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'Batman vs Superman' es en realidad una buena descripción de la experiencia musulmana en Estados Unidos

El director ha usado a los superhéroes y sus historias para retratar la locura gringa que subsiste en medio de las amargas luchas internas y las divisiones de la cultura.

De acuerdo con las reseñas y las críticas que se han hecho durante estos días, la película Batman vs Superman: Dawn of Justice es mala. Algunas reseñas dicen que no tiene "gracia", que está "sobrecargada y es ridícula" y, para no irme muy lejos, la han calificado de ser "una desgracia". El director Zach Snyder respondió ante las críticas que "la película es lo que es", mientras que el protagonista Ben Affleck se veía simplemente desanimado, triste, deprimido.

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A pesar de las críticas, la película no pretendió en ningún momento ser bonita, linda ni nada por el estilo. En cambio, procuró ser una arremetida hacia el gobierno y la reacción popular que ha habido desde los hechos ocurridos el 11 de septiembre de 2001. Viéndolo así, Snyder ha creado una de las más originales, visualmente sorprendentes y bien pensadas películas de superhéroes de los últimos años. No sólo no es incoherente, sino que el director ha usado a los superhéroes y sus historias para retratar la locura gringa que subsiste en medio de las amargas luchas internas y las divisiones de la cultura.


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La película comienza con una increíble secuencia de acción. ¿Se acuerdan de la pelea al final de Man of Steel, donde Superman (Henry Cavill) y Zod se agarran a puñetazos y destruyen Metrópolis entera? Aquí, Snyder plantea la pregunta que todos nos hicimos: ¿Qué pasa con la gente que vive en esos edificios destruidos? Snyder parte de un Bruce Wayne que se dirige hacia sus oficinas en el centro de la ciudad justo en ese momento.

La entendible reacción de Wayne es de odio inmediato hacia aquellos que han llevado el caos, la muerte y la destrucción. Él no es capaz de ver en Superman (alias Clark Kent, alias Kal-El) a alguien que estaba intentado hacer el bien, ni protegiendo a la Tierra de Zod. En efecto, Wayne solamente ve a un par de aliens de planetas lejanos que han llegado a la Tierra trayendo problemas. Para él, Kal-El tiene la misma capacidad de destrucción que Zod. Para él son exactamente iguales.

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Este es el mismo tipo de expresiones que muchos le oímos a Donald Trump cuando dice que va a desterrar a los musulmanes inmigrantes en Estados Unidos o que el gobierno estadounidense debería crear un muro en la frontera con México y, de paso, deportar de forma masiva a todos los trabajadores indocumentados. De repente vi "Kal-El" como un nombre casi árabe, como alguien de un origen remoto y símbolo de todos aquellos que dejan de ver en Superman sus famosos valores ––verdad, justicia, estilo gringo–– y empiezan a odiarlo de forma exponencial.


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Como escritor musulmán que soy, encuentro algo extraño verme reflejado en el protagonista gringo de una película de Hollywood. Pero Batman vs Superman pone a Kal-El como una desdichada víctima, manchada por las acciones de otros que terminan siendo del mismo planeta que él. Mientras veía a Wayne liderar a toda una muchedumbre de personas gritándole "¡Váyanse a casa!, ¡váyanse a casa!", no pude evitar pensar en todos los musulmanes que día a día son atacados y culpados por la acciones de la irracional y nihilista minoría que no nos representa a nosotros en lo absoluto.

La siguiente escena toma lugar en una fortaleza islámica en África. La verdad, no tengo muy claro qué tuvo que ver esto con la destrucción de Metrópolis, pero mi gran placer viene de ver a Kal-El: un hombre que salva el día a día gringo y es, a la vez, un forastero, un outsider que apoya el sueño y estilo de vida estadounidense.

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Esta escena reitera la idea de que Batman vs Superman es sobre la confusión que tienen los gringos desde los ataques del 11 de septiembre de 2001. De hecho, cuando la película regresa a ese momento, a los hechos de ese día, lo hace a través del descubrimiento de la periodista Lois Lane (Amy Adams), quien revela que las armas usadas en la guerra provenían de un acuerdo con una corporación secreta ––al igual que ha ocurrido en muchos casos en que el oficiales del gobierno han establecido contratos en Iraq––. Sin embargo, Lane no puede publicar la historia porque el militar que tiene como fuente no es tan bobo como para meterse en ese lío. No lo culpo: en la vida real Chelsea Manning termina en la cárcel y Edward Snowden tiene que huir a Rusia.

En cuanto a la batalla real que anuncia el título, los fanáticos de las luchas van a quedar bien decepcionados. En vez de presenciar una batalla campal, lo que nos dan es más una disputa sobre las líneas ideológicas de Estados Unidos: un juego de ajedrez. En una esquina se encuentra Metrópolis, donde los trabajadores le mandan dinero a sus mamás y sueñan despiertos con Smallville, el pueblo ficticio que emana la idea conjunta de fe, familia, comunidad y fuertes valores morales. En la otra esquina está Gotham, el embrujado y amargado mundo de Bruce Wayne. Desde que Tim Burton adaptó la historia de Batman, Gotham ha sido una sombría, desolada y desencantadora ciudad, donde el hombre más rico de la ciudad vive bajo tierra y donde la única señal divina proviene de una luz con forma de murciélago. Son ciudades opuestas.

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Snyder nunca ha sido un maestro en esquematizar y crear diálogos, por lo que su éxito ha estado marcado más por el uso de símbolos en su relatos ("soy un hombre de cómics", le comentó a Yahoo). A medida que salta entre sueños, reflexiones y acción, algunas de las escenas son un poco desconcertantes narrativamente, pero se vuelven comprensibles al ser vistas como metáforas del discurso occidental. Lex Luthor se convierte en un símbolo para la generación del internet: está más interesado en el entretenimiento que en el mal por sí mismo.

Hermano, ¿por qué estás enojado? Foto cortesía de Warner Brothers.

Una vez que esta simbología es entendida toda la película tiene sentido. Incluso la exagerada segunda parte de la película, donde Snyder propone una mini Liga de la Justicia, trayendo a la Mujer Maravilla a escena para pelear con Doomsday, tiene lógica. En ese orden de ideas, el film va al único lugar donde una historia post-9/11 puede llegar. Es decir, hacia una polarizada confusión en la que el fascismo está en ascenso y no importa que tan buenos seamos: si estamos en el lugar equivocado, todo se puede ir a a mierda. Es un mundo feo: un lugar donde los candidatos presidenciales pueden pujar por exiliar a los musulmanes o proponer poner patrullas policiales en sus barrios. Un lugar donde, si las elecciones van por el camino de Trump, las personas como yo seremos bienvenidas hasta que él pueda "resolver lo que está pasando".

Muchos han rechazado Batman vs Superman por su negatividad. Pero, para mí, la película sólo expone los esfuerzos de una sociedad americana cada vez más fracturada. Snyder lo único que hace es poner un espejo. El final de Batman vs Superman está lejos de ser un desastre, como muchos lo ponen. Es una muestra de lo que está pasando con Estados Unidos. Un país donde los inmigrantes, especialmente aquellos estigmatizados por los daños de unos pocos, ya no forman parte del sueño americano. De pronto no es Zach Snyder el que ha perdido el hilo: son todos los demás.