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Tecnología

No sabía ni colgar un cuadro pero se construyó una recreativa

Un creativo publicitario te explica cómo montar desde cero una arcade de los ochenta. A él le sirvió para recuperar a su novia.

Néstor era un creativo publicitario de veintitantos sin las mínimas nociones de bricolaje. Un día le dejó su novia, se quedó roto y decidió refugiarse en un proyecto personal para recuperar la ilusión y el sentido de la vida, conectando con su niño interior. Otros simplemente se descargarían Tinder, él se propuso construir su propia máquina recreativa.

"No quiero quedar de orangután megamacho, pero necesitaba por una vez crear algo con mis manos. Algo que se pudiera tocar y compartirlo", explica. Recordó que las recreativas forman parte de los recuerdos más felices de su infancia. "Era toda una ceremonia, un ritual en torno a monedas de cinco duros y personajes dispares jugando a clásicos como el Street Fighter. Todo aquello se ha perdido ya y al perderse ha muerto una parte de nuestra cultura. Ya nadie se detiene a arreglar nada. Si se rompe lo tiran y compran uno nuevo".

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Investigó en Internet. "Es cuestión de tenacidad. Como dice Schwarzenegger en su biografía: todo es repetición. Si no tengo ni puta idea, aprendo". Pero no es tan fácil como en boca de Terminator. "Tienes que aprender a cortar madera y restaurar muebles, electrónica, software…". Lo que siguieron fueron muchos errores y accidentes. "Llegar a un punto ver que nada funciona y volver hacia atrás no son pasos en falso, son pasos adelante. Me he pegado buenos calambrazos y me he quemado con la pistola de calor. También me he cargado un par de mesas y un ampli con el soldador".

La historia tiene final feliz. Leroy Merlin se convirtió en el patio de recreo de Néstor, construyó su propia recreativa y la ex volvió a ser novia y ahora juegan juntos al Thunder Cross. "Ella estaba orgullosa porque las cosas que uno hace hablan mucho de lo que es. El hecho de lanzarme a un proyecto sin tener ni idea le demostró que tengo temperamento y afán de superación. A la vez vio que soy alguien que no renuncia a lo que fue sino que lo adapta al día de hoy". El precio de este desenlace de película fue "muchas horas trabajando y 1.000 euros largos".

Hoy la arcade preside su casa. "Para empezar juegas de pie, que es más activo y social que una consola. Para ver lo que pasa tienes que acercarte y meter la cabeza y suelen ser juegos de habilidad que entiende hasta a mi padre". Las partidas se alargan hasta el infinito. "Hemos llegado a 18 horas seguidas haciendo competiciones con música y cócteles de la época y diplomas para los ganadores". Nosotros ya hemos conseguido que nos invite a jugar. Para todos los demás nos ha regalado esta guía rápida para construir en diez pasos tu propia recreativa de los ochenta (si eres viejo) o noventa (si eres medio viejo):

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1. Decidir que quieres una recreativa en casa. Sí, parece tonto, pero es un paso fundamental. Además vete metiéndote esto en la cabeza "quien algo quiere, algo le cuesta".

2.Elige qué tipo de recreativa quieres y cómo conseguirla. Hay varios tipos: Bartop, Cocktail, Clásica… pero solo dos maneras de hacerte con ella: a) te la compras o b) te la haces. Es como el nivel de dificultad de un videojuego, comprarla es jugar en Súper Fácil, a lo paquete, hacértela es como jugar en Nightmare.

3.Empieza a pensar en cómo convencer a tu novia o padres (colegas de piso o novios no cuentan) con los enormes beneficios que puede aportar un armatoste de tales dimensiones metido en casa.

4.Escoge el lugar. Quizá creas que este paso debería estar en el paso 1, pero no. Es importante fliparse antes con la idea de tener una recre en casa hasta que se convierta en un deseo irrefrenable capaz de romper cualquier tipo de barrera. Y el espacio es una de las grandes barreras, créeme.

5.Si has decidido jugar en Nightmare, enhorabuena. No hay nada como ser un máquina en el máximo nivel de dificultad. Ahora toca investigar por internet como un loco, meterse en foros y pillar ideas. Esta parte puede abrumar, es mejor ir poco a poco. Empieza por el armazón, luego el panel de mandos, electrónica…

6.¿Qué monitor vas a poner? Parte fundamental y clave para la experiencia arcade original. Si eres un purista y solo quieres darle a juegos old school te recomiendo encarecidamente un monitor CRT de baja resolución, el clásico de tubo de toda la vida. Te vale un TV o si tienes suerte un monitor arcade original, de esta manera lo verás como estaban concebidos estos juegos, como lo recordabas, vas a gozar. Por desgracia esta opción sube el nivel de dificultad a Mega Fucking Nightmare

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NOTA: Si no quieres volverte loco, con un TFT 4:3 vas que chutas. Evita eso sí, un monitor panorámico 16:9. Los juegos de antaño no estaban hechos para ese formato y los estarías deformando.

7.Sigue pensando en como vas a convencer a tus padres o tu novia de meter el Santo Grial del Vicio en casa. A tus padres les puedes decir que este tipo de máquinas vienen bien para la agilidad visual y móvil de los brazos y se ahorran ir al parque para abuelos a mover aparatos. Cosas así.

8.Tema del software. Importantísimo. Es el cerebro de la bestia. Podrías ir de purista y jugar a placas originales, pero no te lo recomiendo, son difíciles de encontrar y cuestan pasta. Lo mejor es un PC dedicado, instalarle un sistema operativo especifico para recreativas caseras tipo RetrOS, llenarlo de emuladores y un frontend que te guste. Hyperspin sin duda es el más guapo y con el que todos tus amigos van a alucinar. De nuevo, este apartado requiere investigación.

9.Hínchate a ver videos en Youtube de juegos clásicos, los que recuerdas de cuando eras enano. Busca por ejemplo, "best arcade games", "top 10 Neo Geo games" y cosas así. Es vital. Tu nivel de flipamiento empezará a crecer de forma exponencial  y que el nivel de flipamiento esté al máximo nivel es imprescindible para acometer el punto 10.

10. La recreativa no se va a construir sola, por lo que ahora te toca ponerte manos a la obra. Visitarás Leroy Merlin 400 veces para ir comprando material (muy recomendable hacerse la tarjeta de fidelización, yo no me la hice y me arrepentí un montón). Te aseguro que cuando la acabes y la veas resplandeciente en el salón de tu casa, vas a llorar.

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