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2017 nfl draft

Haason Reddick: De jugador menospreciado a primera selección del draft de la NFL

La noche de este jueves, Haason Reddick será seleccionado en la primera posición del draft de la NFL, convirtiéndolo en el candidato menos esperado de los últimos años.
Photo by Matthew O'Haren-USA TODAY Sports

Poco después que Francis Brown se convirtiera en asistente defensivo graduado de Temple University en 2012, se acercó al entonces entrenador en jefe Steve Addazio para contarle sobre un chico de primer año llamado Haason Reddick, a quien Brown conocía desde su niñez.

Reddick había sido aceptado en Temple, pero ningún entrenador había mostrado interés por él. Después de todo, Reddick se había perdido la temporada de su penúltimo año en la preparatoria Haddon Heights en Nueva Jersey por una fractura de femur, y sólo jugó algunos minutos en tres partidos en su último año por una lesión en los meniscos.

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Como sea, Brown había entrenado a Reddick unos cuantos años en un equipo de siete contra siete —consciente de que Reddick era un atleta con el calibre para jugar en la División 1—. Si Reddick se mantenía saludable, Brown pensó, sería capaz de competir por un lugar en el equipo de Temple y lograr un impacto positivo como esquinero o safety. Nunca habría podido calcular lo lejos que Reddick en realidad llegaría.

Sin duda, la noche de este jueves un equipo de la NFL seleccionará a Reddick en la primera ronda del draft, convirtiéndolo en el cuarto jugador en la historia de Temple en recibir dicho honor, y una de las selecciones altas menos probables en años recientes. Reddick estrechará la mano del comisionado Roger Goodell, posará para las cámaras de televisión, y cruzará el escenario en Filadelfia, la misma ciudad donde jugó futbol americano universitario y situada a unas millas de sus ciudad natal de Camden, Nueva Jersey.

Es un escenario que nadie esperaba, ni siquiera luego de que Reddick por fin obtuvo una beca para jugar después de su temporada de tercer año, o cuando registró 22.5 tackleadas en su último año el otoño pasado. Para entonces, Brown le dijo a Reddick que podría vivir como jugador de futbol americano, pero ni así pudo predecir lo que la vida le tenía guardado.

"Antes de cada partido, siempre le decía 'Asegúrate de poner algo de dinero en el banco hoy'", comentó Brown, quien ahora es asistente del entrenador en jefe de Baylor. "Me dijo, 'Te haré caso, Fran'. Nunca le mencioné que sería la primera selección del draft. Algunos entrenadores dicen que siempre confiaron en su jugador, pero yo no, no sabía que llegaría a ser la primera selección".

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Reddick de visita en su preparatoriaHaddon Heights. Cortesía Joe Cramp

Sin embargo, Brown nunca cuestionó la ética de trabajo de Reddick. Él y Ray Matthews, el padre de Reddick, crecieron en el mismo barrio en Camden. Brown era el mariscal de campo estrella de la preparatoria local antes de jugar como esquinero en Western Carolina. Después de la universidad, Brown participó un tiempo en los campos de entrenamiento de los Bengals de Cincinnati en 2007 y 2008 antes de mudarse de vuelta a Nueva Jersey y trabajar en una preparatoria y como entrenador.

Reddick se presentaba con cierta regularidad a los entrenamientos de Brown cerca de Woodbury los domingos, junto con su primo Dyshawn Davis, quien jugó para Syracuse y actualmente se encuentra en la Canadian Football League. En ese entonces, Reddick solía pasar varios días a la semana levantando pesas y corriendo con su padre.

"Solíamos correr una milla hasta el gimnasio, hacíamos ejercicio, y después regresábamos a casa", comenta Matthews para VICE Sports. "Hacía los mismos ejercicios que yo. Se notaba desde un principio que estaba obsesionado con el entrenamiento".

Reddick dividía su tiempo entre el primer y segundo equipo en su segundo año en Haddon Heights, y arrancó su tercer año como corredor titular y esquinero. El ex corredor de la NFL y de Temple, Paul Palmer, finalista en las votaciones para el Trofeo Heisman de 1986, entrenó a Reddick y creyó que estaba en el camino correcto para recibir una beca. Pero Reddick se fracturó el fémur en la pretemporada y se perdió toda la campaña.

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En los siguientes meses, Reddick pasó todos los días con el entrenador de Haddon Heights, Tim O'Donnell, rehabilitando su pierna. Para su último año, Reddick se recuperó por completo y estaba ansioso por mostrar sus habilidades. En el partido inaugural se lució, anotando dos touchdowns, incluyendo un regreso de patada de 54 yardas. Pero en el siguiente partido saldría por una lesión después de realizar una atrapada. Vio pocos minutos en su siguiente compromiso, pero después se perdió el resto del año cuando fue diagnosticado con un desgarre en los meniscos.

"Recién empezaba a despegar y volvió a lesionarse", dijo Brown. "Me lamenté, no había tregua para él".

Al igual que el año anterior, Reddick continuó yendo a los entrenamientos y partidos, y ha rehabilitación con O'Donnell.

"Nunca se quejó", dice O'Donnell. "He visto todo tipo de lesiones y los jugadores experimentan todo tipo de situaciones emocionales, incluso depresión. Pero este no fue el caso de Reddick. No sufrió la tradicional respuesta emocional. Siguió concentrado y trabajando arduamente".

A pesar de su actitud optimista, los entrenadores universitarios no mostraron interés alguno en Reddick; nada nuevo para él. Cuando Reddick cursaba la preparatoria y Davis estaba en su segundo año y era titular en Syracuse, éste le habló a sus entrenadores sobre Reddick y los motivó para que le ofrecieran una beca. Reddick participó en un campamento de entrenamiento en Syracuse y se quedó con Davis dos días.

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"Dijeron que no era lo suficientemente bueno", Davis recuerda. "Yo sabía que [Reddick] era muy buen jugador. Eso le dolió, lo puso en una situación difícil porque quería jugar en Syracuse conmigo".

Sin ninguna propuesta de beca, Reddick decidió ir a Temple por tener un programa de División 1 cerca de su hogar. Gracias a la ayuda de Brown, Reddick se quedó en el equipo en su primer año en 2012, pero fue retenido para alargar su período de elegibilidad y no terminó la temporada. Brown cuenta que Reddick consideró iniciar una carrera en el boxeo o como rapero en lugar de seguir en el futbol americano, pero volvió a unirse al equipo cuando Temple contrató a Matt Rhule como entrenador en jefe en diciembre de 2012.

En las siguientes dos temporada, Reddick jugó en los equipos especiales y casi siempre como linebacker y defensivo suplente. Pero aunque sus minutos en el campo habían incrementado, Reddick seguía preocupado por sus padres, quienes habían pedido préstamos y trabajado horas extra para pagar su colegiatura. No estaba seguro cuánto más podría seguir jugando.

"Muchas veces pensó en dejar al equipo", dice Matthews. "No quería molestar a sus padres con más cosas. Ese fue el problema. No íbamos a dejar que eso sucediera. Sabíamos que amaba jugar este deporte. Yo y su madre continuaríamos haciendo hasta lo imposible para evitar que dejara el equipo, incluso cuando él no quería vernos pasar por una difícil situación".

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Reddick metiendo presión al QB de Penn State, Christian Hackenberg en 2015. Foto por Matthew O'Haren-USA TODAY Sports

En 2015, su tercer año, Reddick se convirtió en el defensivo titular y emergió como uno de los mejores defensivos de la American Athletic Conference, ayudando a Temple a ganar sus primeros siete partidos y empatar el récord de la escuela con 10 victorias. Después de esa temporada, Temple por fin le otorgó una beca.

Reddick mejoró mucho más a finales del año pasado. Tenía 9.5 capturas y 22.5 tackles para pérdidas de balón, se quedó el equipo de la conferencia, ganó con Temple el campeonato de la AAC, y se perfiló como selección de última ronda en el draft de la NFL. Su valor aumentó por las nubes, luego de sus destacables actuaciones en el Senior Bowl de enero y el Combine un mes después.

En el combine, Reddick, de 1.85 metros de altura y 108 kilos, obtuvo la segunda marca más rápida de todos los linieros y linebackers en el tramo de las 40 yardas (4.52 segundos), el segundo salto de longitud más largo entre sus competidores (337cm) y terminó en la sexta posición en salto vertical (93 cm). La versatilidad y condición atlética de Reddick llamó la atención de los cazatalentos de la NFL, quienes ahora lo consideran la primera selección del draft.

"Tiene la velocidad y fuerza de un liniero defensivo y el tamaño de un linebacker", dice Palmer, quien ahora se dedica a transmitir los partidos de Temple por la radio. "No se meterá en problemas con la comunidad, no será un problema en los vestidores, jugará en equipos especiales, y entrenará duro. Se llevarán a un gran jugador. Será un bien tremendo para quien sea que lo tome".

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Reddick en el Combine. Foto por Brian Spurlock-USA TODAY Sports

En la actualidad, Reddick es un caso de superación para muchos jóvenes en su ciudad natal de Camden, la cual ha combatido desde hace tiempo su reputación por los altos índices criminales y la escasez de oportunidades. El lunes, Reddick recibió las llaves de la ciudad.

"Si conoces la ciudad de Camden, entonces sabes lo difícil que es alcanzar el éxito", dice Matthews. "Reddick le da esperanzas a la ciudad. Muchas personas piensan que si él pudo lograrlo, ellos también son capaces de hacerlo".

Este jueves por la noche, Reddick estará a unas millas de distancia de Camden como uno de los 22 jugadores que la NFL invitó para asistir al draft en Filadelfia. Cuando Goodell mencione su nombre, la inverosímil aventura de Reddick para llegar a la NFL habrá arrancado oficialmente, aunque sus amigos, familiares, y entrenadores le digan que no puede conformarse con sólo ser seleccionado.

Palmer, primera selección de Temple en 1987, suele contactar a Reddick vía mensajes de texto para motivarlo. Quiere hacerle entender a Reddick que tiene una oportunidad para ser grandioso e inspirar a otros.

"Todos vamos a disfrutarlo", dice Palmer. "La gente de South Jersey, Filadelfia, Temple. Entonces todos dirán que conocen a este chico".