Los hombres gay que odian a las mujeres
Ilustración por Katherine Killeffer

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Los hombres gay que odian a las mujeres

¿Alguna vez te ha criticado un hombre gay por tu apariencia o te ha dado una nalgada 'de broma' en un club? Pues sí, el sexismo en los hombres gay está vivito y coleando.

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

"Los peores actos de misoginia que he sufrido ha sido perpetrados por hombres gay. Y es más asqueroso que si viniera de un hombre heterosexual. Ni siquiera están tratando de expresar un interés sexual hacia mí, sólo están reafirmando su dominio sobre mi cuerpo porque son hombres. Lo hacen porque pueden y ya."

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Victoria Sin es una drag queen mujer que vive en Londres. Hace poco apareció en un documental de Broadly sobre el arte del drag y desde entonces, algunos hombres gay en Facebook la han acusado de "apropiarse" de la cultura gay y drag. "¿De qué me estoy apropiando? Es pura misoginia y estupidez", dijo Sin.

El tema de la misoginia entre los hombres gay es muy difícil de abordar. En mi experiencia, los hombres se niegan a creer que existe este fenómeno o cambian de tema inmediatamente con la frase "Sí, ¿y qué me dices de las mujeres homofóbicas?"

Mi cuerpo es de hombre, soy bisexual y también genderqueer. Sin embargo, también he sufrido misoginia por parte de hombres gay y heterosexuales por mi aparente feminidad. En una fiesta donde la mayoría eran hombres que trabajaban en asesoría política, me preguntaron "¿A qué te dedicas, corazón? ¿A algo divertido como la moda?". En ese momento traía tacones, labial color rojo y una ombliguera sencilla. "No", respondí de forma cortante. "Trabajo como abogado comercial en la ciudad y también soy escritor freelance". Su respuesta fue: "¿En serio?"

Esta misoginia puede ir desde la engañosa hasta la explícita y provocadora, como demostró el columnista de Breitbart llamado Milo Yiannopoulos en un ensayo sobre feminismo donde describe a las mujeres como "las feministas incogibles que prefieren la compañía de hombres gay que desde siempre se han aprovechado de nosotros para lograr lo que quieren". En noviembre del año pasado, la actriz y cantante Rose McGowan habló sobre la misoginia que ha sufrido por parte de los hombres gay en el medio. "Los hombres gay son igual de misóginos que los hombres heterosexuales, si no es que más. Estoy muy enojada con la comunidad gay por el momento", señaló.

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Foto por Mattia Pelizzari vía Stocksy

En realidad, los conflictos en torno a la misoginia han estado presentes desde que surgió el mismo movimiento de los derechos gay. El Frente de Liberación Gay, el que organizó la primera marcha de orgullo en Londres, fue el movimiento emblemático para la emancipación queer en Reino Unido. Se formó en 1970 y para 1973 ya se había dividido en varias líneas políticas; una de ellas era el género. Un artículo de opinión en el número dos de Gay Left, un periódico socialista publicado por la comunidad gay en 1976, reflexiona acerca de los efectos de la división del movimiento:

"A partir de la separación entre las mujeres y los hombres en el movimiento… los hombres gay se volvieron más aislados y formaron un nuevo gueto. Después de esto, desapareció gran parte de los cuestionamientos serios de los roles de género… El movimiento gay de los hombres, en vez de desafiar y confrontar el sexismo, se puso a la defensiva."

En su panfleto de 1995 Lesbofobia: hombres gay y misoginia, la escritora Megan Radclyffe señaló que muchas lesbianas dejaron el Frente de Liberación Gay en 1971 y citó a Janet Dixon cuando dijo que "al final, una vez más, las mujeres estaban sirviendo a los hombres, las mujeres estaban creando consciencia… [y] estaban dándole su energía a los hombres."

Desde siempre, el activismo lésbico ha sido idéntico al feminismo; a fin de cuentas, la liberación de las mujeres queer requiere que se desvanezcan los roles de género y las estructuras familiares que oprimen a las mujeres. Para los ex integrantes del FLG como Dixon, quedó claro que algunos hombres gay estaban buscando una forma de liberación que les diera licencia para sus preferencias sexuales sin dañar su posición social como hombres en el patriarcado.

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La homosexualidad masculina tiene múltiples historias –claro, fue ampliamente satanizado en la sociedad occidental judeocristiana como una desviación sexual del rol de género correcto para los hombres–. Sin embargo, existen otras narrativas que se basan en la noción romántica y erótica de los hombres que tenían relaciones en la Antigua Grecia, las cuales, según la poesía de Homero, era más importante que las relaciones con las mujeres. Esta historia paralela es visible en la celebración de la belleza masculina en el arte renacentista, a través de los escritos de Walter Pater, un crítico del siglo XIX que escribió extensamente acerca de la estética de la belleza masculina y la 'amistad'.

"Estamos seguros de que existió", señaló San Solomon, un profesor inglés de la Universidad de Sussex y codirector del Centro para el Estudio de Disidencia Sexual, "aunque influía mucho la clase social: era in ideal de vinculación afectiva y avance que sólo era posible para los hombres adinerados y educados. Los otros hombres y las mujeres estaban excluidos".

Cuando era joven, muchos hombres gay me tocaban de forma inapropiada y decían 'No cuenta porque soy gay'.

De hecho, la idea de que los hombres gay son superiores a las mujeres ha existido desde el siglo XIX. Solomon señala a Edward Carpenter, uno de los primeros socialistas que defendieron la homosexualidad. Él creía que los hombres que deseaban a otros hombres "no eran 'afeminados', más bien eran cualidades combinadas que los convertía en los mejores impulsores del progreso social". Carpenter argumentó que los uranistas masculinos (término con el que se refería a los homosexuales) combinaban a la perfección la franqueza de los hombres con la sensibilidad emocional de las mujeres.

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He visto el legado social de esta idea en mi trabajo como abogado, donde la contratación en los rangos más bajos de la profesión se divide de forma equitativa entre los géneros. Sin embargo, en los rangos más altos, sólo el 24% de los socios en las firmas comerciales británicas son mujeres. En contraste, las firmas de abogados como Freshfields y Simmons & Simmons están entre las más elogiadas por las organizaciones LGBT como Stonewall UK por ser gay-friendly y tener el mayor número de asistentes y socios legales gay.


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En ciertos ámbitos corporativos, los hombres gay avanzan más y con mayor velocidad que sus colegas mujeres. No me sorprendería que decidieran presentar menos desafíos al status quo marcado por el género; incluso podrían reforzar las formas androcéntricas de trabajar que no incluyen los obstáculos que enfrentan las mujeres, como el cuidado de los niños o la incapacidad por maternidad.

Quizá los hombres profesionistas gay de la actualidad son más culpables de sacar provecho del sexismo que de perpetrarlo. No obstante, el sexismo en los hombres gay puede adquirir formas mucho más directas. La queja más común de las mujeres con las que hablé tiene que ver con la invasión con frecuencia inapropiada de los hombres gay en los cuerpos de las mujeres. A veces ocurre con el pretexto de apreciación, por ejemplo: los gays borrachos que tocan los senos de las mujeres o les dan arrimones en los bares y que después se enojan si les reclaman.

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Un grupo controlado por hombres me está diciendo a mí, una mujer, cómo presentarme para 'encajar'.

"Cuando era joven, muchos hombres hay me tocaban de forma inapropiada y decían 'No cuenta porque soy gay'. Pero sí cuenta porque soy una persona y merezco respeto", dijo Victoria Sin. Le dije que en varias ocasiones he escuchado comentarios como "Las vaginas son asquerosas, no conozco a nadie que sea capaz de tener sexo con una", y Sin confirmó que también ha escuchado comentarios similares. "Si hablo sobre mi periodo, algunos amigos gay dicen 'Guácala, no hables de eso. Es asqueroso'. No, es mi cuerpo y no es asqueroso". En mi opinión, esto se debe a una aseveración inconsciente de la identidad sexual de los hombres gay –pero confirmar que te encanta el pito no significa que tienes que fingir repulsión hacia las mujeres y sus cuerpos–. Es ofensivo y ridículo: después de todo, decir que las vaginas son asquerosas es contradictorio viniendo de alguien que practica el sexo anal.

La 'escena' gay, si es que existe, también muestra señales de conflictos institucionales con las mujeres. "Cuando fui a G-A-Y [un club nocturno en Londres], me dijeron que 'no era miembro' –lo que sea que signifique– por ser una mujer que se presentaba como 'femme' (o la que hace de mujer en una relación lésbica)", explicó la escritora Josie Thaddeus-Johns. "Esto fue antes de que me presentara como bi. Es triste pensar que las mujeres que no están listas para este tipo de etiquetas tengan que lidiar con discriminación por parte de la comunidad gay incluso antes de entrar a un espacio queer. Un grupo controlado por hombres me está diciendo a mí, una mujer, cómo presentarme para 'encajar'".

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Foto por Mattia Pelizzari vía Stocksy

Cuando permiten la entrada a las mujeres, a menudo se les confina a un espacio totalmente aparte. "¿Por qué a las lesbianas siempre las mandan al puto sótano?", preguntó Sin. "Incluso cuando es una noche para lesbianas o una noche 'queer', si se organiza en un recinto gay frecuentado por hombres, siempre hay hombres que lo ven como una invasión de 'su espacio'. Una vez, un tipo en un bar interrumpió una conversación entre mi amiga y yo y dijo 'Ugh, lo siento, hay demasiado estrógeno en esta conversación'".

Lyall Hakaraia, el dueño de un bar queer en Londres llamado Vogue Fabrics, cree que esto siempre ha sido así a lo lago de la historia de los recintos gay en la mayoría de las ciudades. "Todo tiene que ver con el sexo. Muchos creen que los hombres sólo pueden funcionar de cierta manera sexual si no hay mujeres a su alrededor. Pero es mentira. Tal vez sí aplica para algunos pero no para todos. La idea se distorsionó y ahora significa que las mujeres no deberían entrar porque su presencia podría arruinar la vibra. Hay una gran diferencia entre ir a un sex club, diseñado específicamente para ligar o buscar una pareja sexual, e ir de antro. Y que algunos hombres gay no puedan ver la diferencia entre estos dos conceptos significa que son lentos, por no decir más".


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Así que la expresión de Sin sobre la feminidad "en el sótano" es una metáfora bastante buena de muchas de las actitudes de los hombres gay en cuanto al sexo en sí. En las aplicaciones para citas entre gays, los usuarios con frecuencia expresan su preferencia por hombres con apariencia masculina o que actúen como heterosexuales, algunos perfiles ponen explícitamente: "No chicas", en referencia a quienes la hacen de "chicas" en una relación gay. Por el contrario, la expresión de deseo a menudo se convierte en un fetiche, en algo crudo y no solicitado. Justo esta mañana, un "Don Juan" me preguntó en Grindr: "¿Te pondrías ropa interior y medias largas para mí, chico sucio?" Esta misoginia refractada también se proyecta en el sexo gay: Si salgo con rímel en una foto de perfil, debo estar consciente de que me dirán todas las cosas malas que le harán a mi "agujero".

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"Nunca le he dicho a alguien con quien he salido cómo me gustaría que se comporte o que se vea —me parece que los hombres gay ignoran por completo que están ejerciendo ese privilegio", me dice Shy Charles, el músico queer de 25 años de edad que luce el pelo largo y una barba, además de uñas postizas y sombras para los ojos en su día a día.

En las aplicaciones para citas entre gays, los usuarios con frecuencia expresan su preferencia por hombres con apariencia masculina o que actúen como heterosexuales

"Los hombres gay no se dan cuenta de que si te dicen: 'No vayas a venir luciendo demasiado femenino', te están pidiendo que finjas ser otra persona con el fin de satisfacer sus preferencias sexuales", continúa Shy Charles. "Un gay una vez me dijo que no ir al gimnasio y no cortarme el cabello era un "desperdicio" —el hecho de que físicamente no me viera masculino era como era como perder mi tiempo. ¡Como si mi principal objetivo en la vida fuera ser atractivo para gente como él y sólo necesitara orientación! Como si mi aspecto fuera algún tipo de accidente".

Algunos gays no sólo se sienten con derecho de vigilar la apariencia de queers o gays, también lo hacen cuando se trata de mujeres, en particular con las mujeres que están en los medios de comunicación. Si bien las mujeres en los medios de comunicación no tienen que ser sexualmente atractivas para los gays, existe una expectativa generalizada de que deben lucir glamorosas, bellas e "icónicas" —una mujer perfecta irreal e idealizada.

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Entre los hombres gay blancos, el que idolatren a artistas de color como Beyoncé, en conjunto con lo que ven en el programa de televisión Drag Race de RuPaul, puede producir estereotipos insoportables de mujeres negras. En Push the Button, un noche gay de música pop en Londres, los gays blancos asistieron a la fiesta anual de las Spice Girls luciendo pelucas afro, haciendo un supuesto homenaje a Mel B.

Las mujeres negras se enfrentan a una doble discriminación dentro de la sociedad blanca y patriarcal; la fusión informal de la experiencia de un gay blanco con la de las mujeres negras es apropiación, no solidaridad. Las mujeres trans se enfrentan a opresiones complejas similares —al igual que las mujeres cisgénero de color—y a menudo se les rebaja a estereotipos mediáticos.

De hecho, los hombres gay cisgénero le deben muchas de sus libertades a las mujeres trans; fueron las mujeres trans quienes lideraron los disturbios de Stonewall en 1969. Sin embargo, los hombres gay (junto con lesbianas y bisexuales cisgénero) tienen una historia con altibajos cuando se trata de solidaridad política con las personas trans, y las mujeres trans en particular. La principal organización benéfica británica de la comunidad LGBT Stonewall, nombre que adquirió debido a los disturbios, no había participado oficialmente con cuestiones trans hasta este mes de febrero —16 años después de su fundación. Está claro que la mayoría de las organizaciones han aprendido de los errores del pasado y se han comprometido a proceder mejor en cuanto a temas relacionadas con trans. Pero una reciente petición en línea que dice: "eliminen la T" de "LGBT", sirve para indicar que la transfobia persiste en la comunidad gay.

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Con el fin de incluir de verdad a las mujeres trans en su política, los gays (de hecho, todas las personas LGB cisgénero) necesitan identificar dónde es que la comunidad los está ignorando o fallándoles. Sin embargo, el estar abierto a esta crítica es mucho más difícil de lograr que la nota de "aceptación" que parecen tener los medios de comunicación. Por ejemplo, a pesar de que la portada de Caitlyn Jenner en Vanity Fair fue, sin duda, un parte aguas para la visibilidad de los trans, su gran presupuesto hizo de eso una representación superficial de una celebridad.

A todos nos afecta el patriarcado, pero en muchos contextos, los hombres gay son los que se encuentran en un posición más susceptible de ser arrastrados a conspirar con ésta.

La forma eficaz en que Jenner salió del clóset no refleja lo que la mayoría de las mujeres trans experimenta en su transición. La actriz y modelo trans Hari Nef señaló en una entrevista con The Coveteur que "La gente ve sólo ve la los trans como una fachada, por lo tanto, como algo no auténtico; la gente ve los cuerpos trans como 'falsos'. Incluso si estoy usando una camiseta holgada y pantalones de pijama, sigo recibiendo expresiones de burla o desagrado".

Es importante que la mirada de los gays en cuanto a Jenner y sus hermanas trans no tan famosas vaya más allá de la apreciación estética y se den cuenta de que los cuerpos femeninos no deben ser objeto de revisión, crítica o consumo. Para las mujeres trans, sus cuerpos son el escenario de una guerra cultural — y una que mata a un número creciente de personas.

Nick Adams, el director de programas de medios de comunicación en la Alinaza Gay y Lésbica contra la Difamación (GLAAD, por sus siglas en inglés), ha representado asuntos trans en los medios de comunicación estadunidenses durante 17 años. De hecho Nick es gay y trans. "Es imposible establecer una correlación del tipo científica entre el aumento de visibilidad de las mujeres trans en los medios de comunicación y el aumento del número de mujeres trans asesinadas en EUA.", afirma Adams, "pero tenemos que ser conscientes de que es posible. En 2015 hasta el momento, 20 mujeres o personas que no están conformes con su género han sido asesinados, una cifra mayor que en el año pasado".

Adams se mantiene optimista en cuanto el apoyo político que la comunidad gay masculina ha mostrado hacia las personas trans, señalando los hechos relevantes que se han logrado en los últimos años para la representación de los trans, y el creciente impacto de activismo y comunicación en línea. "Si nos fijamos en la reacción generalizada de enojo que hubo de la reciente película Stonewall de Roland Emmerich, que pone en primer plano a un hombre blanco gay cisgénero en la historia en lugar de a Martha P. Johnson, la vida real de la mujer trans de color —se puede ver que la comprensión de esto entre los hombre blancos gays está aumentando, lo cual es bueno".

Es bueno, pero para seguir avanzando siempre se debe examinar críticamente qué es lo que se puede mejorar. La homofobia no es hermana de la misoginia; es su hija. El patriarcado odia a los hombres gay porque sexualmente se comportan "como mujeres", odia al lesbianismo, porque las lesbianas son mujeres que "se niegan" a coger con hombres, y odia a las personas trans que dicen puras mentiras sobre sus supuestas verdades.

A todos nos afecta el patriarcado, pero en muchos contextos, los hombres gay son los que se encuentran en un posición más susceptible de ser arrastrados a conspirar con ésta. Las llamadas a tal conspiración son insidiosas y a menudo imperceptibles dentro de la masculinidad en sí. Por lo tanto, escuchar las voces y las quejas de las mujeres, gays afeminados y personas trans es crucial para todos los hombres gay. De lo contrario, pueden encontrar que un mundo en el que una liberación débil, lograda a expensas de los demás, es de hecho un mundo confuso y contradictorio —sin liberación real en lo absoluto.