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charlas ociosas

‘Hacer humor a favor del poder es ser un lambón de mierda’: una charla con Matador

El caricaturista, cuyo nombre original es Julio César González, nos concedió un poco de su tiempo para cuestionar el periodismo, la radio y la caricatura.

Es un torero de la política: persigue corruptos, políticas torcidas y personajes absurdos de la cotidianidad colombiana para llevarlos al papel, sacarles la piedra y decirles "oleee". Su pasión es tomar todo con risas denunciantes y educar políticamente a los colombianos por medio de sus trazos. Es un Matador de la caricatura.

Su nombre real es Julio César González, vive en Pereira y se rehúsa a pasar temporadas en Bogotá. Ahora, presente en el Carnaval de Artes de Barranquilla como invitado especial, aceptó hablar con nosotros sobre periodismo, eutanasia y mamarrachos.

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VICE: Julio, ¿alguna vez ha sido víctima de la censura?

No, nunca. En los medios que he trabajado nunca me han dicho algo para no publicar una caricatura. Yo creo que, como lo que uno hace lo hace con humor, éste permea mucho este tipo de cosas. La gente no se lo toma tan en serio como una columna de opinión.

¿Ni en El Tiempo?

En El Tiempo no he tenido ningún tema vetado. Obviamente el público de este periódico no es el mismo que el que por ejemplo lee Soho. Ahí uno puede pintar pipís, tetas, vaginas, lo que sea, cosa que no se podría hacer en un periódico como El Tiempo. Aunque sí he dibujado varios desnudos.

Actualmente usted es el caricaturista que más se ve en las redes sociales, tal vez el único, ¿a quién más hay que mirar?

Yo creo que todos mis colegas tienen su estilo y su forma de ver el mundo. En cuanto a los nuevos talentos, la caricatura está pasando por un momento crítico porque las nuevas generaciones no están leyendo. La producción intelectual no es muy buena. Hay que leer.

De los caricaturistas internacionales, me gusta mucho Liniers, me gusta Montt. Y en Colombia, aparte de los clásicos que son Vladdo, Caballero, Osuna, me gusta mucho el trabajo de Betto el de El Espectador y de Bacteria. Todos son dignos de admirar.

¿Por qué la caricatura está pasando por un momento crítico? ¿Cuál es el futuro de la caricatura en Colombia?

Veo un panorama muy negro. Las nuevas generaciones tienen un déficit intelectual grande. Y eso se puede mejorar con la lectura, con la historia. Todos quieren ser famosos ya, pero no tienen el ejercicio de leer. Ser caricaturista es una profesión de largo aliento.

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Otra cosa que está pasando es que hay muy pocos medios, antes había más periódicos. Ahora como todo es digital usted puede publicar sus cosas en Internet pero obviamente nadie le va a pagar por ellas.

El panorama no lo veo muy claro porque hay gente con talento, pero al talento hay que meterle mucho trabajo para poder surgir y hacer cosas buenas.

Entonces, ¿cuál sería la función del caricaturista hoy en día?

La función siempre ha sido la misma que la del periodista. Es decir, desde una perspectiva crítica, ser una voz que denuncia muchas cosas. Es el ojo vigilante de los políticos corruptos.

A parte de eso, es tratar de decir todo con humor que es lo que más bonito de la caricatura. Si usted puede —a través de un dibujo— comunicar una noticia o puede dar su posición frente a eso, tiene que hacerlo con humor.

Y la caricatura siempre va a estar en contra del poder. Siempre está del lado de los menos favorecidos, de los más débiles, porque hacer humor a favor del poder, no es gracioso, eso sería como ser un lambón de mierda.

Con el surgimiento de Internet, la gente ha empezado a hacerse oír a través de memes que también tienen la función de denuncia con humor. ¿Son los memes una amenaza a la caricatura?

No, para nada. El meme es un recurso para hacer humor de la gente que de pronto no tiene la habilidad de dibujar. Y hay unas ideas buenísimas. La gente se apropia de esos mamarrachos y con eso produce humor.

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No es una amenaza porque el caricaturista como tal ya tiene un oficio. Se podrían hasta complementar.

Hay otra cosa con los memes que no habla mal de ellos, pero sí habla mal de los medios. Uno ahora abre un periódico y —pongamos un evento— ve por ejemplo la eliminación de Millonarios. La noticia dice: Millos, los 10 mejores memes de su eliminación. Eso es una chanza para una red social, para grupos de Whatsapp, pero para un periódico es inadmisible. Este es el mundo que nos tocó.

Usted ha sido testigo de estos dos tipos de periodismo: el de Daniel Samper Pizano, su mentor, y el actual, el de las redes y la inmediatez. ¿Cuáles han sido las enseñanzas de este proceso?

En cuanto al humor, siempre ha sido transgresor. Tanto el de Daniel papá, como el de Daniel hijo. Es un humor muy inteligente, a los dos los admiro muchísimo y les tengo mucho cariño. Lo único malo es que son hinchas de Santa Fe.

En cuanto al periodismo, los problemas del periodismo actual o de los periodistas actuales recaen en que primero están graduando gente que no sabe leer ni escribir. Segundo, no hay los suficientes medios de comunicación que los reciba a todos. Tercero, los medios de comunicación recogen esa gente joven y los ponen de practicantes a los cuales no les pagan casi nada. Eso se ve en todo el trabajo que hacen. Otro problema es que en las salas de redacción ya no hay gente vieja escuela que sepa como es el periodismo de verdad. Y los periodistas ya no salen a la calle, eso es gravísimo porque el mundo sucede afuera.

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En la caricatura, la cuestión ha sido siempre tener los oídos abiertos para escuchar al mundo. Y hay que traducir todo lo que uno escucha en una opinión que forme oyentes que se nutren de esa información. Lo que uno hace es muy pedagógico porque uno enseña a través del humor lo que pasa en el país.

Tengo entendido que la relación con Vladdo no es muy buena. ¿Qué tan cierto es esto?

Yo con Vladdo no tengo problemas. En el gremio de los caricaturistas somos muy poquitos. Y muchas veces uno habla mal del uno otro habla mal del otro. Pero yo en ese sentido me siento muy afortunado de vivir en Pereira.

Yo nunca llevo al plano personal lo que pasa. No se si me quieren o no me quieren. Hay más lío en los chismes que puede armar la gente. Yo a Vladdo lo admiro mucho como caricaturista. Pero en cuanto al programa que hace, el de noticias, no sé… me quedaría mejor con su faceta de caricaturista.

Si Vladdo lo invitara a su programa, ¿iría?

Él me invitó a participar ahorita que nos vimos en Cartagena y obviamente iría a mamar gallo sin ningún problema.

Julio, una pregunta más personal. ¿Cómo es tomar la decisión de que un ser querido muera para que no sufra más?

Le cuento un chisme: hoy en Medellín le practicaron la eutanasia a una señora que tenía parálisis en el cuerpo. Ellos me contactaron hace como 15 días porque querían que yo les hiciera una caricatura en homenaje a ella.

Eso es como un salpicón de sentimientos. Por una parte a uno nunca le enseñaron a enfrentar la muerte y uno piensa que los familiares se van a quedar ahí por siempre. Yo creo que fue lo más duro que nos ha tocado en la familia, pero créame que también es lo más bonito. El hecho de usted decir "yo voy a apoyar a mi papá para que él muera y acabe la tortura que tiene", es un acto de amor. Uno es egoísta porque uno no quiere sentir el dolor de la partida de alguien.

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La gente me habla muy bien de mi papá. Siempre son palabras de admiración y de orgullo. La gente hasta me abraza por esa decisión que él tomó.

Yo creo que esto que pasó es una enseñanza para muchas personas. La eutanasia es un derecho ganado y tener la posibilidad de esta decisión en Colombia —un país tan godo— es una verraquera. Es más, coloque ahí en la entrevista que vamos a rifar dos eutanasias a los oyentes. [Risas].

Supe que entró a Blu Radio en las mañanas.

Yo ahora estoy como en un limbo. A través de un periodista me propusieron estar en Mañanas Blu. La semana pasada arrancamos el miércoles, estuvimos en la mesa de trabajo, jueputa, y yo estaba más asustado que un putas. Y pensaba "marica, qué hago acá, todo el fin de semana hablando de Shakira". Yo soy muy bueno para hablar así… para hablar mierda y uno se ríe y mama gallo.

O sea un caricaturista también puede hacer radio…

La hace mal pero la hace. Entonces yo decía que la radio había caído en lo más bajo porque pa' que me llamen a mí…

Estuve tres días en cabina tratando de aprender las cosas. Los aportes que uno hace (porque da mucho susto) los hice como tratando de aflojar y de conocer a la gente. Eso fue la semana pasada.

Como vos sabés yo vivo en Pereira y la gente de Blu me dio un computador, un software especial, un micrófono para que pudiera hablar desde allá. Y ríase el cagadón. Yo coloqué todo en mi estudio y cuando estábamos al aire llega la suegra mía y prende la hijueputa licuadora. Y yo escuchaba por el otro lado "¡Matador!" y empecé a desconectar tanta maricada. Y empezó a sonar el silbido del portero, todo. Un caos. Mientras tanto yo pensaba: "Jueputa, la cagué".

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No es lo mismo que estar en estudio porque allá usted levanta la mano, hace un gesto, algo. Acá estoy como volando sin instrumentos y no sé cuando entrar.

¿De qué hablan en radio?

No, güevonadas. En estos días llamó Paloma Valencia, que el tema era que ella quería que las mujeres que tenían niños tuvieran la libertad de tomarse o no tomarse la licencia de maternidad. Y eso por ley la ampliaron a más semanas. Entonces yo le mamé gallo y le dije que se tomara 15 semanas o 20 o las que quisiera. Entonces uno trata como de mamarle gallo para quitarle tensión a la vaina.

Como los temas míos son políticos, en su mayoría, entonces hay veces que el programa se pone light: que las cuarentonas, que Shakira… pero ese es el mundo en el que estamos. Ahí vamos, ahí estoy despegando.

Muchos afirman que su rival ahora del rating radial sería Vicky Dávila. 

Estamos en horarios diferentes entonces no seríamos rivales. Pero la gente asocia eso. Por ahí vi en Twitter que nosotros éramos el contrapeso al programa de Vicky y no es así. La franja de nosotros empieza a las 10 de la mañana y termina a las 12 y la de ella empieza cuando la nuestra acaba.

¿Cuál sería entonces el rival ahí?

El boletín del consumidor. Apenas salgo yo apagan el radio.