Fotos que demuestran que el Mad Cool también nos dio momentazos

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Mad Cool

Fotos que demuestran que el Mad Cool también nos dio momentazos

Las ganas de los festivaleros nunca fallan.

Nosotros también tuvimos que hacer cola bajo el sol para acreditarnos, cola para pedir unos tallarines porque nos desmayábamos del calor y la desidia y cola -mucha cola- para pedir una birra. También fuimos conscientes del caos generalizado y flipamos cuando se cayó la línea y fue imposible pagar con datáfono, lo que nos obligó a desarrollar nuestras dotes con el trueque porque no había cajeros. También nos pasamos una hora esperando a Massive Attack para nada y nos consolamos pensando que al día siguiente Madrid amanecería con un Bansky también para nada..

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Pero, a pesar de un caos que fue decreciendo, -todo hay que decirlo-, Mad Cool también nos dio momentazos. Llegamos al recinto con la intención de capturar a madrileños y preguntarles cómo les hacía sentir eso de tener, por fin, un gran festival en la ciudad. Pero nos dimos cuenta de que el ambiente no invitaba precisamente a preguntar por lo positivo y de que buena parte de los asistentes no eran locales sino guiris con bindis de colores pegados en la cara y la piel cada vez más roja.

Así que nos dispusimos, durante los tres días que duró el festival, a rescatar la cara B, la que apenas salió en los medios: los momentos más bonitos de cada jornada. La peña flipando con Queens y la invitación de Josh Homme a saltarse la kilométrica zona VIP para estar más cerca del escenario, los más de 120 minutos de concierto de Pearl Jam, la sesión con la que Paul Kalkbrenner nos recordó cuánto y por qué mola Paul Kalkbrenner, los visuales de Tame Impala, Jack White interpretando Missing Pieces…

Porque al final y a pesar de los errores, de los que esperamos haya tomado nota la organización, esos son los recuerdos que van a quedar en la memoria de todos los que nos congregamos en Valdebebas para celebrar el verano y la buena música.