Ciudadanos sirios opositores ondean banderas durante una protesta contra los ataques aéreos que rompieron el alto el fuego. Escena en la ciudad de Douma, al noreste de Damasco, el 11 de marro de 2016. (Imagen por Mohammed Badra/EPA)
Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.
Publicidad
Publicidad
Claro que la guerra es mucho más complicada que el enfrentamiento sectario que ocupa su centro. Otros partidos se han sumado al dantesco jolgorio y han intervenido de manera oportunista para hacerse con las franjas más abandonadas y fracturadas del país.Después de que las tropas de Assad se retiraran de gran parte de los territorios del norte del país en 2012, los integrantes de la minoría kurda irrumpieron para hacerse con los territorios vacíos, y aprovecharon para erigir una suerte de "Administración Autónoma" prácticamente independiente. Al mismo tiempo, la organización yihadista que iba a convertirse en el autoproclamado Estado Islámico, se infiltró subrepticiamente entre las fuerzas de la oposición.Y cuando ya estaba lo suficientemente arraigada, decidió emanciparse con una declaración de guerra contra todas las facciones que la rodeaban; es decir, contra todo y contra todos. Fue entonces cuando proclamó su Califato, una extensión de terreno desprovista de fronteras, que se ha hecho con gran parte del este de Siria, y que integró en sus dominios a un suculento pedazo del Irak suní.Y como era inevitable, las auténticas víctimas de esta violenta estratificación han sido los ciudadanos sirios. A día de hoy más de 4,5 millones de sirios — esto es, el 20 por ciento de su población — se han convertido en refugiados. Y otros 6,6 millones se encuentran desplazados por distintos rincones del país. A día de hoy la cifra de civiles muertos se sitúa en algún aberrante punto entre el los 250.000 y los 500.000.'La división del país es real, pero todavía no es completa'.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Paralelamente, en las zonas de la oposición, la gobernación existe de manera cada vez más rudimentaria; lo hace casi puramente a nivel local, mientras los pueblos se encuentran con que sus ayuntamientos están cada vez más empobrecidos. Estos apenas se sostienen por las donaciones, pero están cada vez menos conectados con las estructuras provinciales o nacionales.Putin retira el grueso de sus tropas en Siria tras 'haber conseguido sus objetivos'. Leer más aquí.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Pero el caso es que Abazeid considera que los civiles sirios siguen estando unidos, que incluso los que están en el frente, por mucho que los experimentos políticos de las facciones armadas sean cada vez más divergentes y más extremos."Todavía existen vínculos nacionales en el interior de la sociedad civil siria que se extiende por todas esas zonas", apunta Abazeid. "Y los civiles se mueven entre ellas con relativa facilidad, especialmente en comparación con las afiladas fronteras militares que separan a los combatientes. Y gracias a ello, Siria sigue siendo percibida en el imaginario colectivo como un país individual. Y es también gracias a ello que la identidad nacional de sus gentes se percibe, fundamentalmente, de una sola manera. Y todo ello, muy a pesar del colapso social y de la desintegración económica y geopolítica que el país ha experimentado".Además, los sirios son herederos de una experiencia cultural compartida, de la tradición de la coexistencia y de una historia común que siempre ha desafiado las crueles divisiones étnicas y las divisiones religiosas propias de la guerra."Buena prueba de ello sería lo mucho que cuesta demostrar que la mayoría de la población siria es árabe", señala Alhamadee. "Tómame a mí, por ejemplo. Es posible que no sea árabe; de hecho, ni siquiera conozco cual es mi procedencia étnica. Hablo árabe, pero soy sirio. De tal manera, que el sirio kurdo se parece más a mí que cualquiera del Golfo Pérsico".Los elementos distintivos y compartidos de la cultura siria no han desaparecido como consecuencia de la guerra", dice Bonsey, el miembro del International Crisis Group. "En muchos casos, y conforme esta consciencia sectaria y política se ha ido haciendo más grande, se han visto obligados a retroceder. Sin embargo ello no ha sido motivo suficiente para cortar con los vínculos que hubiesen podido existir en un primer lugar"."Es posible que el resultado de todo ello sea un país que no logra mantenerse unido. Claro que, al mismo tiempo, el resultado muestra a un país que resulta imposible de desarmar. Siria ha sido dividida por proyectos políticos enfrentados e irreconciliables. Sin embargo se trataría de proyectos que, muy probablemente, no conseguirían sobrevivir por su cuenta. Y, al mismo tiempo, los sirios siguen siendo de muchas maneras, un único pueblo, incluso después de que cientos de miles de ellos hayan huido para convertirse en refugiados más allá de las fronteras de su devastado país.Claro que hay una pregunta a la que nadie puede responder: ¿Cuándo resurgirá Siria de sus cenizas? ¿Cuándo tardará su identidad en emanciparse de los escombros de la guerra? "Ignoro cuánto tiempo llevará restablecer parte del equilibrio de antaño", concluye Bonsey.
Sigue a VICE News en español en Twitter: @VICENewsESArges Artiaga: Un español contra Estado Islámico. Mira el documental aquí.