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Beber vino rosado ya no es algo exclusivo para chicas

Cada vez más y más hombres se sienten cómodos bebiendo vino rosado. La era del brosé ha llegado.

Tanto a los hombres como a las mujeres les encanta beber, pero cuando se trata de beber vino, ha existido históricamente una división cultural entre los tipos que cada uno puede beber. Los Moscato y Chardonnay van adornados con nombres como "Party Girl" y "El beso de la mariposa", mientras que los rojos llamativos, como el Cabernet Sauvignon, logran de alguna manera apodarse "Sledgehammer".

Luego tenemos el vino rosado, por supuesto. No es terriblemente dulce (especialmente si nos atenemos a las variedades del Viejo Mundo), y es el vino perfecto para beber en una tarde de verano calurosa –fresco, ácido y refrescante. Pero es de color rosa. Eso ha ocasionado que los hombres, a lo largo de la historia, se horroricen. Hay quienes piensan que deben ajustarse a las guías de los vinos "viriles" , y existe la psicología que aleja a los hombres de los Cosmopolitans porque tienen forma de útero. Pero, chicos, es hora de que se actualicen. Bruce ahora es Caitlyn, el hijo de Will Smith usa faldas en los regs y aún así tiene su pegue, y Rick Ross y Meek Mill beben vino rosado.

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Pero de acuerdo con el mundo de la reputación y con un nuevo artículo en DETAILS, el momento del Brosé ha llegado. Amigo, ponte a beber. El rosa es fresco –si usamos camisas polo de color rosa, ¿por qué no podemos beber vino rosado?– "Los hombres de verdad beben rosado" es ahora un mantra escuchado, incluso en el más masculino de los círculos como Thomas Pastuszak –director de vino en NoMad Hotel en la ciudad de Nueva York– le dijo recientemente a DETAILS. Rustun Nichols del Wythe Hotel está de acuerdo, al señalar que un grupo de "siete tipos" ahora ordenan un magnum de vino rosado como si no fuera la gran cosa.

El año pasado, las ventas del vino rosado importado aumentaron un asombroso 41 por ciento. Los tiempos están cambiando y los hombres que alguna vez se sintieron incapaces de compartir vino rosado con sus novias ahora se sienten cómodos de ordenarlo en voz alta, firmemente.

La escritora Chloe Wyma compara esta transición cultural a las bebedoras cada vez más frecuentes de whisky, que ya no temen ser categorizadas erróneamente como "menos femeninas" por culpa de su bebida preferida. La mala reputación del vino rosado no es totalmente inmerecida; hubo un tiempo en el que el vino rosado que te encontrabas era el repugnante y empalagoso Zinfandel blanco que, a pesar del odio prácticamente unánime de los críticos de vino, fue la tercera variedad más popular en venta en los EEUU.

El dulzor característico del Zinfandel blanco surgió de una casualidad un tanto afortunada en 1975, cuando el vinicultor de Sutter Home, Bob Trinchero, arruinó accidentalmente el proceso de fermentación y dejó gran parte del azúcar que normalmente se pierde en el proceso. El vino que surgió como resultado se volvió tremendamente popular por su fácil potabilidad, pero la reputación del vino rosado quedó empañada por décadas. Bueno, por lo menos hasta ahora.

Al igual que la ginebra o el yogur griego, su popularidad ha aumentado en la última década, aparentemente de la nada; aunque sin duda con la ayuda de una notable mejora en la calidad y disponibilidad del vino rosado y por la ruptura de la batalla de los sexos en el vino. Su sabor ligero y ácido también lo hace un gran acompañante de los alimentos, por lo que es bueno adquirirlo cuando salimos a cenar. ¿Por qué no tomar una copa de vino rosado con esa carne, amigo?Tampoco es algo gay dividirnos el pastel de chocolate, ¿o sí, amigo?

Bien. Estoy de acuerdo. Junto con los moños masculinos, el vino rosado se ha colado en la lengua vernácula cultural del hombre estadounidense contemporáneo al punto en que ya ni nos inmutamos cuando vemos a un chico de una fraternidad con una camiseta magenta tomando vino de color flamenco. El rosa es perfecto, y todo el equipo quiere un vaso. Y sí, alguien ya pensó nombrar su línea de vino como Brosé. Ídem Mangria.