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Cultură

Preguntamos a varias personas sobre la última vez que fingieron un orgasmo

En general se finge mucho y son muchas las veces que los hombres salen de un dormitorio pavoneándose de su hazaña y las mujeres poniendo los ojos en blanco.

El sexo ocasional no es tan genial como todo el mundo dice. A ver, está bien para mí, por ejemplo, como hombre, porque presto tan poca atención a mis propios defectos que prefiero pasar 20 minutos sudando en silencio con una desconocida que tener la impertinencia de preguntarle qué es lo que le gusta hacer en la cama. Esto, invariablemente, conduce al summum de la vergüenza en el sexo: el orgasmo fingido.

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Un estudio estadounidense, citado con mucha frecuencia como referente,reveló que el 78 por ciento de los hombres encuestados llegaron al orgasmo en su último encuentro ocasional, cifra que contrasta enormemente con el 42 por ciento en el caso de las mujeres. Esto quiere decir que en general se finge mucho y son muchas las veces que los hombres salen de un dormitorio pavoneándose de su hazaña y las mujeres poniendo los ojos en blanco. A la vista de estos resultados, decidimos hablar con hombres y mujeres sobre la última vez que fingieron un orgasmo.

"Me pareció el menor de los males"

Una vez fingí con una amigo porque quería acabar ya. Estábamos follando borrachos cuando de repente me dijo que me quería. Yo hice que no lo había oído para evitar hablar del tema. A continuación, fingí que me corría y que me quedaba dormida. Aunque seguimos siendo amigos, no hemos vuelto a hablar del asunto, supongo que porque dos semanas después conocí al chico con el que todavía estoy saliendo.

Los dos estábamos muy borrachos y pensé que, entre tener que decirle a mitad del polvo que no era más que una aventura y fingir que no lo había oído, este último era el menor de los males. Todavía me siento mal por haberlo hecho, aunque no creo que él se diera cuenta, y si lo hizo, no pareció preocuparle mucho.

— Mónica, 22 años

"No me di cuenta de lo mucho que los antidepresivos afectaban a mi vida sexual"

Un fin de semana me fui con mi chica a un concierto de One Direction. Llevábamos meses esperando ese momento. Nos llevamos varios juguetes sexuales; mi novia quería poner un poco de salsa a nuestra relación para que nos sintiéramos más unidos porque en aquel entonces yo sufría depresión y había estado apartándome de ella. No me di cuenta de lo mucho que los antidepresivos afectaban a mi vida sexual.

Fuimos al concierto y luego a tomar algo, volvimos a la habitación y conseguí que se me pusiera dura un minuto, lo justo para ponerme el condón y penetrarla. Luego se me puso semifláccida, pero continué unos cinco minutos más porque quería acabar. Cuando vi que estaba a punto de llegar al clímax, empecé a fingir gemidos y a respirar profundamente. Ambos gritamos. Ni siquiera creo que ella tuviera los ojos abiertos, pero grité, "¡Oh, me corro, me voy a correr!", y a continuación solté un prolongado gemido. Me quité rápidamente el condón y lo tiré a la papelera antes de que pudiera ver que estaba vacío.

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No sé si fue por los antidepresivos, el alcohol o la ansiedad, pero me he vuelto muy inseguro en la cama y los encuentros ocasionales me ponen nervioso. Hace poco lo he dejado con mi novia, pero no fue por este tema. Nuestra vida sexual se deterioró muy rápidamente y nos acabamos distanciando.

— Ryan, 19 años

"Mentalmente iba repasando los ingredientes para el curry que iba a preparar después"

Estaba haciéndolo con un chico con quien me veía desde los veinte años, y claramente él lo estaba disfrutando mucho más que yo, porque no paraba de decirme cosas como "Dios, eres increíble" cuando no hacíamos otra cosa que follar en la postura del misionero. Ahora lo veo de otro modo, pero antes pensaba que el sexo era un asunto muy serio y había que darlo todo, así que me puse a fingir todo tipo de sonidos. Pasamos a la postura a cuatro patas, lo cual me vino muy bien porque así podía ir mirando por la ventana.

Diez minutos después, estaba empezando a aburrirme y me había entrado hambre, así que era hora de ir acabando. Saqué de la chistera todo mi repertorio de frasecitas y respiraciones de actriz porno y conseguí hacerle creer que nos habíamos corrido juntos y que me había echado el polvo de mi vida, cuando mentalmente yo iba repasando los ingredientes para el curry que iba a preparar después; que si iba a necesitar cilantro o ya tenía en casa, porque claro, no hay un buen curry sin cilantro, ¿verdad?

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— Courtney, 26 años

"Me iba a dar un infarto, después de meterme coca durante horas"

Eran las cinco de la tarde y ya había conseguido camelarme a una chica invitándole a unas cuantas rayas. Unos diez segundos después de haber empezado a follar, me quedé sin aliento y pensé que me iba a dar un infarto, así que fingí un orgasmo y ella se quedó dormida.

Por un momento pensé en decirle a la chica: "Mira, no te voy a engañar, si sigo así me van a reventar el corazón y la polla, y no tengo tanta confianza contigo como para que me lleves al hospital", pero pensé que quizá sería peor y nos haría sentir mal a los dos, así que preferí optar por la farsa.

— Tomas, 28 años

"Después de más de una hora, ya ni me apetecía"

La última vez que fingí un orgasmo fue una noche, después de estar más de una hora dándole que te pego, sin parar. Al final ya me cansé, porque ni siquiera lo estaba disfrutando. Así que solté un gemido, agité un poco la pierna y me puse a dormir. Horrible, lo sé, pero necesitaba dormir y no quería herir sus sentimientos y que se comiera la cabeza con que no había conseguido acabar o cosas así. La gente da mucha importancia al orgasmo, pero eso es solo una parte. No sé si llegó a darse cuenta. Si lo hizo, nunca me dijo nada.

— Diego, 25 años

@williamwasteman

Traducción por Mario Abad.