Ha pasado una semana desde que los fiesteros detrás del Miami Music Week apagaron sus sistemas de sonido y arrastraron sus débiles, haraposos cuerpos de vuelta de donde vinieron. Reflexionando sobre mi peregrinación a Miami este año, mis recuerdos son eclipsados por una particular nube negra de tristeza que me siguió desde mi llegada al aeropuerto. Soy un fuerte creyente en reconocer augurios y el primero de estos se presentó durante mi vuelo de ida. Me asomé por la ventana y vi lo azul y deprimente que se veía Miami desde las alturas. Luego, al toparme con el fotógrafo principal de Skrillex y Steve Aoki, Caesar Sebastian, compartimos un momento de melancolía sobre perdernos una pool party por estar esperando nuestro equipaje.
Me quedé en el hotel Catalina, el cual era un completo desastre. Había un DJ de la verga tocando pura bomba festivalera y mash-ups super extraños en el lobby hasta las 5 a.m.. Mi mini refri temblaba de EDM las 24/7. Tenía que salir de ahí, pero era demasiado pobre como para rentar un Ferrari y conseguir un taxi en South Beach era imposible. Tuve que usar mis recursos para rentar un scooter y, a veces, depender de mi Model-T Ford.
Mis amigos Andrew y Anthony también se la pasaron miserable. Me encontré a Anthony en La Sandwicherie todo triste porque Steve Angello no le compró un sandwich. Andrew no contestaba su teléfono porque estaba demasiado deprimido con Hardwell en el lounge de Sirius XM.
Zedd también estaba en la fiesta y a Andrew le costó muchísimo trabajo conseguir un taxi con Paul Kalkbrenner.
Luego, esa noche, decidí ir al Fashion District. Mientras más lejos estuviera de South Beach, más regresaba mi FOMO. Me vi con otros amigos, también tristes, como Bro Safari, Flinch, Valentino Khan, Abe G, 12th Planet, Datsik, Two Fresh, Jack Beats y Row Weber. Hasta Alvin Risk se puso a llorar sobre mi hombro.
Del otro lado de la ciudad Andrew se la pasó super deprimido también. Ninguno de los dos pudimos conseguir botellas gratis para todos los que estaban en el club ¡y él hasta estaba con 3LAU, Borgore, Sander Van Doorn y Wycleaf Jean! ¿Por qué Miami es tan malagradecido?
Aún más deprimente que el colapso de Afrojack fue la crisis de mediana edad de Dancing Astronaut. Decidí ir al Ultra con Jessie Andrews, pero ninguno de los dos pudimos entrar porque nuestros amigos DJs no contestaban sus celulares. La vida es super difícil.
Después del desmadre del Ultra, me dirigí a la fiesta de Boys Noize. Me encontré con Brodinski, Bare, Pasquale Rotella, Keven Leos y Dave Taylor de Blood Company—todos afligidos porque Avicii había tenido cirugía. Más tarde, me encontré la silla de Game of Frowns y simplemente me senté ahí para pensar en qué significa realmente la "M" de EDM—Miseria.
Caminar por la Avenida Collins fue desgarrador. Pensé en por qué Lee Foss y Gary Richards estaban tan tristes y luego…
El último día de mi viaje en Miami, logré entrar a la fiesta de la mansión de Puff Daddy. Lo encontré bailando en su patio trasero mientras amanecía. ¿Eso es triste? Ni siquiera estoy seguro. Cuando regresé a mi hotel me senté solo a un lado de la alberca y pensé, Quizá la vida es un gran festival de EDM y eso es triste.
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