FYI.

This story is over 5 years old.

Salud

Implantar electrodos en el cerebro puede ayudar a tratar la anorexia

Es un prometedor primer paso para tratar el trastorno psiquiátrico con mayor tasa de mortalidad.

Este artículo fue publicado originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud y bienestar

La anorexia tiene la tasa de mortalidad más alta de todos los trastornos psiquiátricos. Los pacientes experimentan preocupaciones persistentes y abrumadoras causadas por su peso y apariencia, muchas veces acompañadas de trastornos anímicos y problemas de ansiedad que llevan a un peso corporal peligrosamente bajo. Y aunque la malnutrición puede debilitar los huesos y músculos, además de provocar problemas del corazón y desmayos, muchos pacientes evitan acudir al médico y niegan que tienen un problema. Incluso cuando los pacientes buscan ayuda (que normalmente incluye una combinación de terapia de comportamiento, asistencia nutricional y restablecer su condición física), el trastorno puede ser obstinadamente resistente al tratamiento.

Ahora, un estudio publicado en The Lancet Psychiatry muestra que una estimulación profunda del cerebro (implantando electrodos en ciertas áreas) puede mejorar el estado de ánimo, la ansiedad y el bienestar en los pacientes con anorexia crónica. A esos efectos inmediatos les siguió un saludable aumento de peso, indicativo de que mejorar la salud mental precedía o incluso impulsaba cambios en el cuerpo. El estudio fue pequeño, pero demuestra que el procedimiento es seguro y que puede mejorar algunos síntomas de la anorexia. De todas formas, se necesita más investigación.

Los investigadores eligieron a 16 mujeres de entre 21 y 57 años que habían sufrido anorexia durante un promedio de 18 años. Su peso era muy inferior al aconsejado y las eligieron para el estudio porque los otros tratamientos no les funcionaron. Todas corrían el riesgo de una muerte temprana debida al trastorno. Se les implantaron electrodos en la cabeza apuntando a un área en el centro del cerebro en la que se ha demostrado que los enlaces de serotonina de las pacientes anoréxicas están alterados (la misma técnica aplicada en otras áreas ha sido efectiva para el tratamiento del párkinson, las distonías y los temblores). Los electrodos estimularon esa área en intervalos cortos y regulares durante un año.

El estudio pretendía demostrar la seguridad del procedimiento y sus efectos sobre el índice de masa corporal, el estado de ánimo, la ansiedad y el bienestar. Pero también sirvió para examinar de qué manera el tratamiento altera la actividad cerebral. Usando escáneres TEP (tomografía por emisión de positrones), los investigadores detectaron cambios en áreas vinculadas a la anorexia; en concreto, vieron que se redujo la actividad en el putamen, el tálamo, el cerebelo y otras áreas. También aumentó la actividad en áreas periféricas y corticales vinculadas a la percepción social y al comportamiento, lo que indica que la estimulación profunda del cerebro fue efectiva.

La investigación tiene sus límites; por ejemplo, que la muestra es muy pequeña y que no hubo un grupo de control. Las mujeres en el estudio sabían que estaban siendo tratadas, lo que podría implicar un efecto placebo. Los investigadores, no obstante, indican que los escáneres TEP respaldan sus resultados. "Nuestro estudio sugiere que la intervención focal y la estimulación profunda del cerebro pueden afectar al circuito de síntomas que mantienen la anorexia y la hacen tan difícil de tratar", señaló Nir Lipsman, el autor principal del estudio, a la revista The Lancet Psychiatry. En otras palabras, se trata de un pequeño primer paso, prematuro pero prometedor, para tratar un difícil trastorno alimentario que puede poner la vida en peligro.