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olimpiadas que amenazan con destruir la tradición

¿Acabarán los Juegos Olímpicos de 2020 con la alegría en Japón?

El barrio de Golden Gai de Tokio es conocido por sus bares y su atmósfera. Los Juegos Olímpicos de 2020, sin embargo, amenazan con terminar con el distrito para siempre.
flickr via user shiranai

_Al anochecer, _Shinjuku_ derrama sensualidad. Los angostos y oscuros callejones, los clubes de mala muerte y las fondas del barrio de Golden Gai aún conservan el aroma a sexo que prevaleció a mediados del siglo XX en el distrito rojo de Tokio._

Vinayak Bharne, Zen Spaces and Neon Places: Reflections on Japanese Architecture and Urbanism

Lo más destacado de la fría noche de enero que pasé en el distrito Golden Gai de Tokio fue cuando una joven pareja japonesa probó el whisky por primera vez. Estaba anocheciendo en el Bar Coo, una 'anomiya' (cantina) en este área decadente, permanentemente aglomerada, en el siempre activo distrito de Shinjuku. El barrio de Golden Gai alberga unos 200 bares hacinados a ambos lados de seis calles, casi todos con lugar para menos de diez personas, algunos tan apretados que apenas miden dos metros de ancho. Casi siempre, los bares cobran un pequeño cubierto que le da derecho al comensal a un asiento y a cualquier delicia que el dueño sirva. En el Bar Coo, los tentempiés incluidos son ensalada de algas, sopa Miso y trozos de queso Gouda holandés.

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Esa noche, a finales de invierno, el Golden Gai no estaba completamente lleno. Los turistas con urgencia por beber no son siempre bienvenidos, así que nos echaron de uno y nos ignoraron en otro: puede parecer chocante, pero es comprensible cuando la mayoría de los lugares sólo tienen seis sillas que casi siempre están ocupadas por clientes frecuentes. Sin embargo, en el Bar Coo todos son bien recibidos. Los colores brillantes del bucólico valle pintado sobre la puerta hubieran encajado en una comuna de 1970; el ambiente, pacífico, amoroso y comprensivo, también.

"'Bar Coo' tiene dos significados: 'el cielo' y el aforismo budista 'no hay discriminación'", me contó la dueña del local, Miya. "Mi bar es un lugar diverso, donde todos se pueden reír y disfrutar sin importar la edad, género, raza, nacionalidad, posición social o discapacidad".

Miya pone música de Bob Marley, John Lennon, Joni Mitchell y Kurt Cobain —todos los tipos sensibles. El local alberga eventos como "La noche del lenguaje de símbolos" y el "Bar a oscuras", y espera poder comprar pronto una tele para retransmitir los juegos paralímpicos. También ofrece whisky Bowmore a los bebedores primerizos, normalmente jóvenes con ganas de unirse a la multitud repentinamente fraternal. El Bowmore es un caldo escocés ahumado, musgoso, que quema la garganta, no recomendable para los novatos… ni tampoco para los veteranos, en realidad.

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El primer día en el que estuve allí, Miya sirvió un par de vasos con escasa destreza a la pareja novata, y ninguno de nosotros puso suficiente atención como para recomendar a los jóvenes un buen whisky para principiantes. La joven mujer gritó "ohhhh" al mismo tiempo que golpeaba la mesa y hacía sonidos como de gárgaras. Su novio, con los ojos llorosos, seguía sacudiendo la cabeza, riéndose por el hecho de que haya humanos capaces de beber algo tan fuerte.

Todos en el Bar Coo se rieron. Les compré una bebida más suavecita. A la pareja le agradó más el Jameson con refresco. Un momento divertido en uno de los mejores barrios del mundo para beber. Si suena como el tipo de cosas que te gustan, deberías ir… y pronto: se rumorea en las estrechas calles del distrito que Golden Gai podría no estar en pie cuando se prenda la antorcha olímpica de 2020.

Miya te servirá alegremente un trago en su diminuto bar. Foto de Patrick Sauer.

Hace tiempo que se dice que el barrio de Golden Gai podría desaparecer, dado que se encuentra exactamente en el centro de uno de los lugares donde el metro cuadrado es más caro del planeta entero. De acuerdo con un artículo de 2013 del medio nipón Japan Today, la diminuta área ha sido señalada como prescindible "un gran número de veces"; en el pasado, diversas grandes corporaciones han sugerido planes para acabar con el distrito y sustituirlo por edificios multifuncionales más grandes.

Una de las preocupaciones mencionadas con frecuencia es la seguridad en caso de incendios, una inquietud que a priori parece razonable. Sin embargo, la única vez en la que el vecindario estuvo seriamente en riesgo fue en 1980, cuando los miembros de la mafia japonesa ('yakuza') se pusieron a incendiar propiedades cercanas pagados precisamente por la industria de la construcción. Los dueños de comercios en Golden Gai organizaron turnos para hacer guardias en sus negocios y de esa forma el distrito sobrevivió.

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(Los 'yakuza' no deberían aparecer en este reportaje, pensaréis, ya que seguro que no tienen nada que ver con las Olimpiadas de 2020, ¿verdad? Pues os equivocáis. Hay fotos de altos funcionarios japoneses divirtiéndose con jefes 'yakuza'; hay ex Primer Ministros acusados de estar ligados a los negocios de los bajos fondos, como el líder del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio. Qué bonito todo, ¿no?)

Hasta ahora no han aparecido planes públicos para la reordenación de Golden Gai, aunque ya hay barrios de Tokio que están siendo transformados de una forma cuestionable. Aparentemente, confiar en el COI o en cualquiera de sus turbios socios gubernamentales y empresariales es como llamar a los 'yakuza' para que apaguen el incendio que provocaron.

De acuerdo con el documento Fair Play for Housing Rights del Centro de Derecho a la Vivienda y Desalojos (COHRE), las construcciones de infraestructuras y reordenaciones urbanísticas para los Juegos Olímpicos desplazaron a más de dos millones de personas entre 1988 y 2008. Más recientemente, las autoridades brasileñas hicieron desaparecer una favela entera para construir la villa olímpica de Río 2016 —una zona que además se convertirá en un barrio de lujo a pesar de la crisis causada por los precios desorbitados de la vivienda en Brasil.

Si os gusta ponerle cara al conflicto, os presentamos un claro ejemplo: Junichi Inoue, de 71 años, pronto perderá su casa en Tokio a causa de los Juegos de 2020. Exactamente lo mismo le pasó en 1964. Es como si el fantasma ciberpunk de Akira planease por la capital nipona.

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No es por comparar las violaciones a los derechos humanos con la pérdida de un distrito de una ciudad, máxime cuando lo más reseñable de éste son las muecas que hacen personas con ingresos mínimos cuando beben Shōchū; sencillamente, esta circunstancia nos recuerda que el COI jamás permite que nada se interponga en su camino.

El distrito de Shinjuku es otro ejemplo de los cambios que causan los JJOO. La zona se convirtió en un monstruo tras las Olimpiadas de 1964: mucho fue demolido, y después mucho más fue construido —incluyendo, por cierto, la estación de metro más congestionada del mundo, una parada por la que pasan hasta 3,5 millones de pasajeros al día.

"Golden Gai está situado en el distritomás robusto, energético y psicodélico de Tokio. Si vas a Shinjuku verás luces de neón y pantallas digitales en todos lados. Es una estética ultramoderna, una muestra futurística de Japón. En el centro, además, está una de las pocas tiendas de telas tradicionales de Tokio", dice VinayakBharne, profesor de obras públicas y arquitectura en la Universidad del Sur de California, amén de seminarista y colaborador del Centro de Estudios Japoneses. "Desde el punto de vista de la preservación histórica, el distrito tiene un enorme valor. Eso ya debería ser suficiente para merecer un debate importante sobre su hipotética demolición."

Tras la Segunda Guerra Mundial, el barrio de Golden Gai se levantó de las cenizas del bombardeado Tokio como hogar de todo tipo de comercios —especialmente dedicados al mercado negro. La mayoría de edificios de dos pisos que permanecen de pie originalmente fueron burdeles. Los hombres solían sentarse en la barra para beber y esperaban a ser llamados para subir el primer piso (un dato: los locales del Golden Gai tienen baños porque muchos de ellos albergaban prostitutas en el pasado).

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El gobierno nipón, que quiso sacar a los pandilleros y a sus negocios sucios de las principales rutas del transporte público, prohibió la prostitución en el distrito. En 1960, Golden Gai evolucionó a su actual versión. Durante muchos años, las estrechas y oscuras calles fueron el corazón de la vida bohemia japonesa, un conglomerado de artistas locales, escritores, intelectuales y músicos.

Los visitantes procedentes de entornos distintos no empezaron a llegar masivamente hasta décadas después, cuando los locales mejoraron en temática, decoración y originalidad. A día de hoy abundan los bares-tributo: a los juguetes de plástico de los 80, a lo 'trash' (no es raro ver elementos de gusto discutible como ratones preservados en frascos), a las luchadoras profesionales, a la película Suspiria de Dario Argento, al punk rock, al piloto americano Evil Knievel, al anime… y muchos más.

En la sociedad occidental, la preservación histórica juega un papel más importante que en Japón, aunque en este caso no estemos hablando de ruinas antiguas. Los edificios más discretos del barrio de Golden Gai parecen pertenecer a otro tiempo: a la década de 1950, concretamente. Los pasadizos iluminados por luces de neón son cosa del pasado, pero no de un pasado distante, porque Japón nunca ha sido construido para durar.

"Hay una hermosa cita del famoso arquitecto japonés Toyo Ito: 'La ciudad europea es un museo, la ciudad japonesa es un teatro.' Tradicionalmente, se esperaba que cada ciudad, que cada edificio, vivieran y murieran. Cada edificio de madera en Japón ha sido reconstruido infinitas veces. Es la antítesis del ideal occidental de la herencia. En la sensibilidad japonesa, demoler cosas y reconstruirlas no representa un problema", dice Bharne.

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Tantos bares, tan poco tiempo. Foto vía usuario de Flickr Stephen Kelly.

Aun creyendo en la palabra de Bharne en lo referente a la naturaleza efímera del urbanismo japonés, es difícil encontrar una relación entre esta tradición y los planes multimillonarios de reurbanización del barrio de Golden Gai. Cuesta imaginar que una parte de la seguramente enorme inversión que vendrá con los Juegos, por pequeña que sea, vaya a parar a los bolsillos de los ciudadanos comunes del barrio como Miya, la dueña del Bar Coo.

Un blogger anónimo que llamaré Tokio-ed dice que Golden Gai ha estado bajo amenaza de reurbanización desde que fue establecido —y que siempre lo estará. Es un distrito en constante cambio incluso aunque los locales se mantengan igual.

"Hay una mayor amenaza al carácter de Golden Gai que las Olimpiadas: se trata de la 'roppongificación' del área a causa del creciente flujo de extranjeros [Roppongi es el nombre que desde 1945 recibe el distrito de Tokio habitado por extranjeros]. Ya casi no voy a Golden Gai porque mis bares favoritos siempre están llenos de turistas," dice Tokio-ed.

"No importa si atraemos la atención del público al lugar, obligando así al Gobierno a reconocer el valor intrínseco de Golden Gai, o si mantenemos su existencia en secreto para que solo vayan los locales: de cualquier modo terminaremos perdiéndolo", añade el bloguero.

Sé a qué se refiere Tokyo-ed. Vi cómo los últimos restos del antiguo barrio bohemio de Greenwich Village, en Nueva York, eran destruidos y vendidos. De mi bar favorito ya no queda nada; el original Blind Tiger se convirtió en un Starbucks. En su día menté madres, me quejé y terminé mudándome. Entiendo perfectamente a Tokyo-ed.

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Quizás sea por eso que me gustaría recorrer Golden Gai y pasar el resto de mi vida ahí.

En nuestra última noche, terminamos yendo al Bar Coo por segunda vez en nuestras tres noches en Tokio —algo que no hubiera hecho normalmente en una ciudad que tal vez nunca vuelva a ver. Lo más destacable de esa noche fue conocer a un grupo de australianos. El que vivía en Japón le mostró a mi esposa una foto de su familia; ella le dijo que sus hijos eran hermosos. El bar de Miya es del tamaño de un piano de cola: dentro, no hay otra opción que hacer nuevos amigos.

A pesar de que no confío en la buena fe de cualquier entidad ligada a las Olimpiadas, Miya cree que las cosas se solucionarán, y no sólo porque tenga un espíritu 'hippy'. La dueña del Bar Coo se reunió un día con Yuya Ishikawa, directora general de la asociación de promoción de las calles comerciales de Shinjuku Sanko (uno de los dos sindicatos del barrio de Golden Gai, formado principalmente por dueños de bares), para preguntarle su opinión al respecto. Ishikawa le dijo a Miya que no se preocupara.

"Son solo rumores sin fundamento con años de antigüedad. La popularidad del Golden Gai lo convertirá en un destino obligatorio para los turistas de los Juegos Olímpicos", aseguró Ishikawa. La mandataria incluso recomendó a los dueños de los bares abrir todos los días y ser más flexibles con los turistas.

"Después de que me dijeran esto en el sindicato, ya no me preocupo", dice Miya. "Puedo imaginarme a clientes futuros entrando al Bar Coo diciendo, 'Hola, abuela. ¿Sigues viva?'".