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Música

Tras la leyenda del Punk Medallo: Así estuvo el día dos del Altavoz

Vinimos tras el mito y no solo lo encontramos. Lo vivimos.

​Todas las fotos por Julián Gallo. ​

Dicen que en el Valle de Aburrá están los punkis más serios de Colombia. Eso dicen. Y se habla de casetos mitológicos, de manifiestos literarios del tercer mundo, de bandas con casi 30 años de  existencia y de películas de bajo presupuesto con héroes del no futuro. Sí, se habla de Medellín como el epicentro de una de las escenas de punk de extracto obrero más azarosas del mundo. Pero como una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, había que ver si para esta edición del Altavoz el parche iba a amarrarse las botas para bailar el ritmo apocalíptico.

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Y lo hizo.

Atendiendo el llamado del parlante mayor, la vieja y nueva guardia del punk llegó al Aeroparque Juan Pablo II para cantar los himnos de su patria, desde los clásicos de Rodrigo G –el homenaje presentado por miembros de las agrupaciones originales de la banda sonora de la película fue el clímax de la noche– hasta el cancionero insurrecto de Los Suziox. Incluso respondió firme desde su trinchera a los sonidos marciales de bandas más nóveles y no por eso menos militantes como la frentera D.P.I o 1000 Cadáveres, una digna heredera del horror punk estilo Misfits.

Sí, el domingo 6 de noviembre también se vivieron rumores chamánicos con los paisas de XOL o Los Espíritus de Argentina, el gipsy de la Burning Caravan, el electropopsito a la chilena de Miss Garrison o el rugido libertario de A.N.I.M.AL., que a propósito nunca dejará de ser vigente en este país. Y sin embargo el gesto protagonista de esta jornada fue el dedo corazón señalando al cielo. Un gesto crudo y rudo, sin sofisticaciones, propio de una escena que merece su fama, y que al final de la noche bailó con uno de los suyos, el gran Kennedy muerto Jello Biafra, quien a pesar de la lluvia inclemente hizo lo suyo como gran bufón de linaje Rotten.

Eso había que verlo.

Vinimos tras la leyenda del Punk Medallo y no solo la encontramos. La vivimos.