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Entrevista

Platicamos con un filósofo sobre la necesidad de un mundo post-capitalista

¿Por qué ir en contra del tiempo? Entrevista con Luciano Concheiro
Fotografía por Johann Mergenthaler

“Contra la inflación baila, que el baile cura casi cualquier mal… no puedes estar siempre contra corriente no lo aguantarás“- Tatiana (producto cultural en la forma de cantante pop dirigido a niños en las décadas de los 80 y 90 en México) ¿Por qué parece que históricamente la cultura “oficial” siempre ha tratado de alinearnos hacia ciertas formas de existencia? Es chistoso pensar en las personas que anulan las opiniones de otros diciendo: “No todo es una conspiración…”

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“En 1989, Frederic Jamenson declaró a la paranoia como uno de los principales patrones culturales de la narrativa posmoderna impregnando el inconsciente político. De acuerdo a Jameson, la totalidad de las relaciones sociales no podía ser representada culturalmente dentro de la imaginación de la guerra fría – y los espacios en blanco se llenaban con apariencias, conjeturas y tramas absurdas que contenían logos masones. Pero después de las filtraciones de Snowden, una cosa quedó clara: todas las teorías de conspiración son verdad. Peor que eso, fueron superadas por la realidad. Paranoia es ansiedad causada por la ausencia de información, por enlaces perdidos y pretendidamente cubiertos con evidencia.” – Hito Steyerl

Puede que este modo de operación de las grande élites sólo suceda por razones económicas que se traducen en poder. El dinero es poder; y la acumulación de ambos tiene una relación directa con la política y el control. Y estos dos últimos agentes parecen ser los padres adoptivos de la tecnología de consumo. Recordemos que la tecnología de consumo también es cultura de masas, y la cultura de masas, también es tecnología de consumo.

Luciano Concheiro, nacido en la Ciudad de México en 1992. Llamó mi atención porque un “amigo” de Facebook, que no conozco en persona, compartió una nota sobre él bajo el título: ‘Este joven quiere matar al tiempo’ (El País), en ésta pueden leer más detalles sobre la vida académica de este autor y su nuevo libro. A continuación puedes leer una entrevista de The Creators Project a Luciano:

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TCP - ¿Qué pasa con los conceptos de "tiempo real" e "instantaneidad" cuando éstos son utilizados por las redes sociales para mantener nuestra atención?

Esa es una de las preguntas centrales que intenta responder mi libro Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante —que aparecerá publicado por la editorial Anagrama este mes de noviembre.      ¿Cuál es la razón por la cual vivimos en un “tiempo real”, “instantáneo”, de “simultaneidad”, en suma, acelerado —en buena medida propiciado por las redes sociales y las nuevas tecnologías?

            La respuesta que propongo abreva claramente del pensamiento de Karl Marx. Hoy vivimos acelerados, con prisas, ansiosos, porque la lógica del capitalismo así lo exige. Nos exige ser trabajadores y consumidores incansables, disponibles las 24 horas del día, estemos donde estemos. Con el Apple Watch se cumple el sueño de cualquier patrón: que su empleado esté trabajando cada segundo de su vida.

            Las redes sociales y las nuevas tecnologías han sido creadas respondiendo a estos principios y, de forma dialéctica, también los han exacerbado. No es una cuestión determinista. Es fundamental ser conscientes de ello: que las redes sociales y las nuevas tecnologías se utilicen hoy de esa forma y bajo esos principios no quiere decir que siempre sucederá lo mismo. Es posible imaginar usos radicales, subversivos, de ellas. De hecho, hay ya varios ejemplos. Quizás el primero y uno de los más importantes sea el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Recordemos: fue la primer guerrilla que aprovechó de lleno el internet. Es la primer guerrilla anticapitalista posmoderna.

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¿Crees que exista una manera de revertir o apropiarnos de la aceleración?

Contrario a lo propuesto por varios teóricos, no veo cómo podamos apropiarnos de la aceleración. Su potencia e inercia son tales que es imposible hacer uso de ella. Es como una enorme bola de nieve —o mejor: un tornado— que arrastra todo tras de sí, que incorpora todo a su veloz lógica.

            Por eso, lo que propongo en mi libro es combatir a la aceleración desde, por decirlo de alguna forma, la raíz. Ir en contra de sus principios. Para mí, lo que se tiene que hacer es ir contra del tiempo. Hay que detenerlo. ¿Cómo se puede lograr eso? Con el instante —entendido como una experiencia temporal. Suena algo exótico, pero no lo es. Todos hemos experimentado el instante: esos momentos en que el tiempo no transcurre, en los que el presente, el pasado y el futuro se vuelven un mismo tiempo. Para lograr reproducir, incrementar, estas experiencias del instante esbozo una filosofía práctica del instante: una serie de prácticas(-teoréticas) que permiten su surgimiento.

¿Crees que pueda existir una post-contemporaneidad?

Por supuesto. Lo creo y lo espero. Tomaré el concepto de contemporáneo en su sentido más básico: como el momento actual. Entonces, si lo contemporáneo es la hegemonía del capitalismo, definitivamente creo que pueda existir una post-contemporaneidad. Dicho de otra manera: creo que pueda existir un mundo post-capitalista. Pero, en realidad, no es una cuestión de creencia, sino de convicción política. El mundo se divide hoy entre los que creemos que otro futuro es posible y los que creen que solo queda hasta el fin de los tiempos un mundo capitalista. El deber de quienes estamos en el primer grupo no solo es creer esto, sino trabajar para lograrlo. Debe ser una creencia activa políticamente hablando. Pero sobre todo: una creencia imaginativa. El primer paso —el más necesario hoy en día— para el surgimiento de una post-contemporaneidad es la imaginación de ella. Debemos ponernos a soñar, a imaginar un mañana distinto.

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¿Qué piensas de los conceptos de tiempo-espacio absoluto más allá de la percepción humana actual?

No creo, contrario a Kant, que existan nociones absolutas de tiempo-espacio. Mi planteamiento filosófico, de hecho, parte de la idea de que son históricas, socialmente determinadas. Lo que se desencadena de esto es la posibilidad de una cronopolítica, esto es, de un entendimiento político de las nociones temporales. Esto me permite ejercer la crítica que realizo de la noción actual del tiempo, la cual está basada en la aceleración. Y, más importante aún, permite imaginar nuevas nociones temporales y espaciales. En suma, nos permite imaginar otras vidas.

¿En estas nuevas nociones espaciales y temporales que mencionas, podrías concebir una temporalidad que vaya más allá de lo lineal? ¿Esto que significaría para la experiencia humana?

Por supuesto. Si se analiza la historia de la humanidad, esto no es algo nuevo. De hecho, durante buena parte de la historia de la humanidad la temporalidad hegemónica —la cronovisión, como yo la llamo— no ha sido lineal: ha sido circular, cíclica. La experiencia humana sería radicalmente distinta: la inteligibilidad del mundo sería otra: cambiaría nuestra idea de la muerte, del amor, de la amistad, así como nuestra forma de entender la política, la economía.

Bibliografía: Steyerl, H. (2016). A Sea of Data: Apophenia and Pattern (Mis-)Recognition. e-flux.com

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