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El Irán moderno a través de los ojos de un exiliado

Hesam quiere concentrarse en su propia vida en Alemania, donde él puede estudiar y ya no vivir en el pasado.

A los 21 años de edad, en vez de estar bebiendo botellas de cerveza y coqueteando con la idea de una carrera en el mundo de la pornografía, Hesam Misaghi se encontraba montando un caballo  por un desfiladero con un grupo de contrabandistas que estaban tratando de ayudarlo a escapar de Irán. “Huimos por Turquía a través de las montañas” me dijo Hesam. “Me caí del caballo seis o siete veces y era horrible. Nunca pensé que esto sería tan difícil”.

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Hesam ahora tiene 24 años, y después de dejar Irán por la ruta de Turquía en 2010, le dieron asilo en Alemania. Mientras él escapaba, Hesam estaba siendo perseguido y amenazado con una sentencia en prisión de por vida por las autoridades iraníes a causa de exigir su derecho a estudiar en la universidad.

Si alguna vez vas a Teherán, debes estar preparado para saber por qué es vista como la capital de la teocracia y de los regímenes opresivos en Medio Oriente. La ciudad está llena de edificios gigantes, cafeterías, restaurantes, boutiques y todo eso que se supone deben tener las grandes ciudades del mundo. Las mujeres deben estar cubiertas (el velo es un deber), pero también visten ajustadas y modernas prendas.

Las apariencias pueden ser engañosas. Con la siguiente elección presidencial hace unos pocos meses, los hombres en el poder no quieren tomar ningún tipo de riesgo así que los partidarios de las reformas están siendo radicalmente oprimidos.

Y así estuvo Hesam. Después del fallo de la Revolución Verde el gobierno se lanzó a una búsqueda agresiva de los partidarios anti-régimen. “La opresión se volvió mucho más fuerte porque el gobierno se dio cuenta de que la gente realmente quería cambiar las cosas” me explicó Hesam. Su familia sigue la fe Bahá’í, un grupo religioso que, por obvias razones, el gobierno iraní no soporta, y esta fue, aparentemente, la causa de que a Hesam no le permitieran seguir sus estudios de inglés en 2007. “Ahí fue cuando comencé a luchar por mi derecho a la educación” me dijo. Acompañado de otros estudiantes a quienes también les han prohibido asistir a la universidad, Hesam fundó un movimiento de protesta por el derecho a los estudios académicos y la protección de las minorías religiosas y sexuales. Pronto, el grupo se unió a otros movimientos de derechos humanos imponiendo una creciente amenaza para el gobierno.

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El activismo de Hesam fue parte de un público resentimiento en el país, el cual llevó a una revolución después de la elección presidencial de 2009. En aquel entonces, la elección resultó en dos candidatos en una lucha cara a cara. Uno de ellos era Mahmoud Ahmadineyad, un conservador demagogo y el otro era Mir Hussein Musawi, un político de la élite de la vieja revolución, quien también estaba afiliado a los reformistas dentro del gobierno. Cuando la elección fue anunciada y Ahmadineyad fue el claro ganador (a pesar de que las encuestas sugieren lo contrario), la gente se sintió traicionada y se lanzó a las calles a protestar. El gobierno contraatacó. Musawi fue sentenciado a una arresto domiciliario (y así continua hasta ahora), mientras la ola de protesta llegó a su clímax cuando a una chica le dispararon los oficiales de seguridad a plena luz del día.

La policía arrestó al mejor amigo de Hesam y lo refundió en la cárcel, donde aún sigue encerrado. Hesam pasó a la clandestinidad durante un mes y ahora vive en constante miedo sin ningún contacto con su familia. Con el fin de escapar de prisión, decidió huir del país. Tres años después, las cosas no parecen haber cambiado ni un poco. Recientemente dos prisioneros fueron públicamente colgados, una reliquia de la época que siguió a la revolución de 1979, cuando los llamados reaccionarios colgaban linternas de la calle por todo Teherán. Mientras se trataba de un castigo aceptado en aquellos tiempos, en el Irán de hoy algo como esto ocasiona indignación en las redes sociales. “Hay algunas fotos de gente llorando y gritando en protesta”, dice Hesam. La elección, fijada para el 14 de junio de este año proporciona una alternativa al régimen de ahora. Ahmadinejad no seguirá otra vez, porque él está llegando al final de sus ocho años permitidos, pero Ayatolá Alí Khamenei —la cabeza del estado y el sucesor para Ruholá Khomeini, el líder de la revolución de 1979— está eligiendo candidatos para las elecciones.

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“Creo que tendremos cuatro o cinco candidatos que pensarán y actuarán acorde a Alí Khamenei y al gobierno. Una revolución sólo puede ser posible si Mousawi o Karrubi [los dos reformistas que están bajo arresto domiciliario] la proclaman. Creo que algo tiene que pasar para motivar a la gente a una nueva protesta, como en los países árabes cuando un hombre se inmoló en la calle. El gobierno intimida a la gente antes de las elecciones, dejando claramente que ninguna voz de la oposición sea escuchada".

Ahora las cosas están comenzando a cambiar en el país, pero en un nivel más bien discreto e intelectual: "Hemos leído mucho, sobre todo en Facebook y sitios para los derechos humanos".

Hesam está muy lejos de casa ahora y tiene una especie de contacto perdido con los problemas de su país. Él se siente como si fuera diferente de los “viejos” exiliados iraníes. “Cuando todavía estaba en Irán, y leía estos artículos sobre gente en asilo político que estarían en el extranjero desde hace 30 años, me sentí un poco extraño. Parece que ellos se quedaran atascados en la década de  1980”. Viviendo su batalla en exilio no es lo mismo que cuando aún vivía en Irán. “Te das cuenta de que pierdes contacto con casa bastante rápido” dice. “El idioma cambia. No entiendo casi nada del lenguaje común de la calles cuando hablo con mis amigos por internet”.

Hesam quiere concentrarse en su propia vida en Alemania ahora, donde él puede estudiar, ya no quiere vivir en el pasado. “Debería estar feliz, en Irán estaría en cárcel ahora”. Dice. Él ha hecho amigos en Berlín, algunos de los cuales también vienen de Irán y quieren estudiar política y comunicación.

“Si fuera posible regresar, lo haría. Pero hasta entonces voy a comenzar una nueva vida, no de una forma nostálgica”.

Sigue a Franziska en Twitter: @fra_ziska

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