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la revancha del '18'

Manning y la espina de su desastroso Super Bowl 48

La aplastante derrota ante Seattle en el Super Bowl de hace dos años dejó muy mal parado a Peyton. Las circunstancias ante Carolina parecen distintas.
Foto: Jeff Gross / Getty Images

La rivalidad Brady-Manning finalizó a favor del quarterback de los Denver Broncos una vez más. Fue un partido cerrado y tenso donde ninguno de los dos jugadores estrella brillaron como nos tienen acostumbrados. Pero esto ya no importa porque Manning estará disputando su cuarto Super Bowl el 7 de febrero y, con ello, una nueva oportunidad para redimir su última actuación en un "Súper Domingo".

A lo largo de su fructífera carrera, Manning ha disputado tres Super Bowls —sin contar el de este año— en 2006 y 2009, aún jugando para los Indianapolis Colts, ante los Chicago Bears y New Orleans Saints, respectivamente, y en 2013 contra los Seattle Seahawks, terminando con una marca de 1-2.

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El Super Bowl XLVIII, el último de los antes mencionados, es la espina clavada en el costado del mariscal de campo de los Broncos. Las críticas fueron implacables después de que Manning fuera incapaz de liderar una de las líneas ofensivas más prolíficas de la historia y fueran arrollados 43-8 por una de las defensivas aéreas menos productivas.

Desde el principio todo indicaba que sería una larga noche para los de Denver, después de que la primera serie ofensiva de los Broncos terminara en un safety —el marcador más rápido en toda la historia del Super Bowl—. Para la primera mitad, Seattle había conseguido una ventaja de 22 puntos, y Manning ya tenía dos intercepciones.

Para la segunda parte, las cosas no cambiaron mucho. Los Seahawks inauguraron el tercer cuarto con una patada de regreso de Percy Harvin de 87 yardas para obtener una ventaja de 29 puntos. El final del mismo cuarto presenció un touchdown más por parte de Seattle —gracias a una pérdida de balón— y los míseros 8 puntos de la ofensiva de Denver en todo el partido.

Último cuarto: 36-8, en otras palabras, una paliza. Ya ni mencionar los últimos siete de los Seahawks, para ese punto ya daba lo mismo. Al día siguiente los encabezados destacaron el trabajo en conjunto de Seattle, pero en sí de lo que todo mundo hablaba era de la pésima actuación de Manning; un fracaso más en el escenario más grande del futbol americano que dejaba al quarterback de los Broncos en el "ya merito".

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Sí, Peyton Manning es sin duda uno de los mejores mariscales de campo de la NFL, PERO sus dos derrotas en la fiesta grande del emparrillado y su récord negativo en postemporada lo dejan fuera del Olimpo de las leyendas de este deporte como Tom Brady, Ben Roethlisberger, entre otros.

El Super Bowl 50 es el escenario perfecto para que Manning redima sus derrotas pasadas y logre, por fin, colocarse como un quarterback de élite en cuanto a campeonatos se refiere. El momento que Denver está experimentando después de derrotar a la escuadra favorita de los New England Patriots, tal vez sirva como revulsivo para que esta vez Peyton pueda alzar el Vince Lombardi y acabar con sus fantasmas.

El panorama no luce nada fácil, pues se verán las caras ante el mejor equipo de esta campaña, Carolina Panthers, encabezado por el mejor quarterback de la temporada, Cam Newton. Una vez más, los Broncos estarán abajo en las apuestas y no sólo su defensiva —punto clave en el partido contra Brady y compañía— tendrá que estar presente una vez más, sino también la cabeza del equipo, Peyton Manning.

A diferencia de hace dos años cuando los Broncos llegaban como claros favoritos al Super Bowl, en esta ocasión Denver llega como probable víctima ante Carolina, un equipo que es más poderoso en conjunto que su rival.

La presión siempre la ha sabido asimilar muy bien en su carrera Manning, y esta basa es quizá la que menos preocupa, pero siempre el hecho de tener mayor calma puede darle más frutos a la estrella de Denver.

Del otro lado, la calidad de Newton es innegable y su momento, el mejor de su vida. Pero, la inexperiencia en un Super Bowl siempre puede generar factura y 'SuperCam' podría padecerla. Ese instante de paciencia y claridad al momento de tomar decisiones, que tan bien ejecuta Manning, puede contrastar con la explosividad de carácter del QB de Carolina.

Dos años pasaron desde aquel Super Bowl 48. Manning tiene una espina clavada la cual se enterró más por las críticas que se llevó en aquella derrota contra Seattle. El destino le da en una situación opuesta, una nueva oportunidad para ganar su segundo anillo de campeón, dejar la balanza en un 'Super Domingo' de 2-2 y poderse retirar como la figura que es. De lo contrario, retirarse como subcampeón y con un porcentaje negativo en peleas por título será un doloroso recuerdo para Peyton.