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Cultură

Hablamos con el director que llevó la novela de Andrés Caicedo al cine

Después de ir a la función privada de la película, entrevisté al director y le pregunté, entre otros aspectos, sobre la dificultad de llevar esta obra de culto al cine.

Yo tendría 17 o 18 años cuando leí por primera vez ¡Qué viva la música!, la novela que inmortalizó al escritor caleño Andrés Caicedo. Pienso que esta obra sirvió como manifiesto y radiografía de lo que significaba — y significa— ser joven. Se trata de un texto con tintes existencialistas, complejo y vicioso, donde una pelada de barrio bien de Cali termina contagiada por un sentimiento de vivir. Vivir rápido. Vivir al extremo. Vivir en medio de una banda sonora que va de los Rolling Stones a Richie Ray & Bobby Cruz, de Los Beatles a Willie Colón, de The Animals a Los Hermanos Lebron.

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¡Qué viva la música! se publicó originalmente en 1977, el mismo día en que Caicedo se suicidó, dejando detrás de sí un mito inexpugnable que hoy, 38 años después, sigue vivo. Sigue igual. El caleño Carlos Moreno se inspiró en la obra para llevarla al cine. Difícil.

Carlos Moreno se estrenó con Perro come perro en 2008, ganándose la atención de la crítica internacional. Luego siguió con Todos tus muertos (2011) y series como Escobar, el patrón del mal.

El lanzamiento oficial de su última película se dio a nivel mundial el 26 de enero de este año en el Festival de Cine de Sundance, bajo su nombre en inglés, Lifeforever, en la sección New Frontier Films.

Hace un par de semanas me invitaron a una función privada de la película antes de su estreno nacional. Debo decir que, después de estar sentado durante 120 minutos rodeado de gente divinamente, pensé en tres cosas: 1. Ni tan mala como dicen, ni tan buena como el libro (tampoco se trata de un intento por superarlo). 2. Es una película muy delicada para los lectores más radicales y muy bien lograda para los realizadores más exigentes y 3. Cualquiera que se haya leído el libro sabrá agradecer que se mantengan intactos muchos de los diálogos y monólogos de María del Carmen Huerta, la protagonista de la obra, la heroína caicediana. La rubia, rubísima.

Aun así, no me bastó con ir a verla, así que decidí hablar con el mismísmo Carlos Moreno por correo electrónico para salir de algunas dudas, vale la pena aclarar que, dado el formato de la entrevista, el caleño se dio la libertad de obviar preguntas, como si hubo algún tipo de acercamiento a la gente de Caliwood, como Luis Ospina, o cuánto presupuesto se hubiese necesitado para incluir canciones vitales para la obra. En todo caso, esto fue lo que resultó:

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VICE: ¡Qué viva la música! es una película inspirada en la novela de Andrés Caicedo ¿Cuál es la diferencia entre eso y una adaptación?

Carlos Moreno: Como yo entiendo, la adaptación milimétrica de una novela de alguna manera se ajusta a todos los elementos literarios y pretende casi que calcarlos para una película. Nosotros no hicimos un calco absoluto, ni un calco preciso de la novela en toda su dimensión: no lo veíamos posible a nivel cinematográfico. La novela es una obra con un universo muy denso, de una gran complejidad, de unos referentes que, al menos en la estrategia cinematográfica que nosotros teníamos, era muy complejo de llevar a cabo. A eso me refiero cuando digo que la película está inspirada. De hecho, nosotros pretendíamos que la película tuviera otro nombre y no fue posible: quizás el haber tenido otro nombre hubiera dado a entender eso.

Por ejemplo, Apocalypsis Now es una película inspirada en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, mas no es una adaptación precisa, porque no se ajusta a la época exacta en la que Conrad cuenta los hechos sobre la guerra en el Congo, sino que se remite más a la guerra de Vietnam.

Nosotros teníamos una estrategia que pretendía conservar un manifiesto y contarlo desde nuestra perspectiva y desde nuestra estrategia cinematográfica.

La película no tiene una temporalidad y eso, para los más radicales, es un riesgo enorme ¿por qué jugarse esta carta y no mantener la esencia de finales de los 60 y principios de los 70 que muestra Caicedo con su escritura?

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Justamente: es un riesgo. En este caso estamos frente a una gran obra, pero yo siento y percibo que no es una obra cerrada, es una obra abierta, casi como un manifiesto literario o un manifiesto que pone en escena toda la posición rebelde de una chica burguesa que decide irse en contra de la sociedad, o al menos contra la parte de la sociedad de la que proviene. Nosotros pensamos que era un manifiesto transmitible a nuestra época, que pasaba por encima de la tempestad y el cataclismo del narcotráfico: la obra de Caicedo en la distancia escucha ese desastre. Nosotros ya pasamos sobre él o quizás estamos aún debajo de él.

¡Qué viva la música! contó con Lynn Fainchtein como supervisora musical, una mujer que ha trabajado en cintas como Biutiful, Babel, 21 Gramos, Amores Perros y Birdman. ¿Cómo fue el proceso de incorporar la música del libro en la película? Y, ¿por qué canciones tan importantes como "Moonlight Mile" de los Rolling Stones, entre otras, no aparecen en la película?

Fue un proceso muy complejo, porque, con Lynn, la estrategia principal de llegar a canciones de los Rolling Stones tenía dos objetivos: tener un par de canciones de ellos y una más, alguna canción importante.Lynn se lanzó a la cacería, pero definitivamente, por plata, fue imposible: se nos exigía una cifra que superaba el presupuesto de producción de la película. No podíamos. Tocamos por varios lados, pero la negociación de las canciones de los Rolling Stones se hace de acuerdo a los proyectos y yo nunca entendí por qué a nosotros nos cobraron tanto dinero.

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Sin embargo, con Lynn como supervisora musical, planteamos otra estrategia con música de la época o por lo menos música que tuviera una temática similar o tuviera un referente similar. De alguna manera era preciso desprenderse de los Stones por más que la obra de Andrés Caicedo por momentos parece una oda a ellos. Eso de alguna manera es algo que comercialmente empezamos a entender, que había que equilibrar o había que tener un balance de las canciones y yo creo que nos desquitamos bastante con la salsa, porque, finalmente, cuando entró Fania en una figura de coproducción con la película, pues de alguna manera aceptó la disposición de un enorme catálogo de las opciones de la disquera que finalmente se usaron.

¿Cuáles fueron sus aportes a la obra? ¿Qué tanto se alejó de la narrativa de Caicedo?

En cuanto a narrativa, veo que definitivamente son dos pistas diferentes: la pista narrativa de Andrés Caicedo en la novela es una pista supremamente compleja y una pista prodigiosa, por así decirlo. Yo siento que nosotros en la película definitivamente estamos haciendo una invitación. Casi como un prólogo. Una previa para llegar a la obra de Caicedo. De ninguna manera pretendemos reproducirla, ni de alguna manera superarla, es más, ni siquiera aportarle algo a la obra, simplemente casi que orbitamos alrededor de ella, tocamos sus atmósferas.

En una entrevista con la revista Cartel Urbano, usted dijo que la mejor forma de honrar la obra era siendo "un poco irrespetuosos" y también, en entrevista con el diario El País, de Cali, que esto "más que una adaptación, es una desadaptación de la obra original"¿Qué papel juega ese "irrespeto" y esa "desadaptación" en la película? ¿Qué le aporta?

Eso lo he visto mucho. Probablemente en una conversación o en algo lo dije y que se tomó literalmente. Con eso se ha jugado bastante. La verdad es que las palabras "irrespeto" y "desadaptación", en estos momentos, no las utilizaría para la película y no tengo nada que comentar de ahí y mucho menos tengo que decir qué le aporta o que no le aporta.

Como suele suceder en todo, es posible que la gente termine odiando o amando la película y que algunos, como fue el caso de una de las hermanas de Andrés Caicedo, puede que se sientan confundidos por los detalles y el tratamiento a nivel milimétrico, ¿Cómo prepararía usted a la gente para lo que va a ver?

Yo realmente no prepararía a la gente para nada. Yo creo que la gente va a las películas bajo su criterio, bajo su individualidad. La película le dará o no le dará lo que quiera tener.

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¡Qué viva la música! se estrena el próximo 29 de octubre en las principales salas de cine del país. Síguelos por acá y cáeles al estreno.