La mejor pelea de todos los tiempos: Superman vs. Muhammad Alí

La otra noche estaba en una fiesta. Me salí de la multitud que rodeaba la piscina, me escabullí por un baño para entrar a la casa, subí las escaleras, entré a un cuarto que estaba cerrado y… ¿qué putas? De repente me encontraba en la mitad de la cueva de Batman: mesa de pool; cuatro LCDs colgados en la pared; jerseys de béisbol enmarcados; balones de básquet firmados; cervezas por todas partes; un amplificador de guitarra; y la cosa más surreal, una estatua de Muhammad Alí versus Superman.

¡Sí, carajo! Alí, cara a cara, con el Hombre de Acero.

Como fan de los cómics y del boxeo, esta mezcla superó toda comprensión. De seguro una falla técnica en la Matrix.

Cada héroe medía unos 20 centímetros. Al inspeccionar cada ángulo de la cosa me quedó clarísimo que era una mercancía de DC Cómics. Saqué mi celular y tomé un par de fotos (y sí, saqué una selfie echado sobre los dos titanes, como un Joker descomunal) y, cuando me volteé para salir, sobre una mesa de café, vi un cómic de tapa dura que representaba la estatua.

Adiós a la fiesta. Abrí una cerveza y me senté a leerlo.

Resulta que en 1978 una especie galáctica sometió a la Tierra con una flota de naves espaciales monstruosa y su líder amenazó con destruir el planeta a menos de que nuestro mayor luchador se enfrentara con el suyo, mano a mano.

La mortalidad al rojo vivo… ¡BAM!

Pasaron 30 minutos y con ellos las páginas, no dejé de leer y estudiar cada palabra.

No es una sorpresa que el mercadeo del deporte sea un buen negocio. Uno muy grande: $12.5 billones de dólares se invierten en éste solo en Canadá y Estados Unidos. Piensa en las camisetas, los pósters, calendarios, figuras de acción y videojuegos dentro de la industria. Si vas a la UFC Expo (un evento en el que los fans se reúnen con los deportistas del Ultimate Fighting Championship) encontrarás todo tipo de maricaditas. Y es que es un juego de fácil acceso: solo tienes que encontrar a un luchador amateur que pueda sacarla del estadio, pagarle una pequeña cantidad por un periodo de, digamos, diez años, y luego sentarte y rezar para que sea el próximo Brock Lesnar.

Aparte de las licencias que se consiguen para un luchador, y dejando a un lado que éste logre colarse en los ratings de la televisión o las películas, yo digo que un peleador de la MMA no alcanza la fama hasta que no sale en un cómic.

Claro, algunos años atrás, la UFC creó unos cómics promocionando la lucha entre Anderson Silva y Chael Sonnen, para darle más picante al asunto. Pero bueno, esto no fue un cómic oficial.

Más tarde, Quinton ‘Rampage’ Jackson hizo su propio cómic, que, aunque lo odie un poquito, no es el punto, porque no es lo mismo.

¿Pasará en algún momento que estos luchadores hagan parte de un cómic? Con el gran luchador Georges St-Pierre en el banco y Anderson Silva en una recuperación de la que probablemente nunca salga, el que queda es Ronda, quien podría ser el próximo Avenger. Quizás. Pero digo que va a requerir algo más que quiebre de brazos y aparición en comerciales y películas. Alí trascendió el ring porque su valor moral lo impulsó a estar en contra del establecimiento cuando sintió que estaban persiguiendo una guerra injusta.

Mientras llega ese momento, miren estas increíbles piezas de Fedor y Nick Diaz.

Concepto elaborado por el aclamado 'Reverend' Dave Johnson, un ilustrador de portadas para Marvel, DC, y más.

Concepto elaborado por el ilustre Dan Pansonian, cuyo trabajo ha aparecido en cada sello cómico.

Ah, volviendo a Superman versus Muhammad Alí (advertencia de spoiler: lo siguiente es solo para aquellos que no pudieron encontrar la copia del cómic): Alí, usando sus habilidades superiores vence a Superman. El enfrentamiento fue la mayor emisión de 'pague por ver' de los tiempos; personas de todo el mundo y el universo vieron la pelea, con Jimmy Olsen como comentarista. Por supuesto, Alí venció al monstruoso Hun'Ya, como se predijo, en la cuarta ronda. Después de unos cuantos enfrentamientos más, Alí y Superman salvaron al planeta y al final, me serví otra cerveza.