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La caída de Samart: Una pelea, dos historias

Samart Payakaroon es considerado uno de los mejores boxeadores de la historia. Ganó títulos de Muay Thai y boxeo profesional. Analizamos sus técnicas y su última pelea.

En 1996, Samart Payakaroon bien pudo ser el mejor peleador en la historia. Mientras que en aquel entonces el mundo de habla inglesa no tenía ningún interés en los logros de un Nak Muay, Payakaroon era uno de los peleadores de muay thai más condecorados de todos los tiempos. Payakaroon había ganado el título del estadio Lumpinee en cuatro divisiones diferentes en el curso de dos años. Fue después de eso cuando abandonó el muay thai para cambiarse al boxeo en busca de mayores ganancias y retos.

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Al hacer su debut profesional en 1982, Samart tuvo que aprender el juego de las peleas ya que era zurdo. Esto era extraño ya que el estilo de kickboxing de Samart lo hacía usar una guardia lateral. Usaba la patada lateral en lugar de patadas frontales para hacer que el oponente perdiera el equilibrio y utilizaba movimiento de cabeza y de pies con mayor rapidez que muchos de sus oponentes.

Tal vez fue decisión de Payakaroon el mantener sus hábitos de kickboxing separados de sus nuevos hábitos de kickboxing en su mente y memoria muscular. Cualquiera que fuese el caso, Samart logró once victorias como boxeador y pronto enfrentó al campeón gallo, Lupe Pintor. Como boxeador, Samart se movía con sutileza: no se lanzaba hacia las cuerdas y se acercaba a sus oponentes para evitar golpes y cuando encontraba un hueco se acercaba a una esquina cruzando la pierna atrasada como Muhammad Ali. La mano adelantada de Samarte salía rápido y a menudo regresaba lento, pero su recto de izquierda era el que causaba daño. Danzando hacia la izquierda lanzaba la misma mano mientras su oponente lo seguía y los conectaba en la cabeza. En el quinto round de su pelea contra Pintor, Samart lanzó una izquierda contra el mexicano y lo mandó a la lona.

Aquí es donde la historia de Payakaroon pasó de ser inspiradora a ser una historia de cuidado. Samart tenía fama y cayó víctima de los mismos chismes que rodearon a tantos campeones antes de que sus carreras decayeran. Según reportes el campeón estaba de fiesta y batallaba para dar el peso para sus peleas. Después de quitarle el título a Pintor en enero, Payakaroon regresó al ring en junio en París. Fue su primera pelea fuera de Tailandia y su promotor decidió dar un espectáculo al darle una pelea relativamente fácil contra Rafael Gandarilla, que tenía un récord de 8-13, quien salía de una racha de tres derrotas. Pero en diciembre, Samart estaba de nuevo en buen camino cuando enfrentó a Juan Meza —el hombre al que Pintor le había arrebatado el título, y que tenía un respetable récord de 43-6—. Al salir en ángulo para evitar los ataques de Meza, Samart llegó al round 12, Meza lo siguió y conectó una ráfaga de golpes contra la jaula, Samart se recuperó y logró un nocaut técnico con un recto de izquierda. Lograrlo de manera tan fácil contra un oponente de clase mundial sin duda lo volvió en un boxeador de primer nivel.

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Las consecuencias por los pecados de pelea que cometió Samart con su estilo llegaron en forma de Jeff Fenech. Fenech había representado a Australia como el capitán de su equipo de boxeo en los Juegos Olímpicos de 1984, derrotó a su oponente en las tarjetas de los jueces y luego sin razón aparente revocaron la decisión. Molesto con el boxeo amateur Fenech pronto se volvió profesional y ganó el título de peso gallo de la FIB en su séptima pelea profesional, un logro sin precedentes. Fenech era buen golpeador, y buen boxeador, pero más que nada era un boxeador que peleaba a corta distancia. Fenech hacía su mejor trabajo cuando podía acercarse a su oponente. Golpeando el cuerpo y la cabeza con cualquier mano, lanzaba golpes hasta que sus oponentes ajustaban la estrategia, buscando un volado, moviéndose en ángulos pequeños dando pasos laterales. Fenech era uno de los boxeadores de la vieja escuela y el ritmo que imponía a sus oponentes era agotador.

Tomemos por ejemplo sus brillantes ráfagas de golpes, después de terminar en el clinch con su oponente. Noten que cuando el video termina, Fenech ha retirado su brazo izquierdo y coloca su cabeza por debajo de la de McCrory para crear espacio y lanzar sus golpes.

Fenech terminó 1986 defendiendo su cinturón de peso gallo contra Steve McCrory, del legendario Kronk Gym. En lugar de bailar e intentar superar a Fenech con su boxeo, McCrory decidió tomar el centro del ring y enfrentar a Fenech a corta distancia. En una pelea entretenida Fenech hizo agotar a McCroru con su variedad de tácticas en la pelea de cerca y su ritmo. En su primera pelea en peso super gallo, Fenech se llevó la decisión contra Tony Miller debido a que su oportunidad por el título de Samart ya había sido programada para un mes después.

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Cuando Samart y Fenech se enfrentaron en el ring, el primer round sucedió exactamente como muchos fans de Samart esperaban. El movimiento de Samart lo alejó de malas posiciones y se alejaba hacia el otro lado del ring cada vez que Fenech estaba lo suficientemente cerca como para imponer su juego. Samart lanzaba el recto de izquierda cuando se salía de la línea de ataque.

Fenech recibió una derecha mientras perseguía a Samart y lo hizo caer al suelo por primera vez en su carrera.

Entre más tiempo sigues las peleas más te convences de que hay "rounds largos" y "rounds cortos" a pesar de que el tiempo que marca el reloj siempre es el mismo. Un round puede terminar casi tan pronto como comenzó, o puede parecer como si una batalla prolongada llegara a un descanso para que los espectadores recuperen el aliento cuando termine el round. Para el segundo round, parecía como si la mitad de la pelea hubiera terminado ya que Samart estaba quedando atrapado junto a las cuerdas.

Noten que Samart atrapa la mano adelantada de Fenech mientras circula alejándose, pero la derecha de Fenech sigue libre para conectar un golpe al abdomen.

El tercer round ciertamente tuvo una duración diferente ya que cuando Fenech tenía a Samart en la esquina lanzándole golpes, el público australiano estaba tan emocionado que ni los boxeadores ni el réferi escucharon la campana. Lo hemos hablado antes: presionar en las peleas no se trata sobre los golpes que se lanzan, sino sobre los golpes que amenazan al oponente. Un golpe fallido es un golpe fallido, pero un golpe que el oponente está esperando lo tensa, lo obliga a moverse, y se puede usar para hacerlo que se quede atrapado en las esquinas y que tenga que moverse hacia donde no quiere. El primero y segundo round se enfocaron en el movimiento y las fintas, mientras que el tercero fue lo que sucedió cuando Fenech peleó desde el alcance que le convenía y Samart ya estaba cansado para entonces.

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Samart cayó a la lona después de recibir una ráfaga de golpes en el cuarto round y ese fue el final de la leyenda. Supuestamente se escondió un poco antes de regresar a Tailandia debido a los rumores que circulaban sobre su comportamiento y la cantidad de dinero que le habían apostado. Enfrentó a un par de boxeadores desconocidos (Hogan Noguchi con un récord de 6-1 y a Hector Cortéz con 41-29, que no había peleado en cuatro años) y después se retiró en 1988.

Regresó en 1993, enfrentó a varios oponentes sencillos y tuvo una última pelea de título.

Pero la lección de esta pelea es cómo es recordada de dos maneras diferentes. Cada pelea que verás será producto de incontables variables. Para el que gana, será que su estrategia funcionó de manera perfecta, la voluntad de Dios o una manifestación de su destino. Para el que pierde será debido a un mal corte de peso, lo que comió dos días antes o el estrés que sufrió antes de la pelea. Aunque algunos de esos factores serán más importantes que otros, no podemos decir que eso sea la diferencia.

Los fans de las peleas creen que Samart cayó desde lo más alto o que Fenech usó la estrategia perfecta y lo derrotó en un mal día. La verdad probablemente se encuentra en el medio. Ciertamente no podemos discutir que Samart "no era tan bueno" y que su declive después de la pelea fue evidente. Pero para el peleador evasivo y al que no le gustaba cubrirse los golpes a pesar de su raíces de muay thai, Fenech fue un oponente complicado. La cuestión es que para un peleador que está perdiendo la motivación, que batallaba para dar el peso y cuya vida personal era un desastre, Fenech fue el oponente correcto en el peor momento.

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