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Cultură

Archivo Vice: Irse de gira, La guía de los Black Lips

Consejos prácticos para ti y tu bandita amateur.

Te pasas todo el año a la espera de la temporada de festivales y conciertos masivos. Todos los días del verano tienes eventos, performances y festivales a los cuales acudir en un deseo febril de disipar el calor (¡entre multitudes no, güey!) ligarte a una extranjera post-gótica y encontrar alguien con quien beber, discutir de música y/o drogarse no necesariamente en ese orden. Tantas bandas, tanta gente y tanta diversión pero ¿alguna vez has pensado qué sacrificios tienen que hacer los grupos para que tú te des la vidaza veraniega a costa de ellos?.

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Alguien tuvo la feliz idea de plantearse esta pregunta y otro alguien distinto les pasó encargo a una de nuestras bandas favoritas para que nos contaran cómo es salir de gira. Nos han devuelto una recopilación alfabética de los highlights de salir de gira. En contra de lo que podrías pensar, no todo es tocar, ser un ídolo y coger, ¿o sí? Ésto es lo que resultó.

Alcohol. Destierra el aburrimiento y hace tolerable tener que hablar cada noche con completos extraños. Es también lo único que consigue que duermas bien cuando te toca dormir en el suelo. No entendemos cómo se las arreglan de gira los abstemios.

Backstage. Después de un chingo de horas metido a presión en una camioneta, hasta ese armario empotrado habilitado como camerino te parece un santuario. No importa que sólo sean cuatro paredes llenas de humedad y estampas de grupos de mierda y que el sofá apeste a meados: debes proteger este sitio, con tu vida si es necesario.

Cold sores (Herpes). Después de arrimar la boca a un micrófono llenó de la saliva de mil trovadores indie, que no te sorprenda.

Drink tickets (Tíckets de bebidas). Los locales acostumbran a ser unos codos con la bebida: cuatro tíckets por cabeza, la cerveza que sabe a agua, vale uno y el  vaso de chupe dos. Pero a ladrón, ladrón y medio: los tíckets suelen ser rojos, blancos, azules o amarillos, así que antes de la gira compra un rollo de cada uno. A veces aplica.

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Drogarse. En cuanto a la droga, nuestra política es la de no llevar más de la que te puedas meter. Si la poli te para en la carretera y ve que eres una banda, te registrarán cabrón. Siempre podrás comprar más drogas en la siguiente ciudad.

Comida rápida. Prepárate a llenar el buche de comida basura y sentirte de la verga día tras día. Puedes llevar una nevera con verduras y fruta fresca, pero se ve poco rockero y además no cabe.

Guestlist. Que no te sorprenda que horas antes del concierto el teléfono móvil humee de tantas llamadas y que hasta el novio de tu hermana pequeña te envíe un SMS diciendo “hola”. Si no pueden ayudar cargando equipo, mejor deja de responder.

Salud. No hay nada peor que tener que conducir 10 horas seguidas cuando tus compañeros deliran de fiebre o sienten todo el rato que están a punto de vomitar. Bueno sí: que seas tú el que vomtie y delires al voante. Que no falten los sobrecitos de vitaminas solubles.

Tiempo muerto. El 90% de las giras es tiempo desperdiciado. O lo es, o lo parece: los 15 minutos que te sentarás en la puerta del local esperando a que abran te harán creer que te salió barba. Esto puede conducir a desarollar hábitos nefastos, así que ármate de paciencia. Lee, medita o fúmate un toque.

Jalarle el pescuezo al ganzo. Las giras generan mucha tensión y hacer esto la libera. La regla de oro es: ten un poco de consideración y, si te la tienes que jalar, hazlo en el hotel o en la ducha, nunca en la camioneta. Tus fluidos pueden terminar en la cara del que conduce.

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Krunk. Onomatopeya del golpe que recibe la mandíbula cuando el público se vuelve loco y empieza a disparar codos en todas direcciones.

Cargar y descargar. El equipo nunca se descarga a la hora prevista. Siempre vas con adelanto o con retraso, y por lo general tienes que hacerlo muerto de hambre y/o cansancio. Y no te quiebres la cabeza si volver a cargar el equipo implica perder oportunidades sexuales o de fiestón.

Los integrantes de la banda que se pierden. Si uno de los del grupo quiere irse de fiesta tras el concierto, asegúrate de que tienes la dirección exacta de dónde va, su número de móvil bien apuntado y otro por si acaso. Esto puede ponerse cabrón si vas tan drogado que tu letra parece un jeroglífico, pero evita tener que cancelar el siguiente concierto porque el bajista anda desaparecido.

Manejar de noche. Anfetas para el conductor, somníferos para los pasajeros. También es útil para evitar dormirse al volante ir escuchando algo bien potente, como Today is the Day o Melt Banana. También en la N: nódulos. Si gritas, bebes y fumas demasiado se te formará un callo en las cuerdas vocales. Te pasará antes o después.

Teloneros. Los grupos teloneros suelen ser más malos que su chingada madre, y unos gorrones de cuidado. Aun así, no es conveniente abrirlos del todo, ya que a veces te prestan el equipo o te ayudan a encontrar un sitio en el que estirar la espalda unas horas.

Botellas para orinar. Nunca llegarás a nada si paras cada vez que alguien tiene que mear. Usa botellas de plástico. Y márcalas: una vez uno de nosotros se echó un trago de orines creyendo que era té.

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A la aventura. Aunque acabes perdiendo algo de dinero, las giras son un modo relativamente barato de viajar. Si además te ganas algún dinerito, pues más contento estarás. Por mucho que pueda en ocasiones dar problemas y dolores de cabeza, ir de gira es mejor que quedarse echado en casa, en la escuela o en la chamba.

Relaciones. Difíciles de conservar en este trabajo. Hay grupos que siguen la estricta política de “lo que sucede en la gira no se le cuenta a nadie cuando ésta termina”, pero puede ser bastante complicado darle a tu novia una explicación convincente de por qué has vuelto con el pito al rojo vivo y chorreando pus verde.

Técnicos de sonido. Muchos son unos sabelotodos insoportables a quienes les vale madre tu grupo y tu sonido. Lo peor es que si discutes con ellos te arruinan el concierto. También los hay, pocos pero los hay, amistosos y dispuestos a ayudar. La contraparte es que te taladren con anécdotas de cuando sonorizaron o se fueron de gira con nosequién antes de que fuera famoso.

Paradas de servicios. Descanso y campo de juegos del viajero, en estas paradas podrás comprar lo que necesites, ya sean chicharrones, barriles de cerveza, toallas, cuchillos o un osito de peluche para el cantante.

Buitreando. Cuando te quedas sin un puto peso en el bolsillo te transformas en un animal. Todo vale. Olvida cosas como la dignidad o el amor propio. Un ejemplo: esperar en la puerta de un restaurante a que entre una pareja de novios y pedirle al güey las sobras, por caridad. No falla.

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Guerreros del fin de semana. Estos locos fiesteros ni por un instante se paran a pensar que estás cansado, crudo y sin haber dormido bien. No te quedes con ellos. En cuanto detecten que no puedes seguir su ritmo te dirán en la cara que eres un marica y un fraude.

La X marca el lugar. Necesitas un buen mapa y un copiloto que lo sepa interpretar. Si el grupo va p’alante no es mala idea invertir en un GPS.

Aspecto juvenil. El agotamiento, el alcohol, el tabaco y la pobre alimentación garantizan un rostro asqueroso y arrugado en los años siguientes. Hazte a la idea o sienta la cabeza.

Zzzzzs. Aprovecha cualquier instante para echar un sueñito. Es de las pocas cosas que aliviarán tu cuerpo de este castigo inhumano.

Este artículo formó parte de nuestra Guía Vice para bandas, 2008