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Los glaciares que se derriten podrían desprender polución nuclear atrapada en el hielo

Las altas concentraciones de material radioactivo en los glaciares de todo el mundo podrían quedar expuestas debido al cambio climático.
Glaciar
Imagen: Wikimedia Commons

Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.

La contaminación del legado nuclear de la humanidad está atrapada en los glaciares de todo el mundo y ahora los científicos están preocupados de que pueda filtrarse al medio ambiente, ya que el cambio climático hace que el hielo ártico se derrita.

Este escenario apocalíptico fue explorado por un equipo internacional de científicos que observaron la propagación de contaminantes radiactivos en los glaciares árticos de Suecia, Islandia, Groenlandia, el archipiélago noruego de Svalbard, los Alpes europeos, el Cáucaso, Columbia Británica y la Antártida. Los investigadores compartieron sus resultados en la Asamblea General de 2019 de la Unión Europea de Geociencias (EGU, por sus siglas en inglés), realizada en Viena la semana pasada.

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Se detectaron radionúclidos de contaminación nuclear (FRN, por sus siglas en inglés) en 17 ubicaciones en estos sitios. Se encontró material radioactivo incrustado dentro de los sedimentos de la superficie del hielo llamado "crioconita", y en niveles de concentración diez veces mayores que en el ambiente circundante. "Son algunos de los niveles más altos vistos en el ambiente fuera de las zonas de exclusión nuclear", contó recientemente a la AFP Caroline Clason, profesora en geografía física de la Universidad de Plymouth, quien dirigió el proyecto de investigación.

Los científicos culparon al advenimiento de las pruebas de armas nucleares durante los años 50 y 60 de gran parte de la contaminación. El desastre de Chernobyl de 1986 y la crisis de Fukushima de 2011 también fueron responsables de una parte de la polución.


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"Si tomamos un núcleo de sedimento, puedes ver un pico claro donde estaba Chernobyl, pero también puedes ver un pico bastante definido en 1963, cuando hubo un período de varias pruebas de armas", explicó Clason.

Las pruebas de armas pueden arrojar detritos radioactivos hasta 80 kilómetros en el aire. Los materiales más pequeños y livianos viajarán a la atmósfera superior y pueden "circular por todo el mundo durante años, o incluso décadas, hasta que se asienten gradualmente o sean llevados de vuelta a la superficie por la precipitación", informó la Agencia de Protección Ambiental.

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La contaminación nuclear está compuesta por radionúclidos como el Americio-241, el Cesio-137, el Yodo-131 y el Estroncio-90. Dependiendo de la vida media de un material, podría permanecer en el medio ambiente minutos a años antes de su descomposición. Además, sus niveles de radiación también varían.

Las partículas pueden regresar al área inmediata en forma de lluvia ácida que absorben las plantas y el suelo, causando estragos en los ecosistemas, la salud humana y las comunidades. Pero los radionúclidos que viajan a lo largo y ancho pueden juntarse en niveles concentrados en la nieve y el hielo: grandes cantidades del material radioactivo de Fukushima se encontraron en 2011 en cuatro glaciares en la meseta tibetana, por ejemplo.

El americio, que Clason calificó de "particularmente peligroso" por ser el más soluble en el medio ambiente y un emisor de radiación más fuerte —que se produce por la descomposición del plutonio—, así como cesio, fueron hallados en algunos de los sitios del glaciar. El glaciar suizo de Morteratsch fue el que tuvo los niveles más altos de cesio, según ScienceAlert.

El equipo espera que la investigación futura determine cómo la contaminación nuclear podría dispersarse en la cadena alimentaria a partir de los glaciares, lo cual calificó como una "fuente secundaria de contaminación ambiental muchos años después del evento nuclear original".

Un estudio publicado esta semana en Nature examinó 19,000 glaciares de la Tierra y encontró que su derretimiento total representa una pérdida de 335,000 millones de toneladas de hielo cada año, lo cual es mayor que las mediciones de estudios anteriores.

"Estos materiales son un producto de lo que hemos puesto en la atmósfera", dijo Clason. "Esto solo demuestra que nuestro legado nuclear aún no ha desaparecido. Todavía sigue allí".