Identidad

"Me siento bendecide": la primera persona en recibir el estatus de refugiado en Reino Unido por ser no binario

Luego de enfrentar constantes abusos físicos y verbales, Arthur Britney Joestar huyó de El Salvador en 2017. Ahora vive en Liverpool, donde las chicas le detienen en la calle para decirle que su cabello luce genial.
Foto de Arthur Britney Joestar
Foto: Arthur Britney Joestar

Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.

Un día, Arthur Britney Joestar caminaba a su casa desde la universidad en San Salvador, capital de El Salvador, cuando fue atacade por la policía debido a su cabello rubio hasta la altura de los hombros. Durante la golpiza, que duró cinco minutos, los oficiales le dijeron a Joestar que le enseñarían “cómo ser un hombre”.

Después de sufrir constantes abusos físicos y verbales, Joestar dejó su país de origen y se marchó a Reino Unido en 2017. El año pasado, tras un fallo histórico que le concedió el derecho a recibir asilo, se convirtió en la primera persona de la nación europea en recibir el estatus de refugiado por ser no binario. En su fallo, los jueces de inmigración dijeron que Joestar sería mucho más “vulnerable a los ataques” si regresara a El Salvador ahora, a la luz de sus altas tasas de crímenes de odio contra las personas LGBTQ.

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El año pasado, tres policías recibieron sentencias de 20 años de cárcel por asesinar a una mujer transgénero, en lo que fueron las primeras condenas por asesinato en El Salvador donde la víctima era una persona trans. No solo las personas LGBTQ enfrentan discriminación: el país cuenta con algunas de las leyes de género más represivas del mundo: el aborto es ilegal en todos los casos y las mujeres enfrentan sentencias de asesinato por abortar, incluso si ocurre de manera espontánea.

Joestar vive ahora en Liverpool, donde se dedica al activismo LGBTQ. VICE World News habló con Joestar sobre el difícil proceso de buscar asilo y crecer en El Salvador.

VICE World News: Hola Arthur. Viviste en El Salvador hasta 2017, cuando te mudaste a Reino Unido. ¿Cómo era tu vida en Centroamérica?
Arthur Britney Joestar: En El Salvador no me identificaba como no binario. Eso ocurrió después de un largo proceso aquí en Reino Unido con un terapeuta. Después de meditarlo mucho, me di cuenta de que soy no binario. Tengo que decirlo: siempre lo llevas dentro de ti. Nunca me sentí totalmente masculino, pero toda mi vida lo oculté.

Cuando estaba en mi país, siempre me sentí como una persona diferente. En Latinoamérica hay mucho machismo. Me teñía el cabello, usaba aretes, a veces usaba gargantillas; pequeños detalles que generalmente son para mujeres. Siempre quise tener el cabello largo pero tenía miedo de lo que me pasaría si cambiaba mi apariencia.

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Honestamente, en El Salvador, las personas no binarias no existen [abiertamente]. Incluso en Reino Unido luchamos por tener visibilidad. No podemos expresarnos sin el temor de que nos ataquen.

¿Experimentaste algún tipo de violencia en El Salvador?
Sí. El primer incidente sucedió en 2013, cuando solo tenía el cabello rubio a la altura de los hombros. Caminaba por el centro de la ciudad de San Salvador y cinco policías comenzaron a preguntarme por qué tenía el cabello teñido, alegando que no es algo normal en un chico.

Uno de ellos me golpeó el rostro y comenzó a preguntarme: “Entonces, ¿por qué tienes el cabello así?” y yo solo le respondí: “Porque me gusta”. En ese momento me golpeó en el pecho y me dijo que me enseñaría a ser hombre. Los cinco policías empezaron a golpearme juntos durante unos cinco minutos. Me dejaron tirade en la calle, sangrando. Fue horrible porque a nadie le importó. La gente simplemente caminó a mi alrededor, mirándome como si fuera un perro moribundo. Me hizo sentir realmente avergonzade de mí misme. 

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Joestar en El Salvador, donde se presentaba convencionalmente masculino para evitar acoso. Foto: Arthur Britney Joestar

En aquellos momentos, cuando me decidía a actuar como yo misme por unos días o meses, sufría violencia en las calles. La gente se burlaba de mí y se me quedaba viendo porque parecía un bicho raro. Desde las ventanillas del autobús me arrojaban basura, envolturas de papas fritas, chicles. Una vez estaba caminando hacia mi trabajo y desde un camión un tipo me arrojó una bolsa con orina. Fue horrible. Fue lo más humillante. Cuando regresé a mi casa me duché y sólo pensé: “¿Qué está pasando? No me merezco esto”.

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¿Cómo fue el proceso de decidir marcharte a Reino Unido?
Me di cuenta de que si quería ser el tipo de persona que quería ser, era cuestión de tiempo antes de que me encontrara en el lugar equivocado a la hora equivocada, y la gente incorrecta me hallara. Los crímenes de odio en El Salvador son horribles: torturan a las personas LGBTQ porque quieren enviar un mensaje. Ese mensaje es que somos pecadores y que nos lo merecemos.

Yo tenía un trabajo razonable en El Salvador. La razón por la que vine aquí no es financiera, sino que tiene que ver con mi identidad. En ese momento, mis sentimientos me llevaron a pensar que necesitaba ser la persona que quería ser, pero otra parte de mí me hacía pensar en lo que me esperaba si me quedaba [en El Salvador]. Así que esa combinación de factores me hizo marcharme en 2017.

¿Qué tan difícil fue cuando en un inicio te negaron el asilo en Reino Unido?
Es una de las razones por la que empecé a ir a terapia. El proceso de asilo es terrible aquí en Inglaterra. El proceso no funciona correctamente y es totalmente injusto. Si leen el fallo final, la juez criticó el proceso anterior. Dijo: “¿Cómo es que no usaron todas las pruebas?”.

Incluso el Ministerio del Interior británico hizo un reporte sobre El Salvador que señala que el país centroamericano es uno de los lugares más peligrosos para las personas LGBTQ. Lo ignoraron por completo y lo pasaron por alto.

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Todos estos pensamientos negativos me deprimieron, así que comencé a asistir a terapia. Al mismo tiempo, estaba pasando por el proceso de tratar de sanar y comencé a explorar mi identidad de género.

Te concedieron el derecho a apelar la decisión y en septiembre ganaste el derecho a quedarte. ¿Cómo se dieron las cosas?
Fue lo más valeroso que jamás podría suceder en mi vida. Es como cuando hace mucho calor y sientes ese viento que es como una brisa de verano. Me quedé totalmente sin palabras. No podría estar más feliz con la juez que me tocó. Se ocupó totalmente de mi caso y entendió los detalles, por más minúsculos que fueran, que ayudaron a pintar la imagen completa de lo que ocurría. Ella entendió todos mis miedos, no solo con que me mandaran de vuelta a El Salvador, sino con el proceso de asilo. Vio muchos errores en el proceso.

¿Cómo es la vida ahora que vives en Liverpool? ¿Crees que las actitudes sociales son mejores?
No podría estar más agradecide de estar aquí en Liverpool. Es uno de los mejores lugares aquí en Reino Unido. Las personas realmente tienen la mente abierta y cuidan de mí, tratan de levantarme el ánimo cuando me siento mal. Lo comparo todo el tiempo con lo que ocurría en El Salvador, cuando esperaba que la gente me tratara como basura y sentía que algo algo malo iba a sucederme. Pero ahora puedo salir y las chicas me detienen en la calle y me dicen: “¡Dios mío, me encanta tu cabello!”. Estoy feliz de hacer de este lugar mi hogar. En verdad lo siento como un hogar porque puedo salir y sé que la gente solo se acercará para decirme cosas positivas.

No creo en dios, pero me siento bendecide. Ahora puedo enfocar todo mi esfuerzo en luchar por las generaciones futuras.