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las lesiones de djokovic son una broma

La amistad entre Federer y Djokovic es falsa, asegura Boris Becker

El entrenador de Djokovic dice que este par en particular no se agrada mutuamente y el PGA Tour es un poco "políticamente correcto".
Image by Susan Mullane-USA TODAY Sports

Si te pones a ver cualquiera de los partidos entre Roger Federer y Novak Djokovic, independientemente de quien gane, las escenas más comunes que verás son corteses apretones de mano, abrazos prolongados sobre la red, y comentarios de ambas estrellas dedicados a elogiar a su oponente —no es el tipo de reacción natural que esperarías de dos personas que acaban de pasar cinco horas peleando por cada punto.

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Así es como ha sido el tenis varonil desde hace un tiempo para acá. En casi una década, el Tour varonil ha hecho su mejor esfuerzo para recordarnos que sus mejores jugadores comparten nada más que una gran amistad y un gran respeto el uno por el otro. En el Abierto de Australia de 2009, Rafael Nadal comenzó su discurso, frente a un Federer en lágrimas, con un simpático "lo siento Roger" y seis años después, Djokovic, a pesar de aguantarse las lágrimas por haberse perdido otro Slam en su carrera, abrazó prolongadamente a Stan Wawrinka la semana pasada al final del Abierto de Francia.

Pero Boris Becker, el entrenador de Djokovic, está cansado de lo políticamente correcto y las "falsas" amistades. Decidió soltar un hecho simple y poco sorpresivo: Djokovic y Federer, los actuales número 1 y 2, no se caen bien, ha dicho el seis veces ganador de Grand Slams en su nueva autobiografía "Wimblendon: My Life and Career At The All England Club". Becker dice que los dos no se llevan y es casi casi un "secreto a voces" entre las personas cercanas a ellos.

Todo comenzó, como toda contienda de sangre, con una queja en la caja de servicio de Federer y Djokovic. Durante un partido en Mónaco en 2008, Federer mandó callar a los padres de Djokovic —ganándose los aplausos por parte del público—. Un año antes, cuando se jugaba un empate en la Copa Davis contra Serbia, Federer había dicho que el tiempo para atender las lesiones de Djokovic era "un chiste." Suiza ganó el desempate, pero Federer siguió enojado después del partido.

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"Sabes, no me creo sus lesiones…digo, yo soy serio, y creo que él finge cuando se lastima. Las reglas están ahí para ser utilizadas pero no para abusar de ellas, y es justo lo que ha hecho muchas veces," dijo. "Por eso es que no estaba contento con su comportamiento y poco después lo vi correr como conejo de nuevo. Sí, fue un gran apretón de manos para mí. Estaba feliz de haberle ganado."

El padre de Djokovic no tomó el insulto de la manera más amable y respondió al suizo de la misma forma: "Federer es quizá aún el mejor tenista de la historia, pero como persona es todo lo opuesto," declaró. "Se dio cuenta que él (Djokovic) era su sucesor y estaba tratando de desacreditarlo de cualquier manera."

A casi una década de esos incidentes, Federer le ha bajado a sus críticas. Becker infiere que los patrocinadores de alto perfil de Federer —Rolex, Moet & Chandon, chocolates Lindt—, lo obligaron a mantener una imagen relajada y amigable que hace olvidar casi por completo el hecho de que alguno de sus pensamientos hayan sido ventilados.

"La razón por la que Roger es uno de los atletas mejor pagados de todos los tiempos es porque a todos les cae bien," dice Becker. "Pero considera esto: no puedes caerle bien a todo mundo…Gana una buena cantidad de dinero con su imagen pero ¿ganaría menos si fuéramos capaces de ver su verdadero carácter?

Becker comenta que gracias a su interacción con los fans de tenis se ha dado cuenta de que las personas cada vez anhelan más los días en que los tenistas mostraban más personalidad en la cancha. Él cree que el Tour es "un poco políticamente correcto", y ha afectado los niveles de audiencia de la T.V. Con excepción de algunas palabrotas de Andy Murray —siempre dirigidas a su propia caja en lugar de su oponente—, el juego varonil apenas y tiene jugadores que brinden el tipo de espectáculo que Boris Becker y John McEnroe alguna vez armaron.

De igual forma, podríamos culpar a los micrófonos colocados a nivel de cancha, pues quién estaría dispuesto a que le quitaran $10,000 dólares de su quincena sólo por haber soltado un "jódete" durante un partido. Ni siquiera Federer seguramente.