de las virtudes de Tannehill es que él no suele cometer el mismo error dos veces. Le falta ser más preciso en los pases largos y debería correr con el balón en sus manos más seguido, pero la eventual partida de Sherman y la llegada de un coordinador más agresivo como Bill Lazor lo ayudaron a mejorar la temporada pasada.

Es más, el consenso general es que su progreso ha sido constante año tras año y es por eso que en Miami nadie tiembla cuando se dice que el objetivo indiscutible este año es llegar a la postemporada por primera vez desde el 2008.

Eso si, lo más importante de todo es que esta temporada él debe adquirir el instinto asesino necesario para liquidar y/o remontar partidos en el ultimo cuarto, una característica que solo ha demostrado a cuentagotas hasta ahora.

Tannehill ha derrotado a quarterbacks de elite como Tom Brady, Ben Roethlisberger, el mismo Luck y Philip Rivers, entre otros. Tampoco le tembló el pulso jugándole de tú a tú a una leyenda como Peyton Manning en la altura de Denver la temporada pasada y no se ha perdido ni un solo partido por lesión en toda su carrera hasta ahora.

Si cada mariscal de la NFL fuese un superhéroe, entonces Ryan sería Iron Man. Es cuestión de que él se convenza a si mismo de que es capaz de tocar el cielo con las manos.