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Desde entonces he jugado y amado los juegos violentos: juegos llenos de armas exclusivos para mayores de 15 años. GoldenEye era un juego de N64, pero me alejó de los títulos más memorables Nintendo: los de plataformas, de aventuras y juegos de rol. De GoldenEye en adelante, mi interés en los videojuegos se enfocó en first-person shooters. Y por más que haya sufrido éste género en cuanto a sopor y malestar, para mí sigue siendo el mejor.No hay nada tan interesante o tan feo, tan emocionante o tan grotesco como los first-person shooters. Ya sea que los desarrolladores lo planeen así o no, matar a alguien con una pistola cargada es la interacción más política de todos los videojuegos: con ese simple botoncito generas incontables preguntas. ¿Por qué lo hice? ¿Cómo me siento? ¿Qué dice eso sobre mí y mi personaje y sobre su mundo y el mío? No hay otra cosa de la cultura popular que encuentre tan seductora y repulsiva como un first-person shooter. Fue GoldenEye el que provocó mi fascinación.GoldenEye es más grande que yo. Es mucho más que parte de mi propia experiencia, así que no me animo a describirlo con lenguaje personal y masturbatorio. Al mismo tiempo, creo que tampoco es correcto hablar de él sólo dentro de los límites de la crítica desapegada: ese juego tiene su belleza, es una obra viviente que no puede ser descrita usando lenguaje periodístico. Lo que GoldenEye era, y sigue siendo, creo que puede ser mejor descrito usando un solo ejemplo de su último nivel: "Egyptian".
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Nivel "Egyptian" de 'Golden Eye 007'.Uno de tus objetivos es recuperar el arma más preciada: la Golden Gun. Ésta se encuentra dentro de una vitrina al centro de lo que parece ser un cuarto vacío. No obstante, los azulejos del piso son sensibles: para desbloquear la vitrina debes caminar en un patrón específico. Un solo paso en falso y saldrán cuatro pistolas de la pared y te matarán.Ésta es una tarea que el jugador debe llevar a cabo, y por tanto es emblemática de la revolución que empezó GoldenEye en cuanto a la estructura de los videojuegos. Hoy en día, ya sea que el jugador esté enojado o emocionado por el diseño de este tipo de juegos, es a GoldenEye a quien deben agradecérselo. Ése es el legado básico del videojuego.El cuarto de la Golden Gun es además muy colorido. Es el ejemplo cristalino del sabor tan extraño y distintivo de GoldenEye, de su capacidad para innovar y dar un toque estético. Como el truco de paintball o el chistosísimo y rígido ataque karateca, la secuencia de la Golden Gun es parte de la identidad no siempre lograda a propósito. La personalidad de este juego emerge de sus fallas.