El presentador y comediante estadounidense Conan O'Brien decidió que sería buena idea liberar un poco la carga de estrés de algunos jugadores que estarán disputando el Super Bowl LI este fin de semana, específicamente el mariscal de campo estrella de los Pats, Tom Brady, y el defensivo de los Falcons, Dwight Freeney, a quienes invitó a su programa para ponerlos a competir en el mundo virtual de los videojuegos.
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Después de algunos pasajes empapados del peculiar humor estadounidense, O'Brien le pregunta a Brady si el entrenador en jefe de los Pats, Bill Belichick, está enterado de que Brady se tomó el día libre para jugar videojuegos, y cuestiona su gusto para vestir, "hay un aspecto en el que Belichick no sabe lo que hace, creo que deberíamos cooperarnos con 60 dólares y comprarle una nueva sudadera. Parece que vive debajo de un puente", bromea el presentador.Una vez terminada la primera ronda de enfrentamientos en el videojuego For Honor entre Brady y O'Brien, el comediante le da la bienvenida al segundo invitado de la noche, Dwight Freeney, a quien le exige que se disculpe con el quarterback por las cuatro capturas en su contra. "Absolutamente no, ¿sabes cuántas veces nos ha ganado y anotado touchdowns? Él debería disculparse conmigo". Como era de esperarse, Brady gana su segunda reta de peleitas virtuales, e invita a dos compañeros más, al ala cerrada Rob Gronkowski y al corredor LeGarrette Blount, y del otro lado Freeney invita a "The Beast" Marshawn Lynch.Lo que sucede después es bastante predecible e intrascendente. Gronk y Lynch lucen mucho más cómodos ante las cámaras y nos muestran una cara muy diferente a la que solemos ver cada fin de semana en la NFL. En resumen, los Pats se llevan otro trofeo a casa, el Ultimate Blademaster Extreme Trophy, un trofeo con la cabeza ensangrentada de un gladiador.Contemplen la felicidad de Gronk después de recibir el trofeo. Es como ver a un niño de 1.98m y 120kg recibir un juguete nuevo.Leer más: Hablando del Super Bowl, los comerciales son geniales y los millones de dólares una locura