El taller que da una segunda vida a los skates

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las bolas de dragón del skateboard

El taller que da una segunda vida a los skates

Victor y Simon son dos riders franceses de 26 años que se han unido para crear el taller Paradi, una empresa dedicada a dar un nuevo sentido a las tablas de skate antiguas.

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Los skaters saben que la esperanza de vida de un monopatín es limitada. Debido a su forma y a los materiales que se usan para fabricarla, la tabla es un elemento que se deteriora rápidamente; y lo mismo vale para las ruedas y el grip, que pueden romperse muy pronto si te dedicas a este deporte con auténtica fruición.

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Las carcasas de skates viejos, pues, suelen acumularse en los garajes o en los armarios. Aparece entonces un gran dilema: ¿vale la pena conservar las piezas antiguas por su valor sentimental, o es mejor mandarlas al olvido que representa la basura?

Los skaters franceses Simon Vander Borght y Victor Toussaint, amigos desde la infancia, han decidido que valía la pena buscar una tercera vía y han abierto un negocio muy especial.

"Siempre habíamos querido trabajar en el mundo del skate", asegura Victor. "En un principio queríamos crear nuestras propias tablas, pero eso era muy complicado". Un día, sin embargo, los dos amigos encontraron la solución: dedicarse al reciclaje.

Victor y Simon, pues, crearon Paradi Skateboards, un taller ubicado en la pequeña localidad de Rennemoulin y dedicado a dar una segunda vida a las tablas de skate usadas. "Primero recuperamos la tabla, miramos si es aún utilizable, la probamos y nos aseguramos de que quepa en nuestros moldes", explica Victor.

Una vez realizadas las comprobaciones de rigor empieza una pequeña transformación: primero, la plancha se desmonta para evaluar las rayadas y las fisuras que tiene. Posteriormente, se corta con una sierra circular.

Aunque normalmente las tablas son de siete capas de colores distintas —un detalle que les da personalidad—, Simon y Victor han optado por utilizar complementos de color blanco para conferirles una identidad común. Seguidamente, en cada pieza se graban los datos de su primera vida: "En la madera se cincela el nombre de la primera persona que poseyó la tabla, la ciudad de origen y la fecha de su 'renacimiento'", explica Victor.

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Los puristas del skate pondrán el grito en el cielo, pero las tablas que recicla el taller Paradi no están destinadas a los riders. La nose —la parte delantera elevada del skate— desaparece; también lo hace el grip, reemplazado por un grabado a rayas que asegura la adherencia del skater.

"No hemos querido conservar el grip, porque creemos que es un retorno al pasado", asegura Victor. Que nadie se preocupe: las tablas de Paradi están lejos de ser los penny skates que usan todos los hipsters. Pueden usarse para dar una vuelta, pero ante todo son objetos decorativos.

"Efectivamente, las tablas de skate pueden usarse para decorar", explica Victor. "Algunos antiguos riders también nos vienen a ver para que remastericemos sus antiguas planchas o para que les hagamos una plancha nueva a partir de una utilizada".

Victor y Simon no están más que al principio de su aventura. Los dos amigos han lanzado un Kickstarter con el objetivo de recaudar fondos para comprar una máquina de grabar láser. Paralelamente, ambos hombres, de 26 años los dos, están buscando alianzas con skateshops del mundo entero para recuperar tablas usadas.

"El objetivo es encontrar tablas de aquí y de allá. De momento tenemos piezas de París, de Nueva York, de Londres y de Bruselas, pero queremos traerlas de más lugares", asegura Víctor.

En cualquier caso, si algo hemos aprendido del mundo del skate es que la reserva de tablas parece inagotable. No parece que al taller Paradi le vaya a faltar nunca el trabajo…