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FIGHTLAND

El muay thai de Dragon en Phuket

En una calle llena de practicantes y turistas, el gimnasio Phuket Dragon forma a los peleadores de manera tradicional mientras encuentra la manera de atraer clientes internacionales.

Fotos por Matthew Yarbrough

Hace ocho años, un peleador convertido en entrenador de Phuket compró un terreno en la isla donde nació para instalar un gimnasio. Contrató entrenadores de todo Tailandia, reclutando a un par de peleadores prometedores y enviándolos a pelear. Llamó al gimnasio Phuket Dragon Muay Thai.

Luego empezaron a llegar los extranjeros, más y más cada año. Empresarios, tanto locales y foráneos compraron terrenos. Empezaron a aparecer nuevos gimnasios, entre cafeterías y restaurantes que ofrecían cocina diversa, Las calles tranquilas se convirtieron en un nuevo paraíso para los entusiastas del ejercicio en las vacaciones. Y en medio de todo estaba el pequeño gimnasio de muay thai, cambiando y creciendo junto con el vecindario.

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Dragon aún está en sus instalaciones originales en Soi Ta-ied en Chalong, y su dueño y fundador, Ekkarin Lookchan aún lo dirige. Sale de la oficina de su gimnasio y sondea la calle, alguna vez tranquila, ahora atascada, Soa Ta-ied. "Todo ha cambiado", dice Ekkarin. "Esta calle es muy diferente ahora. ¿Todo esto?", apunta los centros de entrenamiento con barras de jugos y licuados y búngalos en la parte trasera. "Todo esto antes era jungla".

Ekkarin Lookchan de 38 años, es un lugareño en una isla en la que casi toda la comunidad de muay thai es de otra parte. Como muchos dueños de gimansio, Ekkarin creció siendo peleador. Su padre fue peleador en Bangkok cuando era joven e hizo que Ekkarin se involucrara en el muay thai a temprana edad. Ekkarin entró al ring por primera vez a los 13 años, peleando hasta inicios de sus veintes. A diferencia de otros peleadores de muay thai que crecieron en el deporte y lograron récords de más de cien peleas para cuando llegaron a una edad adulta, Ekkarin peleó solo 24 veces. Atribuye su relativamente pequeño récord a que se enfocó en la escuela, no en un futuro como peleador profesional. Después de usar sus habilidades en gimnasios en su pueblo, luego trabajando como entrenador en el gimnasio Chalong Chai Gym, a los 30 años inauguró Phuket Dragon.

Ha funcionado bien para Ekkarin, quien ahora practica muay thai junto a los entrenadores y peleadores que emplea. Quince entrenadores actualmente tienen hogar en Dragon, así como siete peleadores activos, la mayoría de los cuales son del sur de Tailandia y regularmente pelean en Bangkok.

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Dejan sus habitaciones y se juntan cerca de los costales de golpeo, haciendo bromas unos con otros mientras llegan los estudiantes extranjeros. El entrenador Yai de Trang ríe mientras me señala a un peleador, San de 27 años, originario de Phanhna, quien se fracturó la naríz en una pelea en el estadio Rajadamnern la semana pasara. La naríz de Sanestá sanando bien y tiene buen ánimo. El hecho de que ganó la pelea también le ayuda.

Cerca de veinte estudiantes de todo el mundo llegan a la sesión de entrenamiento de esta tarde. El gimnasio con cuatro rings permite que todos se acomoden. Algunos viven en los búngalos del gimnasio, algunos llegan de otras partes. Por lo general se quedan de una semana a un par de meses.

Los peleadores tailandeses del gimnasio, sin embargo, a menudo viven en el gimnasio durante algunos años antes de irse a otro gimnasio. Dragon es como un gimnasio intermediario para muchos peleadores tailandeses. Los peleadores adolescentes a menudo llegan a Dragon de gimnasios pequeños, se quedan un par de años desarrollando sus habilidades y ganando experiencia en el ring y se van a gimnasios más grandes, con la meta de pelear en Bangkok. Muchos peleadores de Dragon que llegan a Bangkok aún mantienen su nombre de peleador de Dragon. "Como Khaosanit Dragonmuaythai", dice Ekkarin. "El año pasado ganó Mejor Peleador en Channel 7. Se formó aquí en Dragon".

Cuando le pregunto si seguirá el ejemplo de sus gimnasios vecinos y ofrecerá otras artes marciales además de muay thai, Ekkarin sonría, frunce el ceño y niega con la cabeza. "No tenemos experiencia con ese tipo de artes marciales. Nos gusta el muay thai aquí, y solo el muay thai. Enviamos peleadores a pelear en Bangkok", dice, enfatizando el papel del gimnasio como un gimnasio serio, no solo como un lugar para que los extranjeros entrenen en vacaciones.

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Los peleadores tailandeses de Dragon representan activamente al gimnasio en Bangkok, pero los estudiantes extranjeros del gimnasio, de entusiastas a profesionales son vitales para el gimnasio. "Las cuotas de los estudiantes extranjeros son lo que mantienen con vida al gimnasio", dice Ekkarin. "No recibimos dinero de las bolsas de los peleadores. En verdad queremos darles una manera de ayudar a sus familias [al enviarles dinero a casa]". Ekkarin agrega que Dragon no discrimina con las políticas sobre las ganancias de las peleas: Ekkarin dice que los extranjeros también se quedan con sus bolsas completas.

Dragon es un gimnasio tradicional, posiblemente es el más tradicional de la calle. El edificio es de madera, estilo tailandés. Hay pisos de baldosas frios al tacto, resbalosos cuando les cae agua.

Pero no es del todo tradicional, por supuesto. Los búngalos están decorados; la oficina es moderna con puertas de cristal y aire acondicionado.

Desde la calle el gimnasio luce pequeño, una oficina y una pequeña área de entrenamiento. Pero se extiende hacia atrás, hay tres rings más y una área de tatamis, incluso hay una docenas de búngalos para invitados al lado. La cafetería de Dragón y el restaurante están al lado, ofreciendo grandes porciones de comida a precio razonable. La esposa de Ekkarin trabaja en la cocina, pero es un esfuerzo de equipo —el mismo Ekkarin nos trajo un par de platillos que ordenamos.

Es en verdad un esfuerzo de familia —los hijos de Ekkarin también son parte del gimnasio. Su hija de 14 años, Palm, también entrena ahí. Su nombre de peleadora, Petchnamneung Dragonmuaythai, ha engalanado los posters de seis eventos en el año que ha estado peleando. Ha entrenado la mitad de su vida y le encantan sus recientes presentaciones en el octágono. Por como patea y golpea alegremente a los entrenadores antes de que se pongan las manoplas para los estudiantes extranjeros, es evidente que es el tipo de niña que se quedará en el muay thai durante mucho tiempo.

El hijo de 4 años de Ekkarin es como una mascota del gimnasio cuando camina por los tatamis. Podría ser peleador algún día, como su hermana Palm, su padre y su abuelo.