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Tras descubrir su predilección por el sadomasoquismo durante los 70, a la edad de 12 años, Faction contactó con más personas afines a él gracias a un anuncio publicado en una revista a la que escribían los hombres para ponerse en contacto con otros e intercambiar películas porno, y las mujeres para contactar con alguien dispuesto a darles unos cuantos azotes.Faction vivió el auge de la escena sadomaso en Montreal durante los 80 y los 90, cuando empezó a desaparecer el tabú que rodeaba a esta práctica.Sin embargo, la apertura del BDSM a un público más amplio implicaba tomar mayores precauciones de salud y conciencia acerca de los límites de la dominación y el consentimiento.
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"Por lo general, la gente, sobre todo los hombres, empieza el negocio, tiene las capacidades y las ganas de dedicarse a ello y buscan clientes, pero luego resulta que no ganan lo suficiente para mantenerse", explica la dominatrix profesional Contessa Alura, de Quebec. "Sadist Faction no se dedica a esto tiempo completo, por lo que puede hacerlo más tiempo".Para él, hacer de amo se ha convertido en una forma de ganarse un dinero extra y de seguir en contacto con su vocación docente. Muchas de sus clientas acuden a él no solamente para que las domine, sino para aprender a realizar esas prácticas de forma segura en casa.
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"No es que a mis clientas no les guste eso también, pero en general están más interesadas en que las azoten porque es algo relativamente nuevo para ellas, o les gusta que las aten y las obliguen a alcanzar el orgasmo".Alura cree que en estas prácticas tienen lugar unas interesantes políticas de género, porque Faction considera que muchas mujeres buscan evadirse de sus vidas diarias.
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