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Cultură

Fantasmas de la selva

Y asesinan a cabrones genocidas.

Hasta los soldados más jóvenes como An No, saben manejar cuernos de chivo. A lo largo de los últimos 63 años, Myanmar (ex Birmania) ha llevado a cabo un metódico programa de depuración étnica contra las minorías en el país, recurriendo a tácticas aterradoras como violaciones respaldadas por el estado y asesinatos masivos. En el este del país, en la frontera con Tailandia, este genocidio se ha convertido en una larga e interminable batalla entre el gobierno birmano y el pueblo karen. Tras décadas de enfrentamientos, el Ejército de Liberación Nacional Karen (ELNK) se ha convertido en el enemigo más temido del ejército birmano; algunos dicen que se trata de la fuerza guerrillera activa más eficiente del mundo. También es uno de los grupos insurgentes que Estados Unidos no considera una organización terrorista, quizá porque el ELNK es cien por ciento antidrogas y excepcionalmente talentoso al momento de volar los laboratorios de cristal operados por el gobierno, en medio de la selva (esos que proveen al continente asiático del grueso de sus metanfetaminas). Justo después de entrar a territorio karen, los soldados se amontonan en la parte trasera de una camioneta para revisar sus armas.  Por lo general no les gusta involucrarse con extranjeros, mucho menos con los que llevan cámaras, pero de alguna forma yo, un fotógrafo canadiense y curioso, logré insertarme en una de las divisiones de Fuerzas Especiales del ELNK. Reunirme con uno de los principales oficiales del ELNK, el coronel Ner Dah Mya, involucró mucho trabajo (incluyendo la ayuda de un sombrío mercenario). Después de una reunión muy tensa, el coronel me dio permiso de adentrarme en el territorio rebelde conocido como Kawthoolei. Un soldado camina bajo la lluvia en la entrada del pueblo de Maw Kee. Entrar a la región es particularmente estremecedor, ya que se trata de un campo de batalla en medio de la selva y tapizado de minas. Según el ejército tailandés, más de 70 por ciento de los 2,040 kilómetros de frontera están sembrados con explosivos. Estar consciente de que cada paso que das podría ser el último, es verdaderamente aterrador, pero cuando estás rodeado de personas que viven de matar todo lo que se mueva, a quienes se les conoce como "fantasmas de la selva", pronto aprendes a imitarlos y a actuar con tranquilidad. Dos jóvenes soldados matan el tiempo mientras esperan órdenes. La represión cultural en contra de los karen (entre otras cosas, su lengua no se imparte en las escuelas del gobierno) molesta tanto al ELNK, que sus miembros están dispuestos a tomar medidas drásticas para proteger su forma de vida. Pasan años en selvas infestadas de malaria, lejos de sus familias, y se enfrentan a la muerte todos los días. Un soldado fuma durante un descanso. Íbamos camino a una cascada que, según el coronel Ner Dah Mya, sólo ocho extranjeros han visto. Sí, fue así de específico. A pesar de un ritmo de vida extremo y dedicado, cuando no estaban ejecutando a escuadrones de la muerte birmanos, eran personas realmente divertidas. En los 14 días que pasé con el ELNK, entre las parrandas con aguardiente, ofensivas selváticas y caminatas épicas, me di cuenta que no son el típico ejército guerrillero moderno: hedonista e inmoral, que incendia pueblos. Son algo más humano. Por ejemplo, See Tu es el experto en explosivos pero también es el historiador y músico oficial. Casi se caga en los pantalones de la emoción cuando se enteró que yo venía del mismo país que su artista pop favorita de todos los tiempos: Shania Twain. Cuando le pregunté sobre su paliacate, Nah Na me dijo que no tenía idea de quién era Bob Marley. Lucky, uno de los fantasmas del ELNK, presume la obra de arte en su espalda. Hace dos años, cuando tenía 63, Thoo Goo decidió salir a luchar por la libertad de su pueblo. Pe Yat, el guardaespaldas personal de Bryan, lleva consigo un lanzagranadas en todo momento. See Tu y otros dos fantasmas hacen su ronda en una Land Cruiser.  Nah Na y sus tatuajes karen de buena suerte.