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Creo que en parte la culpa de mi actitud derrotista la tiene Queer As Folk (una serie de televisión sobre cinco hombres gays). Cuando me topé con el DVD un día en Blockbuster, vi la primera temporada completa más rápido de lo que Brian Kinney se lo mamó a todos los clientes del bar Babylon. Tenía 12 años, estaba en la cúspide de la pubertad y la arrechera, y ver sexo gay fuera de un contexto porno fue revelador y emocionante; pero, como lo descubrí más tarde, también me jodió. Queer As Folk presentaba un mundo superficial, en el que sociópatas guapos con buenos culos tenían sexo alucinante 24/7, mientras que los gays adorables e inteligentes pasaban por los lados. El mensaje de la serie sobre la importancia de la perfección física fue fuerte y claro para mí. Después de ver la enésima toma de unos abdominales perfectamente marcados, miraba hacia abajo a mi propio cuerpo, que no estaba marcado y además estaba cubierto de cicatrices de varias cirugías, y pensaba: Bueno, ¡estoy jodido!
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