Todo lo que Esperanza Aguirre ya no podrá volver a hacer

La tercera dimisión de Esperanza Aguirre —recordemos, ya había renunciado en 2012 al cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid y el 2016 el de presidenta del PP de Madrid— no solo supone tirar la toalla como portavoz del grupo municipal del PP o como concejala del Ayuntamiento de Madrid, sino que es también la renuncia definitiva a un estilo de vida que, si bien a veces comportaba flirtear con el horror —accidentes de helicóptero, un partido sepultado por casos de corrupción, etcétera—, también era fuente de momentos de gloria.

Todos sus anteriores cargos le permitían vivir una existencia plena y disfrutar de grandes experiencias, oro líquido convertido en citas ineludibles de su agenda personal que ahora solamente formarán parte de una triste nostalgia, un mero recuerdo teñido de color sepia y lágrimas.

La por aquel entonces presidenta de la Comunidad de Madrid se encontraba promocionando una gran superficie comercial gentrificadora de pequeños comercios locales familiares, también conocidos como colmados. Entre quesos "Entrepinares" y enormes latas de atún de 900 gramos, Esperanza encontró momentos para bromear y hacer comentarios graciosos, como así lo demuestra su jovial rostro en la galería de imágenes de la página de La Presidencia de la comunidad de Madrid.

Cuando uno lo ha conseguido todo en la vida —estabilidad y pomposidad económica, éxitos profesionales y amor del prójimo— solo le queda flirtear con el lado salvaje de la vida para sentir felicidad y emoción. Unos deciden cazar monos en peligro de extinción; otros, someter su cuerpo a miles de cortes hechos con diminutos cuchillos tallados en oro y diamante, pero hay algunos que, como Esperanza, deciden aparcar en un carril bus y arrollar a uno de los agentes de seguridad que te pide la documentación y darte a la fuga. Es en estos momentos cuando la sangre bombea fuerte dentro de nuestro cuerpo, es en estos momentos cuando nos sentimos vivos y conectamos con Gaia, con el creador supremo y nuestra conciencia se expande hasta comprender el origen, el fin y la eternidad. Esperanza ha estado ahí.

No solo el juez archivó la causa sino que, años más tarde, Aguirre se cachondeó de que había vuelto a aparca en un carril bus. Este poder, esta legitimidad, es de la que podía disfrutar la exconcejala. Pero ya no.

"He viajado a través de extrañas estructuras tubulares construidas bajo el suelo. He alcanzado elevadas cotas de velocidad. Me he convertido en Hermes. He dejado de ser materia para pasar a ser pensamiento. He agarrado mi mano al salpicadero de un metro". No se la ve cómoda, no parece una persona que tienda a bajar a las entrañas de una ciudad para moverse a través de tubos tallados por el hombre.

El rock siempre ha sido una cita pendiente para muchos políticos, quienes durante su etapa de formación tuvieron que renunciar a una vida de alcohol y guitarras encima de los escenarios para proyectar una impoluta imagen política para su futuro. Pero el duende nunca duerme y la misma vida política, engrilletada por la austeridad, las privaciones terrenales y el autocontrol, también llevó a Esperanza a una buena tarde de ROCK (en mayúsculas).

La decisión del Ayuntamiento de Madrid (de Carmena) de retirar la subvención municipal a esta escuela de toreo le pareció "algo ilegal" a Esperanza. Ella es sin duda del tipo de personas que ven la cría y muerte de un toro como la expresión artística máxima, como un símbolo de la cultura española. Aguirre por encima de la vida y la muerte. Aguirre, la cólera de Dios.

Bueno, no es exactamente un mono pero ya me entendéis, se trata de la presencia inaugural de Esperanza en la exposición de Origen. Cinco hitos en la evolución humana. Siempre está bien tener la oportunidad de ser una de las primeras personas en pisar museos y exposiciones. A partir de ahora, Esperanza tendrá que hacer cola como el resto de los mortales. Es más, como el resto de los mortales, preferirá quedarse en casa viendo la tele o espiando Instagram en vez de ir a un sitio a "descubrir" el origen de la humanidad.

Esperanza, di adiós a esta antigua vida. Di adiós a los monos, a los mercadonas y a los polis atropellados. Tu nueva vida no rozará mieles tan deliciosas pero saluda al futuro con efusividad y, como reza tu nombre: esperanza.