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futbol internacional

Gonzalo Higuaín y la semilla de la ira

Drama del bueno en el calcio italiano

Cada vez que un jugador cambia de equipo, la afición abandonada acusa traición y promete venganza —deportiva, desde las gradas, por fortuna simbólica—. Este verano quedó sembrada la semilla de la ira que floreció este fin de semana. Lo consignamos en su momento: la afición napolitana no vio con buenos ojos la partida del arma más efectiva de su arsenal, el argentino Gonzalo Higuaín.

Semilla plantada.

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Y esa ira, ese malestar estuvo germinando y creciendo hasta emerger frondoso este sábado cuando los del sur de la bota viajaron a Turín a medirse contra los culpables de arrebatarles al delantero. "Cuando te enojas con tu hijo, lo sigues queriendo", dijo Sarri, el dolido entrenador napolitano. Y cómo no quererlo, si cuando en las 146 ocasiones que se puso la azul celeste marcó 91 goles. "En diez años nos seguiremos hablando", continuó.

El partido se destrabó en el segundo tiempo. Los locales abrieron al inicio del segundo tiempo gracias a un error infantil de la defensa.

Ni diez minutos después, Callejón, el español llamado a ser el sustituto del Pipita, emparejó con una definición clínica, a contra pie, de un solo toque.

Camino del empate, quién sino el protagonista del drama, el hombre al que los dioses ponen a sufrir para su gusto, marcaría el del triunfo. Higuaín no festejó, caminó con las palmas hacia abajo, pidiendo calma y perdón; satisfecho pero compungido, sin remordimientos pero sin jactancias. Qué dramático puede ser un acto tan preciado como el gol.

Esta victoria de la Juve, así sucede en el ciclo natural de las rivalidades, plantó la nueva semilla para el partido de regreso.