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Música

Bogotá Hard Tech: Radiografía de un underground radical

Desde hace casi 20 años, un agresivo virus está contagiando a la juventud de la ciudad. Hoy, parece haber llegado a su estado más crítico.

En una noche de miércoles en Bogotá a principios de agosto, cientos de jóvenes se encuentran formados para entrar al club Las Vegas Nevada, un antiguo teatro convertido en un burdel de mala fama en Chapinero. Es una noche especial, un grupo de DJ's de EEUU está de visita y los bogotanos muestran sus camisetas y tatuajes para manifestar su lealtad. Esto no tendría nada de raro para un evento de EDM en Estados Unidos, pero la diferencia es que estos jóvenes no están aquí por Deadmau5 o Steve Aoki. Están aquí para bailar una variedad de hardcore techno duro y tupido, del que te golpea de frente.

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El hardcore techno ha sido un género esencial de la música electrónica que alcanzó el ápice de su popularidad en la escena rave de los 90. Caracterizado por un tempo que fluctúa salvajemente entre 150 y 300 BPM, montones de distorsión y una vibra generalmente maligna, desapareció como uno de los atractivos principales en los Estados Unidos durante la gran depresión rave de principios de los 2000. Aunque nunca murió en realidad, reforzado por un seguimiento de culto en todo el mundo, actualmente prospera en nuevos espacios como Colombia.

Colombia también ha atravesado una especie de reinvención, siendo ahora una especie de meca del dance más duro en Latinoamérica. Crews como Radical Styles, Re.Set y Techsound organizan fiestas y festivales de forma regular atrayendo a leyendas como Richie Hawtin, el crew de Metalheadz, Woody McBride y Lenny Dee.

Luego de que el respetado DJ bogotano Alex Jockey termina de calentar a la audiencia con algo de hard techno, el primer norteamericano, Digit216, de Queens, comienza a bombardearlos con breakcore. La música es confusa para los jóvenes en un inicio, pero inspirados por la frenética destrucción causada por el DJ, comienzan a destruir ellos también. Conocen todas las letras de las canciones y cantan “Fuck the System” (que se joda el sistema) en inglés al ritmo de la música.

“Es como un virus, estamos infectados”, dice Luis Vargas, DJ y productor colombiano que utiliza el nombre de Sonico. Vargas fundó la promotoraTechSound y también ha sido responsable del reciente flujo de talento internacional de esta movida hacia la ciudad.

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Para el momento en el que el legendario DJ de Nueva York Lenny Dee se sube al escenario, la multitud se encuentra espumeando, agitada por una mezcla de beats, alcohol y cantidades generosas de cocaína casi pura. Leonardo Didesiderio (su verdadero nombre), es uno de los pioneros del hardcore en Estados Unidos, además es el fundador de uno de los sellos discográficos más reconocidos dentro del género: Industrial Strength Records. Lenny Dee ha sido testigo de la evolución, declive y resurgimiento de este tipo de música, tanto en casa como en el exterior y cree que Colombia tiene una de las mejores escenas en el mundo actualmente.

“Es un incremento de energía. Es fresco”, dice Dee. “Prefiero estar en Colombia con 200 personas, gritando y aullando … tomando ron y divirtiéndome”.

Conocida por estar a más de 2.600 metros sobre el nivel del mar y por sus días fríos y grises, los mismos bogotanos suelen hacer bromas acerca de que el clima es la principal razón de que semejante estilo musical tan frío y brutal como elhardcore techno se volviera tan popular en la ciudad. Durante el boom de la cocaína en los 80 y los 90, constantes ataques y violencia aterrorizaban a la ciudad. Fue en estos años de agitación que la música electrónica comenzó a adquirir popularidad en la capital.

“Durante años, la música electrónica fue exclusivamente para la gente rica … porque si ibas al club, tenías que pagar la entrada y si tenías acceso a la música [electrónica] es porque habías viajado fuera del país o conocías a alguien que lo había hecho”, dice Vargas.

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La escena comenzó a cambiar a finales de los 90, de acuerdo con Vargas. Recintos como el club Cinema comenzaron a albergar eventos nocturnos más arriesgados con estilos musicales más agresivos. Más adelante, Bogotrax, un colectivo de DJs y sound systems, fue formado con el objetivo traer la música electrónica más hardcore a las masas organizando fiestas callejeras a través de Bogotá, en un festival gratuito de 10 días.

Al contrario de los clubes y festivales anteriores, las fiestas no fueron segregadas hacia las áreas del norte de la ciudad, sino también en los barrios del sur.

Bogotrax entró en el mapa internacional cuando comenzó a organizar eventos musicales en algunas de las cárceles más célebres de Bogotá, incluyendo La Modelo.

“La gente nos preguntó si estábamos locos, si teníamos miedo. Tuve que decir que al principio así fue… digo, es una jodida cárcel de Bogotá”, dice Vargas con una sonrisa.

Las noticias acerca del festival y su ética DIY comenzaron a esparcirse en el underground de la música electrónica internacional atrayendo a un amplio rango de artistas y DJ's, quienes estaban dispuestos a viajar con su propio dinero y de forma gratuita, tocar estilos más duros de música electrónica como drum n bass, schranz y hardcore techno. De acuerdo con Vargas, esto ayudó a popularizar los sonidos duros en la ciudad, especialmente entre los jóvenes y los pobres.

Las presentaciones en las cárceles, aunque adquirieron fama mundial, contribuyeron poco para apaciguar a los críticos en su lugar de origen, quienes veían a la escena hardcore como un atractivo para los "ñeros". Muchos argumentan que los fans de este género únicamente están interesados en las drogas y que este tipo de fiestas en Bogotá están pasando de moda, asemejándose al caso de los veteranos del rave en los Estados Unidos que no se pueden identificar con la actitud y vestimenta de los jóvenes que asisten a los eventos de EDM mainstream.

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A las cuatro de la mañana aún hay más de mil jóvenes colombianos atiborrados en el club. Dos oficiales de policía uniformados llegan y el lugar rápidamente cierra sus puertas mientras su ebrio propietario intenta llegar a una negociación furtiva. La música en vivo en Bogotá debería terminar a las 3AM. Un miembro más sobrio de la promotora logra llevar a la policía a otro lugar, resolviendo la situación fuera del ojo público.

“Bienvenidos a Bogotá”, dice uno de los asistentes con una sonrisa a unos gringos que se quedaron afuera durante la negociación del soborno.

A pesar de su arreglo con el club y los promotores, los policías regresan dos horas después y cierran la fiesta. Los juerguistas aturdidos saltan a las calles, desconcertados por la luz del día y el tinnitus. Un grupo de DJs igualmente confundidos se abrazan con los entusiastas fans y comparten un cigarrillo reflexivo.

Rita Dagaz, parte del crew Radikal Styles, se acerca al grupo de artistas. Una veterana de la escena de la música electrónica en Bogotá, los felicita por un buen trabajo.

“Hicieron historia esta noche. Hicieron historia”.