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nostalgia selectiva

El acertijo Roy Keane: Frágil masculinidad y nostalgia selectiva

Dado el dominio del Manchester United cuando Keane era capitán, resulta fácil asociar su agresividad con su habilidad para motivar a los demás, lo que no significa que su sello de 'fútbol hipermasculino' funcione en el 2017.
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Hay un patrón a la alza en la Premier League que quizá hayas percatado esta temporada; se le conoce como WWRKS, "What Would Roy Keane Say?" o "¿Qué diría Roy Keane?"

De vez en cuando surgen vídeos donde Paul Pogba o Jesse Lingard (en ocasiones ambos) tienen la osadía de divertirse haciendo algo no relacionado al futbol. A veces se trata de un corte de cabello o bromas en el entrenamiento, y en otras ocasiones una simple selfie. Como sea, son actos divertidos, pero la diversión, de acuerdo a Roy Keane, es algo malo.

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La tendencia a idealizar los años dorados de Keane no es exclusivo de los fans del Manchester United; los actuales jugadores del club proveen un "gancho" adecuado para la nostalgia de su miseria. Dado el dominio del cuadro del United que Keane tuvo a su cargo, es muy fácil combinar la agresividad del irlandés con su habilidad para motivar a los demás. En efecto, las imágenes más representativas de Keane –gritos contra árbitros y compañeros de equipo, sus entradas sobre Neil Pointon o Alf-Inge Haaland– son suficientes para enmascarar otros aspectos de su juego. Por más críticas que Pogba reciba por ser un "futbolista de Vine", es su predecesor cuyos logros son fácilmente condensados en un formato digerible.

Esto está ligado a la accesibilidad de los partidos, algo que ha cambiado por completo desde los tiempos de Keane. Entre las temporadas 1992-93 y 2000-01, sólo se transmitieron 60 juegos de Premier League por campaña en la cadena Sky Sports, y mucha gente vio futbol de primera división por medio del programa "Match of the Day". Esta temporada, la cifra ha aumentado a 168 entre Sky y BT Sport. Describir a alguien como un "futbolista de vídeos de jugadas destacables" en el 2017 es ignorar el hecho que, entre los fans neutrales, muchos jugadores de la generación de Keane vivieron y murieron a través de su habilidad para darse a conocer en las recopilaciones de jugadas destacables. Entre sus propios fanáticos, dichos futbolistas se ganaron el respeto por su acción en el terreno de juego. Incluso echando un vistazo a los últimos años de la carrera de Keane, la rivalidad simulada con Patrick Vieira del Arsenal tiende a ser recordada por medio de una mirada infantil de superioridad. La victoria reafirmaba el estatus de Keane como el jugador alfa que lideraba el ataque del United sobre los débiles sureños y su influencia continental. Las ideas extranjeras parecían no alcanzar cuando se trataba del concepto británico de "desear algo con más fuerza".

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Pero aunque debería ser fácil divorciar al Keane agresivo del Keane motivador, resulta más difícil separar al Keane multifacético del equip que fue capitán en infinitas ocasiones. Los buenos recuerdos del United de los 90 permiten que la violencia de Keane se convierta en un fetiche de una forma que la violencia de Marouane Fellaini no puede lograrlo, incluso cuando ambos jugadores han sido víctimas de su estado físico.

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Muy similar a lo sucedido con los votantes del Brexit que recuerdan el sentimiento positivo de un pasado donde las cosas era tangiblemente "mejores", los fans del United poseen recuerdos calurosos de sus días de gloria que coinciden con la presencia de un bastardo enfadado portando la banda de capitán. Por lo tanto podrían asumir que: a) uno no podría existir sin el otro, y b) todos los demás factores son meramente coincidencias. Aquellos días de gloria encajaban con un núcleo británico e irlandés exitoso en la era de la Bretaña en su apogeo, cuando las bromas machistas no eran cuestionadas en la televisión abierta.

Por supuesto, Keane ha hecho muy pocas cosas después de su carrera profesional para restarle importancia a su mitología. Quizá esté totalmente consciente de que hay poca recompensa cultivando un personalidad apacible en caso de que decida continuar en su papel de experto. Hasta cierto grado, el factor miedo asociado con su imagen pública funciona bien para jugadores que enfrenten trabajos como entrenadores, pero podría fácilmente ser exhibido en una posición de manejo que requiere un contacto constante con los medios.

No sólo Keane se beneficia de esta imagen: apenas en febrero, Robbie Savage invocó al irlandés en sus críticas de las publicaciones de Pogba y Lingard en redes sociales, acompañadas de la idea de indisciplina. A pesar de ello, ha habido muy poca o nula discusión en torno a si un capitán capaz de inducir miedo es de ayuda para un equipo como el United.

Este sistema funcionó a finales de los 90 por tres razones clave: el United era el club dominante de Inglaterra, campeón de Europa al final de la década, y contaba con el empuje de un entrenador que, si bien no es incomparable, al menos poseía un atractivo diferente para todos en el continente. Adelantémonos unas cuantas décadas y nos topamos con un equipo alejado de las posiciones de Champions League y sin identidad. Desde 2011, el United no ha estado entre los mejores ocho clubes de Europa, han pasado por tres entrenadores desde el verano de 2013, y actualmente tienen al mando a un hombre que no ha estado en un mismo equipo por más de tres temporadas seguidas. Mientras que la era de Keane se caracterizada porque los rivales tenían miedo de pisar Old Trafford, hoy en día hay más temor por la despedida de un joven talento o por los obstáculos para sumarlo a la plantilla.

El problema de comparar los hechos de una era con la nuestra es que los aspectos del futbol han cambiado, y ya no es posible llegar al éxito de forma brusca. Algunos fans tal vez prefieran regresar a una época donde los hombres eran hombres y las mujeres estaban ausentes, y el Manchester United ganaba partidos, pero así no funcionan las cosas. No se puede simplemente trasplantar el pasado en el presente sin entender los factores que permitieron el funcionamiento del sistema como sucedió en la época dorada de Keane.

@tomvictor