De cómo el Barça inspiró la primera victoria de Japón en un Mundial de Rugby en 24 años
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una victoria épica

De cómo el Barça inspiró la primera victoria de Japón en un Mundial de Rugby en 24 años

La selección japonesa de rugby hizo historia ganando a la dos veces campeona del mundo Sudáfrica con una última jugada de tiralíneas.

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Japón es una nación fascinante. El país del sol naciente, sin embargo, tiene un defecto histórico: prácticamente no destaca en ningún deporte. Solo la selección femenina de fútbol, las 'nadeshiko', mantienen el honor de la orgullosa nación asiática en los grandes torneos internacionales.

Esta semana, sin embargo, su selección nacional de rugby ha hecho historia.

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Después de vencer a Zimbabwe en 1991, los nipones estuvieron 24 años sin ganar un partido en la Copa del Mundo de rugby. Esta semana, tras 24 años de decepciones, Japón por fin ha logrado apuntarse una victoria… y lo han hecho nada menos que contra Sudáfrica, una bicampeona del mundo que aspira a ser la primera selección capaz de levantar el cetro mundial tres veces. La victoria japonesa pone, sin embargo, un gran interrogante: ¿cómo logró un equipo históricamente humilde vencer a un coloso?

Resumen de las mejores jugadas del histórico partido entre Japón y Sudáfrica.

Responder a esta pregunta es complicado. Aunque antes de empezar el Mundial Japón fuera la decimocuarta selección del ranking mundial según la clasificación de World Rugby, el combinado nipón lleva un par de años acumulando buenos resultados. Los cambios impuestos por el seleccionador, el neozelandés Eddie Jones, han ayudado al equipo a encontrar una identidad y conseguir victorias.

Curiosamente, uno de los mayores referentes de Jones no es un equipo de rugby, sino el FC Barcelona de Pep Guardiola.

Antes de dirigir a Japón, Jones fue seleccionador australiano; con los 'Wallabies' alcanzó la final de la Copa del Mundo de 2003, pero perdió frente a Inglaterra. Posteriormente se resarció ayudado a Sudáfrica a conquistar el trono mundial en 2007 como asesor. Para su nuevo cargo al frente del combinado nipón, Jones consultó con Guardiola: tenía un equipo pequeño, ágil y rápido y quería potenciar sus cualidades, así que impuso un juego donde el pase y la velocidad de balón son clave. ¿No os suena de algo?

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Justo al final del encuentro entre Japón y Sudáfrica, con el tiempo ya prácticamente cumplido, los 'Brave Blossoms' —literalmente 'flores valientes', el apodo que recibe la selección nipona de rugby— iban perdiendo de 3 y tenían opción de hacer una última jugada. Si hacían un 'drop', es decir, un chut entre palos, empataban el partido. Pero su idea era distinta.

Los miles de aficionados que llenaban el campo, que como muchas veces ocurre terminaron simpatizando con el débil, se asombraron cuando el capitán Michael Leicht —uno de los pocos nacionalizados de la selección japonesa— rehusó apostar por el chut rápido y decidió seguir moviendo la pelota para intentar optar al ensayo, una jugada que vale 5 puntos y que por lo tanto habría permitido a Japón ganar el partido.

Última, y agónica, jugada del partido entre Japón y Sudáfrica. La celebración posterior de los aficionados nipones es emocionante: no es para menos.

En el flanco izquierdo, lejos de donde sucedía la acción, había un jugador que estaba esperando su momento. Sólo tenía que ser paciente. El balón se desplazó hasta la esquina derecha del campo, a sólo dos metros de la zona de conversión; de golpe, sin embargo, la pelota salió de la melé y en tres pases rápidos y seguros llegó a Karne Hesketh, el hombre que esperaba el balón desde el principio de la jugada.

De algún modo, la acción recordó a los momentos en los que Xavi, Iniesta, Messi y compañía parecían querer retener la pelota entre los tres indefinidamente hasta que de repente la mandaban en vertical a algún compañero que aparecía por sorpresa. Los japoneses hicieron algo similar: tras distraer a los sudafricanos, hicieron llegar la pelota a un jugador lejano, solo y en ventaja.

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Hesketh recibió en carrera, atrapó el balón con fuerza y corrió. En su mente solo había el ensayo: llegar a la línea y abalanzarse sobre la historia. Al lograrlo, sus pulmones soltaron el aire que aguantaban todos los presentes en el estadio.

El sudafricano JP Pietersen intenta detener al japonés de adopción Karne Hesketh, pero la historia pesa demasiado como para pararla con un 'tackle'. Imagen vía Reuters.

Siendo realistas, los 'Brave Blossoms' tienen muy pocas opciones de superar la fase de grupos —aunque desde VICE Sports estaríamos encantados de escribir un artículo titulado Japón pasa por primera vez a cuartos de final en un Mundial de Rugby— porque Escocia y Sudáfrica son los favoritos; pero pueden seguir haciendo historia si consiguen ganar a Estados Unidos, a priori la selección más floja del grupo B —aunque también está progresando en su manera de jugar—. Los nipones, además, se tendrán que enfrentar a Samoa, combinado contra el que han jugado catorce veces y a quien han ganado en tres ocasiones.

Veremos si Japón consigue alguna victoria o empate más, pero lo seguro es que las lágrimas de emoción de los aficionados nipones que estaban en el estadio se podrían utilizar como reclamo publicitario para el próximo mundial… que curiosamente se jugará en Japón, ni más ni menos. Es una buen momento para promocionar la base de un deporte ya en crecimiento y que quizás consiga multiplicar sus fans gracias a esta victoria histórica.

Pau Riera ha colaborado en la redacción de este artículo. Síguele en @21pauriera.