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"La ópera convencional tiene un leve problema de imagen, pero el problema más grande es un problema de costos", dice Laura Bowler, quien creó la compañía Size Zero Opera en 2008 después de producir un show sobre las realidades de la anorexia adolescente. "Muchas personas sostienen que esto se está corrigiendo, y aunque hay algunos programas de ayuda, definitivamente no hay suficientes para hacerlo una opción factible para las familias". Si bien es posible encontrar algunos tiquetes en la Royal Opera House, en Londres, por tan solo 20 libras (90.000 pesos), Bowler señala que las sillas están en la parte de atrás.Estas producciones urbanas o suburbanas de ópera son más pequeñas, mucho más baratas y se presentan en inglés.
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"Estamos apuntando a una narración visual y psicológica", le dijo Norton-Hale a VICE. "En el pasado la gente decía: 'la ópera es todo sobre la voz', y pienso que eso es en parte lo que ha hecho que la ópera decaiga. La música es tan importante como el drama, pero no es más importante".La idea de Norton-Hale empezó hace seis años con una producción de La Boheme en el cuarto de arriba de un pub en el norte de Londres. Puede haber parecido un escenario raro para una representación de Puccini, pero para Norton-Hale tenía todo el sentido.La gente ha estado cambiando a Shakespeare por años, poniéndolo en la luna o lo que sea, y nadie se molesta. La ópera es igual de elástica. —Robin Norton-Hale
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