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Música

¿Cómo funciona el Boiler Room?

El subdirector del Boiler Room Gabriel Szatan, nos cuenta de la sangre, el sudor, las lagrimas y los beats que hacen que un Boiler suceda.

El subdirector del Boiler Room Gabriel Szatan, nos cuenta de la sangre, el sudor, las lagrimas y los beats que hacen que un Boiler suceda. Que todavía este tratando de explicar Boiler Room es un toque bizarro. Para el contexto, no estuve presente en sus primeros años ni en su rápida expansión global más allá de monitorearlo vagamente. Recuerdo haber cogido un raro b2b entre Deadboy y Mosca cuando estaba en la u y en realidad, al primer Boiler Room al que asistí fue una caliente y sofocante sesión de Night Slugs en el verano de 2012.

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Como la mayoría de las personas que saben del Boiler Room, la familiaridad surge de estos primeros años de hype. Los lugares secretos y los mordaces chatrooms; Jamie xx y James Blake tocando sets; las multitudinarias exhibiciones de desgarbo, exuberancia, desapego o alguna combinación de las tres entre el público y toda esta cruda, caótica energía a su disposición.

Esos días se fueron. El Boiler Room ha roto su primera burbuja de exposición con ese destello de energía al rojo vivo que lo ha catapultado a nivel internacional y que, generalmente, requiere años de trabajo. ¿Y ahora qué?

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Peculiarmente, el mapa musical al que influencia el Boiler Room se extiende a todos, nadie parece poder analizarlo o incluso, explicarlo correctamente. Es una transmisión audiovisual, una vitrina musical seria, un festival itinerante, una fiesta online e híbrida. Es un movimiento con potencial ilimitado, libre de la convención, sin final aparente. De una manera curiosa, toda esa mezcla es un poco el punto de esto.

La naturaleza amorfa del Boiler Room es una de sus mayores ventajas, pero tiene sus inconvenientes. Para un fan promedio, saltamos a la vista cada vez que aparece un Bonobo o un Nico o un Skream y después desaparecemos de su mente igual de rápido. Eso está bien. Así es como funciona el gota a gota de internet y sería absurdo sugerir lo contrario En todo caso, como hemos crecido en tamaño y alcance, la compleja definición se ha vuelto más pronunciada. La música de vanguardia en los clubs solía ser la única que había, pero ahora, con una posición mundial, nos hemos expandido a tantas zonas diferentes que nos arriesgamos a perder el sentido de comunidad y propiedad tangible que nos ayudó a impulsarnos en primer lugar.

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Es decir, ¿Tonal experiments en el V&A? ¿Harsh noise en Tokyo? ¿Un cara de miembro animado? El 2014 nos llevó a terrenos extraños nunca antes vistos y eso jugó una parte importante en la fundación de un ala editorial apropiada, como una mejor forma de vocalizar y explicar por qué defendemos lo que hacemos. Este elemento del Boiler Room es todavía muy pequeño en comparación con gigantes como Pitchfork, XLR8R y Fact, pero estamos haciendo un gran avance con un enfoque novedoso.

A través de una combinación de factores fortuitos, hemos adquirido una plataforma única que nos ha dado publicidad a una escala inimaginable. Si el reciente cambio en la programación y los valores de producción aumentan, podremos tener un colchón más apropiado para aquello que los artistas y DJ's quieren hacer con nosotros. Con una amplia variedad de formatos nuevos y una consideración más cuidadosa, hemos superado el modelo "unitalla" y nos hemos convertido en una fuerza más saludable al documentar y activar la cultura de la música underground.
Esa es la filosofía en la que se apoya todo esto.

Imagino el montón de personas que tienen curiosidad por saber de nuestra forma de trabajo y no sólo, ya sabes, cómo trabajamos. Para responder algunas de las preguntas recurrentes que, a menudo, escucho: sí, tenemos una oficina fija en Londres; sí, siempre estamos buscando artistas nuevos y si atrapas a nuestro oído definitivamente iremos por ti; no, no puedes simplemente comprar el nombre y usarlo. No somos una franquicia que puedas explotar. No es tan simple.

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De igual forma, recibimos un interminable flujo de personas que se acercan para involucrarse, especialmente durante la temporada de festivales. La mayoría de las propuestas son buenas, pero algunas están un poco locas. Todo esto se remonta a una cosa que el fundador del, tristemente clausurado, club de Amsterdam, Trow, me dijo en broma: "¿Quieres trabajar aquí porque te gusta la fiesta, o quieres trabajar aquí para que otras personas puedan estar de fiesta?"

Por la densidad y la variedad de lo que atraviesa el sitio web durante cualquier semana del año, Debuts de tracks y mixes semanales con audio únicamente de nuestra serie Upfront; montañas de lecturas, entrevistas largas y archivos; un incesante flujo de transmisiones por anunciarse y archivarse; además de, por supuesto, los shows mismos; mi trabajo, prácticamente, abarca todo. Los días laborales a veces pueden durar dieciocho horas, empezar a las 6 a.m. negociando con sellos en Melbourne y terminar resolviendo un problema en México porque hubo mala conexión. El amor inherente por la música funciona como un mecanismo natural de defensa, pero, a veces, es puesto a prueba.

Afortunadamente siempre hay un estallido de energía que llega cuando es necesario, especialmente en las mañanas después de un show particularmente exitoso o cuando un concepto improbable está en la cúspide de dar resultados. El equipo en casa y en el extranjero forma una sola mente, constantemente lanzando ideas de un lado a otro, creando estrategias respecto al tipo de ambiente que podría completar la estética de cualquier artista, diseñando formatos para shows que se adecúen a un perfil sónico, poniendo en común recursos con un universo de contactos con ideas afines que aseguran que todos quedamos bien. El caos aún impera, pero es una especie de caos organizado aceptable, como una disquera operando desde un almacén con barrotes, o una banda corriendo entre ensayos con un mantra de "todo puede pasar".

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Actualmente, hay como unas cincuenta personas, dispersas por todo el planeta, que trabajan para el Boiler Room. Así como el increíblemente dedicado equipo joven de producción, contamos con la participación de algunas de las mentes más brillantes y creativas que existen. Nuestro equipo de programación en casa y en el exterior ha hecho parte de Beggars Group, Resident Advisor JPN, Berghain, FBi Radio, Bleep, Stones Throw, Unsound Festival, y ha manejado tours o prensa para un montón de artistas; casi todos organizan fiestas y también dirigen grandiosos sellos emergentes. Vivimos y morimos en compañía de nuestros colaboradores, ellos forman una red de trabajo más fuerte que cada una de esas impresionantes piezas individuales que son clave.

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Pero no es como si yo, nosotros, pudiéramos escuchar los murmullos de desaprobación o desacuerdo con palmaditas en la espalda. Hay retos muy obvios en todo esto. Nos han señalado por propagar el narcisismo, promover las tendencias contemplativas, o alejarnos de la música misma al reducir la presentación a un espectáculo de fácil digestión. A veces esas opiniones provienen de artistas que adoramos y eso apesta. Tratamos de ser más receptivos y proactivos con cosas como estas. Hubo un artículo en Attack Magazine que causó polémica a puerta cerrada.

Atraer a los "personajes" hacia la cámara sigue siendo gran parte de la diversión (obviamente), pero la carnada hipster se ha vuelto obsoleta. Esta crítica bien pensada sembró la semilla de una nueva serie con Mister Saturday Night de la que estamos muy orgullosos, poniendo el ímpetu de nuevo en la verdadera cultura del baile; la reacción fue abrumadoramente positiva, derivando en otra ráfaga de episodios con un abanico de artistas, que aparecerán a lo largo de este año.

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Veo el Boiler Room como una sintomática y generacional hiperactividad, una incesante demanda de gratificaciones instantáneas que sangran en cada aspecto de la vida. No es algo malo. Una de las tendencias musicales de la década pasada fue defender los sonidos y escenas que, a lo mejor, tuvieron que sobrepasar los terrenos del gusto o que ya no eran "relevantes", y la asimilación de toda la cultura del dancefloor. Las fronteras han sido completamente disueltas, el panorama se ha nivelado de la mejor manera posible.

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Una característica común entre los fans de cualquier tipo es el "instinto de búsqueda", el deseo de explorar. Si ayuda de algo tener a alguien como Jonny Greenwood para impulsarte hacia la música de sala y formas clásicas abstractas, entonces estamos haciendo bien nuestro trabajo. Es súper gratificante darse cuenta del enorme número de usuarios que se acercan a nuestra programación sin pretextos y disfrutan tanto que preguntan por el siguiente paso para seguir involucrándose.

Es por esto que, años después, "la radio comercial está muerta" se convirtió en una verdad, la gente como Benji B, Mary Anne Hobbs y Gilles Peterson atrajeron un montón de seguidores. El trio ocupa diferentes turnos en diferentes partes de la BBC, dirigiendo distintas audiencias con distintos enfoques, pero son emblemáticos como especialistas. Cuando estás inmerso en un océano de contenido, te cuelgas de lo que te parece familiar. Todo se remite a la democratización del acceso a diferentes tipos de música a través del espectro. Es una búsqueda que realmente vale la pena.

También es divertido. Absurdamente divertido. La alegría que forma parte del ADN de BR. Desde el comienzo, el placer ha sido nuestra guía, algo que ha permanecido intacto desde los días de las webcams Logitech y las transmisiones de caballito en UStream, a través de los vertiginosos años del boom hasta el presente, con el Boiler Room como pilar. Creo que la alegría, en niveles micro y macro, es el punto crucial de cómo el Boiler Room funciona en una escala global y por qué continuará funcionando durante un largo tiempo.