Fotos: Trabajadoras sexuales de la Merced se visten de calaveras para recordar a sus muertas

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Violenta CDMX

Fotos: Trabajadoras sexuales de la Merced se visten de calaveras para recordar a sus muertas

Desde hace más de dos décadas que comenzaron a manifestarse no ha habido ningún avance positivo.

Desde la primera manifestación en la cual las trabajadoras sexuales recordaron a sus muertas, hace 22 años, a decir de Gloria, quien trabaja en la zona de La Merced, ella y sus colegas están olvidadas. Dice que desde hace más de dos décadas que comenzaron a manifestarse no ha habido ningún avance positivo: aún sufren riesgos al ejercer su oficio y sus derechos humanos no son tomados "al 100%", como los de cualquier ciudadano. Gloria declara esto ante micrófonos de diferentes medios de comunicación que siguieron la procesión de un centenar de trabajadoras sexuales desde la céntrica calle de Talavera hasta la calle de Las Cruces este viernes 28 de octubre. La gran mayoría ataviada de colores morado y negro —cromática que simboliza no a la violencia de género, cuando menos en México— marcharon, a diferencia de otros años, más contentas, organizadas, cada una con su mascara de Catrina, una calavera bien vestida y elegante, reivindicando a sus compañeras asesinadas o golpeadas, a decir de las trabajadoras en el lugar.

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Gloria recuerda como hace 22 años, en esta fecha, las trabajadoras sexuales se organizaron y realizaron la primera manifestación por sus compañeras víctimas de violencia durante el ejercicio de su trabajo. Cuenta que la represión policiaca era muy dura hacia ellas en ese momento, pero que aun así no dejaron de marchar, con lo que lograron hacer de este evento una tradición. Dicen estar en contra de la discriminación que sufren ellas, los transexuales y los transgénero que ejercen la prostitución, y recuerdan que todos en el mudo tienen los mismos derechos.

El frío desentona al ver a varias decenas de mujeres con ropa y vestidos ligeros, medias, y zapatos de tacón muy alto, dispuestas a participar en la manifestación. Ellas fueron reuniéndose poco a poco para arreglarse y participar; al ponerse una mascara se dejan retratar con mucha naturalidad.

La manifestación termina antes de lo previsto. El padre que oficiaría una misa no llegó al lugar. Las mujeres formadas deciden irse; están en la calle de Las Cruces, que desemboca a la de San Pablo, donde muchas de ellas trabajan. La calle fue adornada con flores, una gran ofrenda sobre la cual colocaron ropa y zapatos de ellas mismas para representar a sus compañeras que fueron agredidas. Ante el frío de la noche y después del anuncio de que el padre no llegaría, la marcha termina como empezó, rápida y ordenadamente.

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