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Identidad

Llega la comunión civil y es aún más ridícula que la comunión religiosa

Ya existía el matrimonio y el bautismo, ahora puedes vestir a tu hijo de marinero mientras jura la constitución.

El autor posando para sus fotos de comunión.

¿A alguien le sigue pareciendo importante que su hijo o hija se disfrace, se eche unas fotos ridículas y que acepte como su salvador a algo o alguien que a ese chaval no le importa lo más mínimo? Yo pensaba que los únicos que seguían dándole importancia a este tipo de convencionalismos sociales eran los católicos pero parece ser que también le pasa a la gente a la que la religión le importa una soberana mierda que ahora ha decidido inventarse la comunión civil, una comunión en la que no se sabe muy bien con qué se comulga, a que se acepta y en definitiva, para qué cojones sirve más allá de ser una excusa para juntarse en un parador de segunda y ponerse hasta el culo de chuletones.

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Quizás me estoy pasando, quizás estoy siendo excesivamente duro contra los concejales de la coalición izquierdista de Rincón de la Victoria – a ellos se les ha ocurrido el invento – y estoy juzgando erróneamente la que es quizás la mejor idea que ha salido de España desde el autogiro, así que analicemos un poco el tema.

La comunión es un sacramento – es decir, un acto mediante el cual exterioriza su relación con el Dios cristiano – en el cual los niños reciben la eucaristía, que representa que es el cuerpo y la sangre de Jesús. Antes de hacerla hay que hacer un periodo de clases, la catequesis, en las que se enseñan los puntos esenciales del cristianismo.

¿Que pretende entonces la comunión civil? ¿Exteriorizar el amor al estado? ¿Se tomará la sangre de Suárez, de Felipe o del antiguo rey? ¿Los chavales tendrán que aprenderse la Constitución de memoria? ¿Que sentido tiene hacer algo así en un país cada día menos religioso? Las preguntas, como la estupidez humana, son infinitas y lo único que demuestra que esto se vaya a llevar a cabo es que hay una parte de la izquierda de este país que es igual o más ridícula que la derecha y que vive aún más acomplejada que esta, si cabe, intentando imitar los mismos ritos arcaicos como si tuviesen algún tipo de sentido fuera de una religión igual de arcaica. Unos ritos que además llevan toda la vida criticando.

Porque seamos sinceros, lo jodido del asunto no es ya que hagan una copia grotesca y sin sentido, sino que encima caigan en lo mismo que han caído todos los padres más o menos cristianos desde hace siglos y fuercen a sus hijos a tomar compromisos – aunque este sea con un trozo de papel en vez de un dios – sin que estos realmente tengan decidido que es lo que quieren hacer.

Precisamente por eso si la única de estas ceremonias religiosas tiene sentido siendo laica es el matrimonio no es solo porque sea la única que conlleva algo más que un gesto simbólico – que también – sino porque es la única en la que las personas implicadas han decidido libremente llevarla a cabo. En el bautismo civil – que también lo hay – y en la comunión civil no.

Además a mí todo esto de sacralizar al estado me huele muy mal, no solo por ciertas reminiscencias, sino porque sacralizar al estado, y más cuando éste es el estado español, es una auténtica gilipollez.