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José Mourinho, el mejor inventor de excusas: Un día después del Chelsea-Manchester United

José Mourinho suele quejarse hasta su tercera temporada, pero con el United parece que el tiempo se adelantó.
PA Images

Es difícil sentirse mal por José Mourinho. Es todo, no existe un "pero" al final de la oración, ni algo por el estilo, simplemente es muy difícil sentirse siquiera un poco de simpatía por el pobre hombre. Después de todo, se trata de uno de los directores técnicos más egoístas, petulantes, y molestos del futbol mundial, y tal vez de la historia de la civilización.

José intentó aplicar el método "culpo a todo le mundo de mis propias acciones" cuando las cosas le salen mal —método al que recurre inevitablemente en la tercera temporada de cualquier club que esté dirigiendo—, pero dicho comportamiento parece haber llegado dos años antes al frente del Manchester United. Con el futbolista más caro del mundo a su disposición y un equipo que se encuentra entre los conjuntos mejor armados, le sacó un empate sin goles al Liverpool en el cual el United sólo pudo lograr un tiro a portería. Vaya que lucieron muy complacidos.

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Pero esta semana no hubo una "cátedra táctica" como tal. El equipo del United se vio más como un desastre de tercera temporada de Mourinho, luego de ser aplastados por el Chelsea. Los "Blues" han mostrado destellos de estar en forma esta temporada, pero en general lucieron un tanto inconsistentes bajo el mando de Antonio Conte, quien tiene un brillo particular en sus ojos cuando no está gritando desde el área técnica.

Desde el primer minuto, el fichaje de "Mou" de la campaña pasada, Pedro, penetró la defensa sobrecogida del United, y las cosas se fueron para abajo desde ese momento. El Chelsea parecía disfrutar cada ataque, tal vez porque su ex entrenador se la pasaba indicándoles que estacionaran el autobús todo el tiempo.

Cerca del final del partido, Conte —perturbado por la falta de ruido de parte de la grada de casa— se dio media vuelta e incitó a los fieles de Stamford Bridge a levantar los brazos. Este gesto al parecer irritó a Mourinho —tal y como se esperaría de una persona que se enfoca en todo, menos en sus errores—, y provocó que el portugués se acercara al oído del italiano como si se tratara de un careo.

Por más extraño que parezca, la postal me recordó a aquella escena final de Perdidos en Tokio, donde Bill Murray le susurra algo inaudible a Scarlett Johannson antes de marcharse de Japón para siempre. Nosotros, la audiencia, tal vez jamás nos enteremos lo que Mourinho le dijo a Conte. Sólo podemos imaginarnos el tipo de palabras que salieron de su boca, pero personalmente me gustaría pensar que fue algo así:

"Báñalos en grasa de ganso y después rostízalos por una hora hasta que queden dorados. Créeme, serán las mejores papas que probarás".

Porque, honestamente, este consejo habría sido mejor que cualquiera de las quejas que vimos el domingo en la cancha.

@williamwasteman