Madrid Titanes: el rugby no es solo cosa de heteros

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Madrid Titanes: el rugby no es solo cosa de heteros

Desde hace cuatro años, Madrid Titanes se la juega para erradicar la LGTBIfobia en el deporte y los prejuicios basados en la orientación sexual.

Primer tiempo. Cánticos, rituales y bailes destinados a amedrentar al rival. Placajes, encontronazos, rodillas magulladas, golpes en los costados y un balón apepinado que va de mano en mano y al que cuesta seguir la pista. Segundo tiempo. Lanzamientos imposibles, abrazos, marcajes, músculos a pleno rendimiento. Gotas de sudor. Cuerpos tensionados, carreras que esquivan otros cuerpos, hombres aguerridos que saltan sobre otros hombres. Fin del partido. Más abrazos, más saltos, más cánticos. Y tercer tiempo. Los hombres aguerridos ahora beben cerveza, se hermanan, socializan.

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Es el I Trofeo de Rugby organizado por Orgullo Vallekano, un colectivo que reivindica la visibilidad de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales en el barrio madrileño (y obrero) de Vallecas. Una cita que enfrenta al equipo local, el Vallecas Rugby Unión, con Madrid Titanes, el primer equipo de rugby gay inclusivo de España y que lucha desde hace cuatro años por erradicar la LGTBIfobia en el deporte y crear un entorno favorable donde cualquiera se pueda sentir cómodo y aceptado. Los Titanes ganan. 26-31. Un resultado ajustado, explican.

Pero ¿en qué se traduce ser un equipo gay inclusivo? "Admitimos a todo el mundo, no hace falta ser homosexual, puedes ser heterosexual, transexual, hombre, mujer, gordo, delgado. Puedes no saber jugar, puedes saber mucho. Todos son bienvenidos", afirma Carlos Paratcha (30 años), que se unió a Madrid Titanes hace un año "motivado por la idea de que los gais podíamos alcanzar en la sociedad cualquier objetivo que nos propusiéramos".

Para Daniel Naranjo (23), titán desde la pasada temporada, "la inclusión es un valor que en cierto modo está olvidado en otros deportes y el rugby lo acoge muy bien, ya que la tolerancia y el respeto al contrario son lo primero. Nosotros hemos empezado desde abajo y poco a poco nos hacemos escuchar".

Sé libre, sé feliz

Para alguien ajeno, no deja de ser curioso que el rugby, a priori muy viril y agresivo, sea uno de los deportes más abiertos y tolerantes con la diversidad. "Es muy rudo, pero a la vez muy noble, y por eso está bien que Titanes sea un equipo de rugby, porque es donde mejor encaja nuestra idea", defiende Raúl Bernabé (21), que hace dos años vio un anuncio del club en su facultad y "me dio igual que fuese un equipo gay inclusivo, yo solo quería jugar".

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Actualmente, Madrid Titanes entrena cada martes y jueves en el campo de la Universidad Autónoma de Madrid (en sesiones abiertas a todo aquel que desee entrenar con ellos), compite en Tercera Regional y da cobijo a más de treinta jugadores con una media de edad de entre 25 y 30 años. Su primer entrenador, Daniel Yuste, es un veterano que lleva tres décadas dándole al balón.

"En este equipo tendemos la mano a cualquiera que venga a jugar, independientemente de si ha hecho deporte alguna vez en su vida, de su edad y, por supuesto, de su orientación sexual", explica Yuste, que es el encargado de transmitir esta filosofía a las nuevas incorporaciones: "Si lo comparamos con otros deportes, solo el boxeo podría estar a la altura del rugby. Siempre se me explicó que da igual lo que seas y cómo seas, que si tenías ganas e ilusión, habría gente que querría jugar contigo. Sé libre, sé feliz y ven a disfrutar".

Combatir la ignorancia

Visto así, el rugby podría parecer un oasis dentro del ámbito deportivo —sobre todo masculino—, donde maricón continúa siendo uno de los insultos más coreados, por ejemplo, en la mayoría de estadios de fútbol, en los que las organizaciones LGTBI han impulsado multitud de campañas de sensibilización con discreto éxito y a las que a duras penas se han sumado los principales clubes del país.

Un mundo, el futbolístico, que de vez en cuando se ve sacudido por declaraciones como estas: "Respeto a los homosexuales, pero no quiero a esa gente en el vestuario" de Ivan Rakitić, jugador del FC Barcelona o "Si hay maricones en la selección, es su problema. Yo espero que no" del delantero italiano Antonio Cassano.

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Tampoco el baloncesto se queda al margen: "Si tuviera un compañero gay, me ducharía al otro lado de la calle" dijo Amar'e Stoudemire, exjugador de la NBA. Y aunque la presión social consigue que sus protagonistas se vean obligados a recular y matizar sus palabras, el mensaje ya está dado: la cima del deporte no es lugar para homosexuales.

"Las grandes ligas son un refugio para la homofobia, pero en el deporte de base se está luchando muchísimo contra eso; tenemos compañeros jugando y partiéndose la cara en baloncesto, voleibol, natación, incluso fútbol. No es un problema de que haya deportes homófobos, sino que en general las elites siguen teniendo los armarios puestos", comenta Paratcha, que añade: "Los insultos provienen de gente ignorante y la ignorancia se combate con mucha pedagogía".

Madrid Titanes, por fortuna, no ha sufrido la homofobia en sus propias carnes, ni por parte de sus adversarios ni de los aficionados que acuden a verlos jugar. "No hemos notado intolerancia hacia nosotros en ningún momento", admite Naranjo. Bernabé le toma la palabra: "Al principio sí había un poco más de miradas, pero desde que entramos en Liga nos ven como un club más serio, no solo como 'los gais'; ahora somos uno más". "Nos hemos hecho valer como equipo y nos miran con más respeto que antes", remata Paratcha.

Bromas incómodas y activismo

Caso aparte es la prensa deportiva, con cabeceras que más de una vez han sido acusadas de machistas y que "no está acostumbrada a trabajar con la diversidad". "Cuando empezamos nos trataban con condescendencia y no nos terminaban de entender. Se tiene que seguir visibilizando lo que nosotros significamos", subraya Paratcha.

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Y es que no siempre es todo de color de rosa. En algunas ocasiones, los Titanes han tenido que hacer frente a bromas y comentarios incómodos. Bernabé comenta que cuando entró en el equipo, "mis amigos me hicieron la misma pregunta que nos hace todo el mundo: ¿y qué tal en las duchas?". Al hilo de la conversación, Naranjo asume que a veces "se lleva todo al terreno sexual; parece que si los gais nos queremos dedicar al deporte es una excusa para practicar sexo entre nosotros y eso es algo que en ciertos sectores de la sociedad aún está muy calado".

Para derribar prejuicios y vencer los tópicos, Madrid Titanes también colabora de forma activa con otras asociaciones LGTBI, como la Fundación Daniela, destinada a terminar con la discriminación a niños, niñas y adolescentes trans y a la que el club donó parte de la recaudación que consiguieron con la venta de su calendario en 2016.

También, junto a Halegatos y GMadrid Sports, reclaman la inclusión de la LGTBIfobia en la actual Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el ámbito deportivo. Además, este año han sido los encargados de organizar en Madrid la Union Cup, el torneo de rugby LGTBI más importante del continente. «Fue una competición muy bonita, de unión con todos los clubes gais inclusivos de Europa», recuerda su entrenador.

Otra forma de activismo ha sido su participación en este I Trofeo de Rugby Orgullo Vallekano. «El deporte es un espacio de socialización que nos parece fundamental para crear tejido en el barrio», nos cuenta José Luis de la Flor, uno de sus impulsores. Para Daniel del Castillo Jordá, técnico del Vallecas Rugby Unión, «ha sido una experiencia muy positiva, me parece maravilloso que se den estos trofeos y espero que sea el primero de muchos».

¿Y qué metas tiene Madrid Titanes para la presente temporada? "En principio, mejorar los resultados del año pasado, en el que ganamos un partido oficial en Liga. Hemos trabajado muy duro para moldear el equipo e intentamos jugar un rugby moderno y dinámico, de menos contacto y más velocidad", describe Yuste.

En este tiempo, ha habido mujeres que han formado parte de las filas de Madrid Titanes, llegando a disputar algún partido amistoso. Sin embargo, ni la Federación española ni la madrileña permiten jugar a equipos mixtos, por lo que este es uno de los grandes caballos de batalla: "Estamos en proceso de intentar fijar una sede, tener un campo propio y a partir de ahí montar un equipo femenino y una escuela". Objetivos con los que seguir trabajando en la inclusión, la educación y la visibilidad de la diversidad.