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Música

No todas son nalgas o tetas

Las mujeres dentro del hip-hop se convirtieron en prueba paradigmática del contraste de los temas primordiales de un género masculino.

Eres lo que escuchas. Y no lo digo de manera pretenciosa; sino por el hecho de que la música tiene el poder de tejer nuestra identidad. Lo que nos gusta y escuchamos construye en uno —desde temprana edad— un modo de ser. Venga, se vuele el primer lazo íntimo con nuestro individualismo.

Revisitando el pasado – hace unos kilos y horribles cortes de cabello – es curioso aprender cuándo llegué a expresar mis ideales a través de la música. El momento en que el gusto por la música dio paso a la conceptualización de identidad. En otras palabras, cuando escuché una banda, artista o canción y dije:

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— Órale, va. De aquí soy, pues.

Y después de desempolvar un largo historial musical de influencia personal; aprendí que la participación femenina dentro de la música ocupa un lugar central en la construcción de mi personalidad e identidad. Osea, it’s my thing. Fue el girl power que encontré en varios temas que me adentraron a todo un mundo nuevo. Mujeres chingonas como Kim Gordon, Kim Deal y Kathleen Hanna se convirtieron en ejemplos de liberación femenina. Sin embargo – fue más allá delriot grrrl – fue la lucha contra el ethos del hip-hop que me llamó la atención. Una politización marcada por mujeres desafiando la infraestructura ideológica de la masculinidad del género. Fueron las mujeres del hip-hop quienes construyeron mi identidad.

Y a todo este berrinche introspectivo nace una pregunta: ¿Cuál es el rol de la mujer dentro del hip-hop?

El hip-hop siempre será de los géneros más cabrones por existir. Más que un género; es cultura. Funcionó como voz para la reivindicación en contra de la exclusión social de las comunidades marginadas, aquellas simplemente categorizadas como el ghetto. Me seduce el estilo, lo rudo y la realidad que transmite temas socio-políticos de la cotidianidad. No hay rodeos. Sin embargo, es un mundo hegemónico de superioridad masculina. Y es que ser mujer y además artista – dentro del hip hop – lo hace doblemente difícil. Mientras el güey habla de la objetificación con rimas sobre nalgas, tetas y usando tan deliberadamente el término puta; éstas tomaron acción y se negaron a ser víctimas. Y es así como las MCs femeninas empezaron a señalar y acentuar temas invisibles; equidad de géneros y la reivindicación de la sexualidad.

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