La cerveza ilegal en Venezuela está teniendo muchos seguidores

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La cerveza ilegal en Venezuela está teniendo muchos seguidores

Los venezolanos toman muchísima cerveza, pero sólo tienen una cervecería legal: Pilsen, hecha por Empresas Polar, la cual está a punto de desaparecer por estar en desacuerdo Nicolás Maduro.

Muy arriba en las altas montañas del este de Caracas, Rodrigo Flores elabora cerveza ilegal en una clínica abandonada que le dejó su abuelo. Utiliza dos cuartos para las máquinas de cerveza y almacena líquido para los procesos de fermentación en algunos barriles de aceite de oliva. El piso de abajo es un laberinto de habitaciones quirúrgicas, ventanas rotas y murciélagos.

"Bienvenido a mi cervecera", menciona, "tenemos que mantenernos en silencio, porque mi abuela y mi tío viven aquí."

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La cervecera secreta de Flores es una de las tantas que han surgido en Venezuela en los últimos cinco años. A pesar del hecho de que los venezolanos beben más cerveza per cápita que cualquier otro país de Latinoamérica, sólo hay una cerveza: la Pilsen, hecha por una compañía llamada Empresas Polar, que por supuesto domina el 75 por ciento del mercado. Sin embargo, Polar está a punto de desaparecer por diferencias con el régimen de Nicolás Maduro.

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Una vista de la clínica en donde Rodrigo Flores elabora la cerveza. Por encima, el lúpulo y la cebada

A pesar de esto, de acuerdo a las leyes de venta de licor en Venezuela, vender cerveza casera es ilegal, así que muchos productores de cerveza tienen sus negocios en licorerías y restaurantes. Para empezar, los ingredientes como el lúpulo y la cebada no se pueden encontrar en Venezuela, y los dólares que se necesitan para importarlos son difíciles de encontrar —aunque muchos creen que vale la pena el esfuerzo y el riesgo.

A cinco minutos más lejos de la cervecera de Flores, hacia arriba por las montañas, López hace red ale, IPA y stout en casa de sus padres. Su IPA es una réplica seca de la cerveza Boulder Hazed & Confused y sus sabores son florales, herbales y con un recuerdo a clavo.

"Casi todos estamos en nuestras casas, departamentos y oficinas haciendo esto y viviendo de esto", menciona López.

Ellos aman mucho más esto que su oficio como ingenieros, biólogos o dentistas. Cada productor de cerveza con el que hablé había dejado su trabajo o tenía planes de dejarlo para empezar a hacer grandes cervezas. El problema después será desafiar a la ley y tener en sus manos los mejores ingredientes.

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Daniel López usa conos sólidos de azúcar sin refinar llamada papelón (también conocido como panela) ) para endulzar la cerveza. Daniel López bebe cerveza en casa de sus papás, en donde dirige su cervecera.

Como no hay cebada ni producción de malta en Venezuela, los productores importan todo, menos el agua y las botellas. Las productoras más baratas evitan importar cebada y prefieren comprarla en el mercado negro, con los vendedores que obtienen productos cerveceros de los barcos que llevan insumos a la Polar. Y para conseguir botellas, recorren Caracas para recolectar botellas de vino y reciclarlas.

"Somos más una hermandad de productores de cerveza más que un competencia", menciona Flores.

Alexander Jiménez, dueño de la cervecera Norte Del Sur, compra la mayor cantidad de dólares que pueda al gobierno, pagando 6.3 Bolívares Fuertes por dólar antes de acudir al mercado negro, donde se puede pagar de diez a quince veces más.

"Esto es con lo que lidiamos", menciona. "Somos el único país en el mundo que tiene tres precios de dólar".

Cada productor raramente hace más de 50 galones de cerveza por semana, debido a la escasez de ingredientes y por el hecho de tener que mantener un perfil bajo.

Claudio Leoni, un productor de cerveza que vende su marca Pisse De Gottes, ocasionalmente hace fiestas privadas para probar cervezas. A estas fiestas asiste el presidente de El Salvador. En su casa cerrada, en Caracas, Leoni evoca a personajes de la Prohibición para describir la escena local. "Estamos haciendo todo ilegal, como Al Capone", menciona.

La ley de licor de Venezuela fue establecida en 1970 y muchas partes de ésta se parecen a las leyes de Prohibición en Estados Unidos, como la sección que dice que cualquier cerveza con 7% de alcohol se considera licor. De acuerdo a la ley, los productores de cerveza no la pueden hacer y vender en el mismo lugar y están obligados a utilizar un sistema cerrado de máquinas que permiten automatizar el proceso con equipo demasiado caro.

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Esto significaría el fin de los barriles de aceitunas de Flores. Por otra parte, una ley sobre lo que constituye "productos artesanales" en Venezuela, como una cerveza artesanal, estipula que los ingredientes tienen que ser adquiridos de forma doméstica, una tarea imposible por supuesto cuando se trata de cerveza.

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Claudio Leoni ha hecho una reunión en su casa para hacer una degustación de cerveza.

Todo esto es exigido teóricamente a través del servicio de ingresos de Venezuela SENIAT, pero ninguno de los cerveceros en Caracas han tenido encontronazos con ellos.

"Pienso que probablemente les gusta la cerveza", menciona Jiménez. El restaurante de tapas en la calle del SENIAT oficialmente vende mucha Norte del Sur. Y López afirma: "Ellos saben que estamos haciendo esto, pero aún no les molesta".

Pero sólo unos meses atrás, en julio, una cervecera del este de Venezuela, en una ciudad llamada Maracabio, fue cerrada por la SENIAT. La Cerveza Nativa fue multada por la venta de cerveza casera, porque funcionaba como una fábrica de cerveza sin licencia de licor, por esta razón clausuraron el lugar.

"Otras cerveceras no fueron multadas por múltiples razones", menciona Fernando Finol, uno de los miembros de Cerveza Nativa. "A lo mejor los inspectores del SENIAT en esas áreas no cierran los espacios porque les gusta la cerveza que los productores están haciendo o tal vez porque no quieren hacer su trabajo".

Desde el incidente de Cerveza Nativa, los productores de cerveza han evitado platicar con medios, sin embargo siguen operando a través de Twitter y de Facebook, en donde logran comunicarse con con restaurantes y tiendas de licores.

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Los pequeños productores de cerveza destacan por sus esfuerzos en la capacidad empresarial nacional a pesar de que muchos jóvenes se están yendo del país para empezar en otro lugar. Tienen sentimientos encontrados acerca del futuro de la producción de cerveza.

"Cuando todos tus amigos se van, piensas mucho si las condiciones son las mejores para quedarte", menciona Flores.

López, por otra parte, siente que se tienen que quedar. "No me quiero ir de Venezuela cuando todos se están yendo", dice.

Jiménez menciona que él continuará creciendo Norte del Sur antes de que pueda llevar una cervecera más grande que pueda producir cientos de galones de cerveza por semana. Por ahora renta un lugar con dos cuartos para producir su cerveza.

En la licorera Hieylic en Altamira, una de las colonias de Caracas, los productores pequeños de cerveza la guardan en sus refrigeradores durante una semana. De acuerdo a una empleada que no quiso ser mencionada, el viernes por la tarde ponen estas cervezas a la venta. "Cada sábado, hay personas aquí con los brazos llenos de cerveza artesanal", menciona.

Las personas a las que les caigo bien probablemente me ayudarían a promover lo que es, pero no debería de ser, ilegal.

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