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Las prisiones de Egipto están abarrotadas de activistas y periodistas

La represión de las manifestaciones, incluso de las pacíficas, está violando derechos humanos a diestra y siniestra.

Un manifestante simpatizante de Morsi es arrestado afuera de la corte durante su juicio la semana pasada.

Los últimos tres viernes, la policía egipcia ha arrestado más de 700 manifestantes y asesinado a 70, según datos oficiales. Hubo un tiempo que estos números eran los titulares de las noticias. Ahora no se le presta la misma atención. Los medios de están cansados de la situación en Egipto al igual que la gente que se ha retirado de la política desde la revolución del 2011.

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Según Wiki Thawra, una página dedicada a documentar la revolución de Egipto, más de 21 mil personas han sido detenidas desde el 3 de julio, la mayoría de ellos durante manifestaciones contra el ejército por destituir a Mohamed Morsi. Ahora los miembros de la Hermandad Musulmana son de los criminales más odiados. En Navidad, el gobierno interino de Egipto declaró a laorganización como un grupo terrorista, a pesar de la escasa evidencia para dicha declaración. Desde que Morsi fue destituido, las calles de Egipto se han gobernado con leyes nuevas. En noviembre, el presidente interino Adly Mansour aprobó una nueva ley, criminalizando las manifestaciones masivas. Reuniones con más de diez personas no son autorizadas y quienes asistan son detenidas, especialmente durante las manifestaciones semanales de los simpatizantes de Morsi. Los activistas seculares y los periodistas también han enfrentado la ira del estado. Los críticos argumentan que las autoridades, apoyadas del ejército egipcio, están usando nuevas tácticas para ir contra la gente que esté en su contra.

“Cada viernes, nada menos de 500 a 600 personas son arrestadas”, dijo Mohamed Ibrahim, Ministro Interior, en una conferencia de prensa la semana pasada. “Al comienzo, nos esperábamos a que la manifestación se volviera violenta, pero ahora los enfrentamos una vez que se reúnen”.

Estudiantes arrestados violentamente durante una manifestación afuera de la Universidad Al Azhar, el mes pasado.

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Hablé con un joven, Ahmand Nour el Din, que fue arrestado cuando la policía lo vio grabando los momentos entre los manifestantes y policía dentro de la Universidad Al Azhar de El Cairo. “La celda en la que me encerraron se suponía que era para cinco hombres, yo estaba encerrado con 20. La policía va detrás de gente que graba lo que está sucediendo, y los ponen en las mismas celdas que criminales. Esos hombres nos robaban a diario. Ellos eran los que lideraban la celda, sólo nos dejaban usar el baño cuando ellos quisieran”. Con tantos arrestos, las prisiones de Egipto están abarrotadas. La capacidad de algunas celdas es seis veces mayor. Los prisioneras se toman turnos para dormir. Cuatro periodistas Al Jazeera están siendo detenidos junto con otros activistas y simpatizantes del ex presidente, en una celda en Tora, una prisión de El Cairo. Son acusados de ser una amenaza a la seguridad nacional. La semana pasada, el mundo pudo ver un poco de la vida dentro de las celdas por medio de una carta a escondidas de uno de los detenidos,  Ahmed Maher, co fundador del movimiento 6 de Abril. “A quien sea que se le encuentre con pluma o papel es torturado, también a quienes hayan estado con él. Los detenidos por crímenes como robo, asesinatos o drogas tienen libertad dentro de la prisión. Son los que fueron detenidos después del 30 de junio que son encerrados en una celda de aislamiento”.

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Las familias de los detenidos están preocupadas, sobre todo cuando los presos padecen alguna enfermedad. Mustafa es el hermano de un miembro de la Hermandad Musulmana que fue arrestado afuera de su farmacia a principios de octubre. Él me dijo que su hermano se enfermó después de ser golpeado brutalmente y dejado en su celda sin tratamiento medico. “Yo no criaría pollos en ese lugar”, me dijo. “Y aun así dejaron a Salah ahí, sangrando y enfermo. Cada vez que comía, vomitaba su comida. Su cuerpo empezó a hincharse…N o había un doctor en el sitio, así que las autoridades de la prisión dejaron que sus compañeros de celda lo cuidaran. Si no tienes manera de mantener a la gente viva o conservar su dignidad, ¿por qué tenerlos ahí?”

La policía egipcia atacando a un manifestante en la Universidad Al Azhar.

Eventualmente, Salah murió en el hospital. Fue transferido, dice su hermano, pero para este entonces ya era muy tarde. “La policía sabía lo que había hecho”, me dijo. “Sabían que ellos eran los responsables pero no lo querían admitir, así que los transfirieron. Ahora es su familia la que vive con el dolor”.

Es muy probable que el numero de arrestos siga escalando las siguientes semanas. Los egipcios están votando por una nueva constitución —la primera después de Morsi—. El ministro interior advirtió que “cualquier intento de interrumpir el proceso del referéndum o prevenir a los ciudadanos de votar, serán confrontados por un nivel de fuerza y severidad que no se ha visto antes”. Durante el primer día del voto, 140 personas fueron arrestadas. En la votación del referéndum, siete activistas de Egipto Fuerte, un partido centralista islámico, fueron arrestados por abogar contra la nueva legislación. Salieron con fianza, pero los hombres reportan que cuando fueron detenidos fueron golpeados, interrogados bajos leyes anti terroristas y acusados de “oponerse a la constitución”. Cuatro de los hombres enfrentan cargos por participación con actos terroristas, la sentencia es de por vida en prisión. Si aparecen más problemas durante la votación —o el 25 de enero, el tercer aniversario de la revolución de Egipto—  las celdas de todo el país estarán llenas de personas.