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Superman busca trabajo: El extraño caso de Dwight Howard en el 2016

Dwight Howard ha sido el jugador portentoso más dominante de su era, pero por alguna razón nunca se le ha considerado seriamente.
Pool Photo-USA TODAY Sports

¿Qué jugador sufrió más cambios en su carrera durante la postemporada de la NBA? ¿Acaso fue Stephen Curry, cuyo evangelio redentor del basquetbol se volvió en su contra? ¿O LeBron James que logró llevar a la cima su pesar de expectativas? Tal vez fue J.R. Smith, o Austin Rivers. ¿O a lo mejor fue el llamado "Superman" y agente libre semi-codiciado Dwight Howard, quien no hizo nada particularmente interesante en la duela durante su breve visita en postemporada?

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Luego de que su equipo, los Rockets de Houston, fueran eliminados en la primera ronda, Howard apareció como panelista en el programa Inside the NBA de TNT, donde reveló su lado vulnerable. Dicha aparición en años anteriores habría mostrado a un jugador inmaduro, pero esta vez la reputación de Dwight, sus sentimientos, y su inminente estado como agente libre fueron examinados públicamente por un par de analistas en ocasiones reflexivos y algo simpáticos. Sus preguntas no fueron las mejores —¿cuál podría ser la respuesta a la pregunta "¿Por qué la gente te odia?"—, aunque este fue el tipo de preguntas que los fans de la NBA plantearon en algún punto.

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Desde hace tiempo que Howard había desgastado su atractivo como un adolescente adulto, pero en el segmento se le vio con gracia e inteligencia, como pocas veces, e incluso hasta maduro. Ventiló su frustración al acusar a los medios de tener una doble moral —¿sonríe demasiado, o no lo suficiente?— y por su papel en una ofensiva que pocas veces le cedió el balón. En su mayoría, Howard dejó salir la profunda soledad que habita en el basquetbolista de 2.11 metros. Para un tipo que portaba un broche de Superman en la solapa, la escena fue genuinamente humana.

Ahora, Howard busca trabajo. El tiempo ya no es el mejor para firmar su último gran contrato. Viene de terminar la temporada menos productiva de su carrera con un equipo para el que siempre fue más una distracción que una aportación. En diciembre cumplirá 31 años, y no ha terminado bien con ningún equipo con el que ha jugado. Si hay algo que aprendimos de su participación en TNT, es que sigue lidiando con la transición de superestrella a jugador de segunda. Cualquiera que sea el caso, seguirá recibiendo una buena cantidad de dinero. Howard aún es un jugador lo suficientemente bueno como para cambiar el rumbo de la NBA de forma dramática. Todo lo que tiene que hacer es escoger un equipo. No es tan fácil como parece.

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Howard no ha podido encajar del todo con los Rockets. Foto por Bill Streicher-USA TODAY Sports

Howard ha pasado tanto tiempo en la lista de jugadores no activas, o bajo la sombra de James Harden, que es fácil olvidar el impacto que alguna vez tuvo en cada juego que disputaba. Un espécimen físico sui géneris nunca antes visto en la posición de pivote que jugaba con tanta fuerza que los equipos tenían que advertirle a sus jugadores para no salir lesionados a la hora de cubrirlo. En sus mejores años, Howard era amo de la pintura y cazaba el perímetro, y poseía el tamaño, la explosividad y la coordinación para hacer clavadas y capturar todo tipo de rebotes sobre el aro. El Magic de Orlando que los rodeó con cuatro lanzadores es el perdedor más influyente de las Finales en los últimos 20 años; para las diferentes dirigencias que han intentado replicar su éxito jugando con cuatro arriba la parte más difícil no ha sido encontrar quién pueda lanzar. Como estos hay muchos, lo cual es relativo al número de Dwight Howards que hay en la liga, o en el universo.

Y aún así Howard no ha sido el mismo jugador desde que se fue de Orlando. No queda claro qué tanto tengan que ver sus problemas de espalda con su declive, su desinterés o la voluntad por definir un papel inconveniente. Pero aunque Howard ya no esté en su mejor nivel, todavía tiene suficiente gasolina en el tanque. Ha descendido de un nivel tan alto que inclusive al 80 por ciento de lo que solía ser puede ser una fuerza dominante durante unos años más, especialmente conforme más equipos optan por alinear jugadores físicamente inferiores. Un jugador potente en el centro nunca pasa de moda en la NBA, y si Howard es reducido a un papel donde juegue como defensor en jugadas pick-and-roll de algún equipo, claro si así lo quiere, podría ser más valorado de lo que ha sido en años.

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Tomemos de ejemplo a Portland, Milwaukee, o Boston; si alguno de estos equipos contara con Howard es muy probable que tendrían la ventaja en casa. Incluso Golden State, el mejor equipo en temporada regular de toda la historia de la NBA, no pensaría dos veces intercambiar a Howard por Andrew Bogut. ¿En realidad los Warriors necesitan a otro jugador que anote 25 tiros por partido en lugar de un gigante que pueda hacerle frente a LeBron bajo el aro?

El problema con Howard es que todas sus oportunidades han iniciado, en teoría, bien. Su juego floreció en Orlando, pero después hizo que despidieran a su entrenador y exigió un cambio de aires. Su grandioso equipo en Los Ángeles se derrumbó. El sistema binario con Harden resultó ser un hoyo negro. Cada situación tiene su lógica —al Magic se le acabó el gas, Kobe es insoportable, Harden lo ensombreció— pero al final de cuentas existe un patrón negativo. Dwight Howard encaja en todos lados pero, al mismo tiempo, en ninguno. Lo que necesita, siempre, es una cláusula de salida.

Howard encaja en todos lados pero, al mismo tiempo, en ninguno. Foto por Troy Taormina-USA TODAY Sports

La irónico del caso alrededor de la frustración de Howard es que busca complacer desesperadamente a todo mundo. Esto fue más que evidente en aquella entrevista del programa antes mencionado, cuando respondió preguntas venenosas con seriedad; sólo aquellos que buscan molestar preguntan, "¿Por qué nadie te quiere?". Complacer a todos es lo suficientemente difícil cuando todo tu atractivo proviene de un inmenso poder destructivo y una panfleto de pésimos chistes. El único escenario donde estas dos cosas son apropiadas es en el concurso de clavadas, al cual Howard ya no asiste.

Estábamos conscientes de que Howard prefiere irse cuando no le dan el balón; declararlo en TNT no fue la máxima revelación. Sin embargo, lo que cambió la percepción de las personas sobre él aquella noche fue, sobre todas las cosas, que podía comportarse como un adulto durante 14 minutos seguidos. Pronto, algún gerente general apostará a que podrá hacerlo durante tres o cuatro años.

Smith dijo que la decisión de Howard como agente libre le cambiaría la vida para siempre, pero ahora las oportunidades no son mayores de lo que fueron en 2012 0 2013. De hecho, mucho ha sido borrado de dicha ecuación. Por ejemplo, su lugar como uno de los más grandes basquetbolistas ha sido acordado en su mayoría. No obstante, se le está acabando el tiempo, lo que convierte en su carrera en un punto sin retorno. Ganar un campeonato está fuera de sus posibilidades; ya no es tan bueno como para ganar algo, ni siquiera como segunda opción, es demasiado costoso y probablemente muy terco como para ser la última pieza de alguien. La única forma en que puede redimir su camino es encontrando un hogar y demostrando que puede quedarse ahí. Es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente si eres Howard.

Actualización:

Dwight Howard firmó un contrato de tres años con valor de 70.5 millones de dólares con los Hawks de Atlanta, según los reportes preliminares. Howard, ahora de 30 años, es originario de la ciudad de Atlanta y además de regresar a casa, llegará a un equipo de postemporada, con la posibilidad de hacer dupla con Al Horford si éste no decide firmar con otro equipo siendo uno de los agentes libres más codiciados del momento.