Gabri Campillo: 16 años peleando para sobrevivir en un ring

FYI.

This story is over 5 years old.

deportes

Gabri Campillo: 16 años peleando para sobrevivir en un ring

Fue campeón del mundo y ahora prepara su retorno a la élite, ha vivido el triunfo y también robos sobre el ring. Pasamos un jornada de entrenamiento con él en su gimnasio.

De pequeño no se perdía los combates de boxeo en la tele con su padre. Se levantaba de madrugada para ver en acción a los que eran los grandes ídolos del momento. Era prácticamente un niño, pero el boxeo ya empezaba a correr por su venas. "Un poco lo he heredado", reconoce Gabriel Campillo. Quedamos con el que fuera campeón del mundo en 2009 en el campo del Rayo Vallecano. En los bajos, se encuentra la Federación de Boxeo, y allí acude a entrenar todas las mañana de 8 a 10. Luego por la tarde, le toca la parte física.

Publicidad

Cuando llegamos, se está colocando los vendajes de sus manos y está a punto de ponerse los guantes. Le saludamos, dejamos que el fotógrafo haga su trabajo y esperamos pacientes a que tras la ducha nos cuente cómo es eso de llevar 16 años subido en un ring, repartiendo y recibiendo golpes.

Vice: Tienes 36 años, cuando tú eras joven el boxeo no era precisamente el deporte de moda… ¿Cómo te dio por empezar a pelear?

Gabri Campillo: Hombre el 90% entonces era fútbol, un poco de baloncesto, quizá tenis. Pero el boxeo es verdad que era muy minoritario.

¿Con qué edad empiezas?

Más o menos con 17 años. Y con 20 ya empecé competir.

Además de los golpes, ¿qué recuerdos quedan de aquellas primeras peleas?

Pues mucho miedo, cuando te subes a un ring por primera vez no sabes lo que es. Y pasas mucho miedo, yo creo que lo sufrimos todos, aunque algunos no lo quieran reconocer. No sabes lo que te va a pasar allí arriba. Si te van a pegar una paliza, si te van a matar… Subes con mucho respeto.

Ese miedo, ¿se pierde con el tiempo?

Va pasando poquito a poco. O, bueno, se convierte en otra cosa. Siempre te queda ese algo dentro que pueden ser nervios, o la presión de cuando vas a hacer algo importante y no quieres fallar. En boxeo nos lo jugamos todo en muy poquito tiempo, todo el trabajo de tres meses en 40 minutos. Ahí sientes presión, pero miedo ya no hay.

Y tu primer título.

En amateur fue el Campeonato de Madrid. Debuté en el 2000 y ese mismo año lo gané. Fue una ilusión muy grande. En profesional, fue en Tenerife, el Campeonato de España, frente a Nelongo, un boxeador que fue muy bueno. Fue la pelea que me abrió el camino a cosas más grandes.

Publicidad

¿Cómo es el salto de amateur a profesional? Me lo imagino como algo duro cuando entran en juego el dinero, los intereses económicos…

Exacto, es el momento en el que descubres que el deporte que amas no es tan deporte como habías pensado, sino que es más negocio. Cuando empiezas a cobrar te das cuenta de que no es tan bonito todo, no es tan limpio. Cuando se pasa de deporte a negocio, te tienes que quedar con la parte positiva, que estás haciendo lo que te gusta.

Se llega a pensar en tirar la toalla.

En mi caso lo he pensado muchas veces, porque además de los golpes deportivos, los palos que te llevas son grandes. Hay mucha desilusión, se caen peleas, preparaciones que no sirven para nada, gente que te engaña, otros que se quieren aprovechar de ti. En ese sentido es complicado. Todos lo hemos pensado, pero esto es un deporte de luchadores y la gran mayoría seguimos.

Y cuando te han pasado cosas, como en Las Vegas, que los jueces barren para casa, ¿cómo se recupera uno?

Requiere un proceso que es más o menos largo depende de la persona. En mi caso me ayuda mucho mi mentalidad, pienso que lo mejor está siempre por venir. Y eso me ha ayudado mucho. Aunque el palo me lo llevo como todo el mundo, con este pensamiento en la cabeza, tiro para adelante.

Tu mejor recuerdo subido en un ring.

Algunas grandes peleas en las que me he sentido muy bien, he dado alguna lección de boxeo. Y cuando conseguí el Campeonato del Mundo es un recuerdo que irá conmigo hasta que me muera. A nivel personal es el haber visto plasmado todo mi trabajo en un ring de la manera que yo quería.

Publicidad

¿Cómo fue ese Campeonato del Mundo en Sunchales en 2009?

Fue una sorpresa, la verdad. Estaba entrenando aquí en Vallecas y nos llamaron del equipo de Garay. A mí me lo dijo mi preparador de entonces, Ricardo Atocha. Por entonces estaba peleando en el Supermedio, una categoría por debajo. La oferta económica era bastante pobre, pero la oportunidad era la que sueña cualquier boxeador. Así que la cogimos, subí de peso a Semipesado, me preparé a conciencia. Fui con esperanza e ilusión y dimos la campanada. Fue una de las sorpresas más grandes que se recuerdan en Argentina.

Y luego tocó la defensa.

Sí en Kazakstán frente a Shumenov y gané. Fue una pelea igualada pero ganamos y es algo difícil cuando la pelea es igualada y estás fuera de casa. Luego tuvimos algunos problemas con este boxeador, problemas legales, denuncias, no nos quería pagar la bolsa. Accedió a pagar a cambio de una revancha en territorio, en teoría, neutral, que fue en Las Vegas. Y en ese territorio neutral me hicieron uno de los robos más descarados que se recuerdan. Es curioso porque esta pelea fue declarada por un medio como "el robo del año". Fue a principios de 2010 y me quedé sin título. Luego fui como aspirante para recuperarlo a Texas, frente a Tavoris Cloud, en una de las que fue mis mejores peleas, o la mejor de mi carrera. Dimos una lección increíble de boxeo, una pelea muy estética. Pero dos jueces horribles nos dejaron sin lo que habíamos merecido. Luego han venido derrotas con Kovalev y Fonfara, que son top 5 a nivel mundial, y volví a resurgir en Washington, frente a Williams. Y la última gran oportunidad que he tenido fue frente a Beterviev, un ruso, y perdimos. Pero bueno, seguimos arriba, esperando a ver qué pasa.

Publicidad

¿Se puede ganar uno la vida con esto?

Yo he tenido la suerte, y en algunos momentos sí. Porque he tenido campeonatos del mundo y he peleado a un nivel muy alto. Pero en España no se puede ganar prácticamente nadie la vida con el boxeo. Está Kiko Martínez, que también es campeón y hace grandes peleas fuera, y alguno más.

Hay que trabajar de otra cosa.

Sí hay que currar, compaginar. Yo he hecho muchas cosas, empecé siendo jardinero, luego en el mundo de la noche, puertas de discotecas, etc.

¿Cómo te planteas el futuro? Cuando dejes de pelear, ¿qué?

Pues es lo que me estoy planteado ahora, vamos a ser realistas, me quedan dos o tres años como mucho. Quiero seguir vinculado con el boxeo, no tengo carrera universitaria, y esto es lo mejor y lo único que se hacer. Quizá como entrenador.

¿Por qué tiene mala fama el mundo del boxeo?

No puedo explicarme bien que ahora con la información que hay exista tanto oscurantismo con el mundo del boxeo. Hace unos años sí podía echarle la culpa a cosas como que el presidente de la Federación de Boxeo era el médico personal del Caudillo, pero ya ha pasado mucho tiempo de eso. Demasiado como para cargar con la mochila esa. Quizá es por la oferta y la demanda, la gente pide fútbol y los demás estamos apartados. Pero no me gusta quejarme, me adapto a lo que hay.

Cuándo no peleas, ¿qué haces?

Me gusta leer, libros de conspiraciones, estoy en internet, y paso tiempo con mi madre y con mis dos hijas.

Publicidad

Y, ¿música?

Rap, escucho mucho rap. Creo que es la música además que le pega al boxeo. Sobre todo rap de aquí, que son las letras que me llegan… Nach, Falsa Alarma, ZPU. Sobre todo estos tres.