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Música

¿Tiene Bad Bunny alguna responsabilidad de escribir letras "conscientes"?

Hace días, se viralizó una carta de una profesora en la que señalaba a Bad Bunny de "embrutecer mentes".
Bad Bunny es La Nueva Religión
Screenshot "Chambea"

El "deber social" de los artistas le llaman. O consciencia social o como quieran. En el 2018 la sociedad se encuentra en un momento reflexivo, gracias a que Internet y las redes sociales han logrado que se toquen temas con una audiencia monumental, lo que ha generado toda una serie de consecuencias reales y emocionales que nadie pudo haber previsto. Lo "políticamente correcto", le llaman. Se habla de que los millennials somos una generación que se ofende por todo. Vivimos una realidad que nos ha regalado la oportunidad histórica de generar una discusión pública en tiempo real que pone en evidencia conductas y fenómenos que antes permanecían ocultos. Somos afortunados y no lo entendemos tanto. He visto en mi Facebook cómo asesinan a ¿Dónde jugarán las niñas? de Molotov, disco icónico para la música mexicana y latinoamericana, por el contenido de sus letras, sobre todo la de "Puto". Son comunes este tipo de discusiones. Y las apoyo, me parecen necesarias.

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Hace días llegó a mis ojos un post de Bad Bunny en Instagram, en donde respondía a una carta que una profesora de su natal Puerto Rico le hizo, acusándolo de "destruir mentes" con sus letras. Pero lo que más me llamó la atención fue que la profesora, visiblemente afectada, culpó a Bad Bunny de que ella no podía inspirar a sus estudiantes. "¿Cómo logro yo inspirar a mis estudiantes a que estudien? ¿Cómo? Cuando en este mundo de fantasía virtual y relaciones electrónicas lo ven a usted como un dios… es frustrante no poder conciliar el sueño porque mientras yo trato de construir mentes siento que por otro lado usted las destruye".

Incluso, la maestra llamó generación de imbéciles a sus estudiantes [imagino] y señaló que mientras él gana millones por rimar palabras obscenas, ella apenas puede pagar sus cuentas. "Bravo Bad Bunny. Bravo Ricardo Rossello por el exitoso plan de crear una generación de imbéciles". Esto me lleva a la discusión que siempre sale a la palestra cuando un fenómeno pop como Bad Bunny nace. A los artistas siempre les piden más, pero sobre todo a las estrellas pop. Les pedimos todo, no basta con que nos hagan bailar, llorar o reír. También queremos que paguen la renta de nuestro departamento hipotecado, compren el pan que olvidamos nosotros comprar por andar texteando, que opinen de política, y hasta les pedimos que eduquen a nuestros niños. Una profesión bastante engañosa la de hacer música, ¿no? Si te vuelves millonario eres un villano, pero si nadie te conoce eres un héroe.

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Estoy cansado de escuchar a periodistas, maestras (como en este caso) o cualquier persona que se sienta en una posición egocéntrica de pedirle algo a un artista. Y sí, entiendo que una estrella mundial debe tener algún tipo de responsabilidad. Es lógico que se pida eso. Pero eso no quiere decir que esté mal que Bad Bunny cante de tetas, culos y cogidas. ¿Quiénes somos nosotros para exigir a un hombre común y corriente qué hacer con su música? Nadie. ¿Y qué puede ser la música de un hombre común y corriente sino un reflejo de su sociedad? Somos la nada y de la nada no pasaremos. En el preciso momento en que un artista cede ante las peticiones de su público, se convierte en Amazon. Mercado Libre. Una pelea de boxeo en Pay Per View. Bad Bunny es lo que es porque así es y no puede tener la culpa de que cualquier generación sea más o menos preparada. Ni él ni Bob Dylan ni Madonna ni Ice Cube, artistas todos que pasaron por el mismo trance de ser señalados como lo peor antes de consagrarse en lo que son ahora.

La carta de la maestra se volvió viral. Y cuando esto sucede, de a ratos los receptores contestan. Bad Bunny respondió "aburrido, desde su avión", según un post de Instagram. Con un título que me fascinó: "BAD BUNNY NO ES EL SECRETARIO DE EDUCACIÓN". Claramente, Benito Martínez no es el Secretario de Educación. Es un artista que hace música y más nada.

"¿Sabe en qué no estoy de acuerdo contigo? En que me quiera echar la culpa de la posible ineptitud suya (solo supongo), de la ineptitud del gobierno y del pésimo sistema educativo de mi país. Le confieso otra cosa, y es que en el fondo de mi corazón a veces no me siento tan orgulloso de algunas de mis letras, pero si de algo estoy seguro es que jamás tendré la culpa de un problema que existe antes de que Bad Bunny existiera", dicen partes de su respuesta. La carta de Bad Bunny me parece acertada en un 95 %. No comulgo con su "poco orgullo" por sus letras. Entiendo de dónde viene ese poco orgullo, pero esas letras son parte de lo que en algún momento le dio la gana de escribir. (Y eso está bien porque es lo que lo hizo conectar con millones de personas). Pero, visiblemente condicionado por la carta de una profesora, quizás cedió ante presiones. Veo esto en algunos artistas, se arrepienten de su pasado o le tienen pena. Como si esas personas que escribieron esas palabras o melodías de las que hoy no se sienten orgullosas no fuesen ellos. Esa persona que escribió eso de lo que hoy no gustan, fue una etapa justa y necesaria para ser el artista [y persona] que son hoy.

Este caso de la profesora y el conejo malo es importante. Entiendo que la profesora desde su lugar de académica exija las condiciones óptimas para sus alumnos. La pregunta es ¿dónde comienza la educación? ¿por qué le enseñamos a los niños a negociar con su entorno pero cuando se trata de músicos famosos esperamos que ellos se adecuen a nuestra realidad? ¿cuándo es pertinente esperar que las estrellas pop eduquen a nuestros hijos? Es el mismo caso de Aleks Syntek, que se excusaba en "proteger a nuestros niños" de la música "con contenido sexual". He dicho esto en varias ocasiones, pero lo volveré a repetir: ni Card B. o J Balvin o Mozart o Ronaldinho son los responsables de cómo se portan o portarán nuestros hijos. Los responsables del desenvolvimiento en la sociedad de los niños son sus padres. La educación está en casa. Lo que el niño o niña vea en su casa es lo que va a repetir en la calle. No lo que escuche en Spotify mientras baila por toda la casa. Los reclamos de este tipo más bien ponen en evidencia las carencias que se sufrieron en casa.

Está bien que seamos una sociedad que cada vez exige más y mantiene muchas luchas importantes abiertas. Pero desviar la atención de lo que realmente urge a este tipo de peleas es una forma de mantenernos distraídos. Los artistas solo tienen una responsabilidad con ellos mismos . Si quieren que su arte hable de burbujas y palomitas de maíz, adelante. Si quieren hablar de cambiar al mundo y hacer un John Lennon, se vale. Y si quieren hablar de qué tamaño es el culo del vecino o la vecina, también está bien.

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